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La UE se blinda ante la llegada de Libra, la criptomoneda de Facebook

El Ejecutivo comunitario prepara una propuesta legislativa y los estados europeos no permitirán su acceso al territorio europeo hasta que no se hayan evaluado los riesgos

Aún se desconocen las repercusiones de las criptomenda Dado RuvicREUTERS

Bruselas está dispuesta a poner coto a las criptomonedas. A pesar de que, desde hace unos años, muchas voces pedían al Ejecutivo comunitario una regulación específica para las denominadas monedas digitales, ha sido el anuncio de la puesta en marcha de Libra el que ha hecho saltar todas las alarmas en la capital comunitaria. Por primera vez, Bruselas considera que esta criptodivisa, un proyecto de la red social Facebook, puede convertirse un riego para la estabilidad financiera. Hasta el momento, al Gobierno de la UE no le habían suscitado demasiados desvelos a las monedas digitales ya que tan solamente un porcentaje poco representativo de bitcoins, las más populares, se cambian a euros.

Antes de actuar, Bruselas ha puesto en marcha una consulta con los actores implicados, cuyo plazo termina a finales del mes de marzo. Tras estudiar las respuestas, Bruselas ha prometido una nueva regulación, pero todavía se desconocen cuáles serán las medidas concretas. Lo único claro son los objetivos: proteger a los consumidores, no dañar la estabilidad financiera y luchar contra el posible blanqueo de dinero a través de los pagos con esta herramienta.

El Ejecutivo comunitario no está solo. Las capitales europeas también están preocupadas por esta iniciativa de consecuencias imprevisibles y prefieren calibrar los riesgos antes de dar pasos en falso. Ningún Gobierno europeo va a empezar a actuar por su cuenta aprovechando el vacío legal que existe actualmente y la habitual lentitud del renqueante proceso legislativo comunitario. «Ninguna estructura de stablecoins (criptomonedas respaldadas por divisas estándar) debe comenzar a operar en la UE hasta que no se resuelvan los problemas legales, reglamentarios y de supervisión, y mientras los riegos no hayan sido adecuadamente identificados y abordados», asegura una declaración de los entonces Veintiocho, el pasado mes de diciembre tras una reunión de los ministros de Economía y Finanzas de la UE. Mientras los países europeos miran con preocupación esta herramienta y analizan sus riesgos, se desconoce todavía cómo tratarán los reguladores del otro lado del Atlántico esta novedad cuyo lanzamiento está previsto este año.

Como forma de contrarrestar los posibles efectos de Libra, el Banco Central Europeo también ha anunciado la creación de su propia criptomoneda. El objetivo es abaratar las transacciones entre los diferentes países europeos en un mundo en el que cada vez se realizan menos pagos en efectivo y más ciudadanos recurren a operaciones transfronterizas. De momento, lo único que se conoce es que esta moneda virtual estará respaldada por el euro y mantendría a las entidades financieras dentro del sistema. Yves Mersch, vicepresidente del Consejo de Supervisión del BCE, considera que la Libra de Facebook supone «un riesgo sin precedentes para la estabilidad financiera, protección de los datos de la población y para la soberanía monetaria de los países que podría reducir el control del BCE sobre el euro».

Pero, ¿por qué Libra ha causado una reacción tan contundente y suscita tantos miedos? Muchos expertos mantienen que este proyecto de Facebook no puede considerarse una criptomoneda al uso debido a su potencial de acción y sus características técnicas. Las monedas virtuales se caracterizan por no estar controladas ni emitidas por ningún gobierno o institución, ser privadas e incluso anónimas, su valor depende de la confianza del usuario, funcionan mediante un sistema de encriptado y son de código abierto. Libra pretende ir mucho más allá y puede convertirse en una herramienta de uso masivo debido a su excepcional plataforma lanzadera: los más de 2.000 millones de usuarios de Facebook son sus clientes potenciales, nada que ver con el nivel de los usuarios de las criptomonedas conocidos hasta el momento. Según asegura la propia compañía en su estudio sobre Libra, «1.700 millones de adultos en el mundo están fuera del sistema financiero y no tienen acceso a un banco tradicional, a pesar de esto mil millones tienen un teléfono móvil, casi 500.000 acceso a internet». Estos datos hacen que muchos vean un posible gran impacto de este sistema en aquellos países en vías de desarrollo, aunque por el momento la preocupación es creciente en las autoridades reguladoras de todo el mundo. Shaktikamta Das, gobernador del Banco Central de la India defiende que las instituciones «nunca aceptaremos una divisa digital privada porque la emisión de moneda es una función soberana y debe hacerla el soberano».

Aunque el principal promotor de este proyecto es Facebook también participan un conglomerado de empresas entre las que se encuentran Uber, Visa y Martercard que actuarían como una especie de banco central alternativo, teóricamente sin ánimo de lucro y con sede en Ginebra (Suiza). Libra pretende que los usuarios compren por Internet o envíen dinero online aprovechando la propia plataforma de Facebook, incluida la aplicación de mensajes instantáneos WhatsApp. Todo ello sin comisiones, lo que le permite ser una herramienta extremadamente atractiva para un público muy amplio. Como forma de respetar la privacidad de los consumidores, Facebook promete que la tecnología criptográfica permitirá que los pagos no estén vinculados con la información depositada en esta red social, con el objetivo de que esto no sea aprovechado por los anunciantes y que no pueda repetirse ningún escándalo similar al de Cambridge Analytica. Libra actuará como una divisa convencional y podrá cambiarse por cualquier moneda.

Según Facebook, cualquier empresa podrá crear un monedero en el que almacenar esta moneda virtual y su propio servicio tendrá una filial denominada Calibra que formará parte de las aplicaciones de esta red social. Calibra estará asociada a vendedores autorizados que permitan a los usuarios cambiar dinero. Facebook también espera llegar a alianzas con negocios locales que permitirán que los consumidores carguen de manera directa Libras a su móvil. Esta criptomoneda operará, al igual que la monedas digitales convencionales como bitcoin, por la conocida como tecnología blockchain que permite almacenar datos de manera más segura que las bases tradicionales y sortear a los hackers informáticos. Facebook también justifica que la mayor seguridad que proporciona esta tecnología también permitirá luchar de manera más eficaz contra cualquier actividad ilegal.

Para el «think tank» Bruegel, con sede en Bruselas, el proyecto de Libra no sólo resulta inquietante por las preguntas sobre lavado de dinero, estabilidad financiera y la privacidad de los datos, sino que también surgen muchas dudas sobre la propia gestión monetaria de esta especie de banco central en la sombra, la Asociación Libra. gestionado por entidades privadas, supuestamente sin afán de lucro según sus promotores.

¿Hay algún precedente? Según escriben los investigadores de este «think tank», Julia Anderson y Francesco Papadia, Libra supone el alumbramiento de un nuevo sistema monetario, ya que implica la creación de una nueva moneda. La puesta en marcha de la Asociación Libra podría ser similar al de los «currency boards», un tipo de sistema monetario en el que el emisor equilibra sus pasivos mediante activos de divisa extranjera. Por ejemplo, la autoridad monetaria de Hong Kong emite su propia moneda –el dólar de Hong Kong– y posee dólares en su balanza de activos. De esta manera, Libra también estaría respaldada por depósitos bancarios y títulos de los estados.

Posibles shocks

Como cualquier otro sistema monetario, Libra no escaparía de posibles shocks desestabilizadores que requerirían acciones discrecionales por parte de la autoridad monetaria, pero tal y como recuerdan Anderson y Papadia, «al contrario que en el caso de una moneda tradicional, el emisor de Libra sería una asociación privada, no una autoridad monetaria con un mandato legal. Y Libra es un proyecto para conseguir lucro sin las herramientas que pueden asegurar estabilidad. Estas diferencias pueden tener consecuencias significativas para la moneda Libra, que la Asociación Libra apenas ha tratado por encima».

De esta forma, el proyecto promovido por Mark Zuckerberg, se vería en la tesitura de utilizar potenciales herramientas para equilibrar las fluctuaciones de esta moneda a costa de disminuir el dividendo de sus inversores. Los intereses financieros podrían ir muchas veces en contra de la estabilidad de la moneda y, por lo tanto, los intereses de los usuarios,

La falta de mecanismos legales para que Libra pueda convertirse en una moneda estable se acrecienta con el posible impacto global de una herramienta de estas características, con vocación de llegar a cualquiera que tenga un teléfono inteligente y quiera pagar menos comisiones. «Regular una divisa global como Libra requerirá una fuerte coordinación y una genuina aceptación de las normas. Crear un nuevo sistema monetario como Libra parece desproporcionado y una aproximación potencialmente ineficaz para conseguir un sistema de pago global, estable, barato y simple», concluyen Anderson y Papadia.

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