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Unión Europea

España presiona a la UE para una ayuda a fondo perdido

El Gobierno insiste en dinero común tras la debacle económica. Rechaza préstamos que engorden la deuda

Von der Leyen, al Reino Unido: "En el mundo de hoy, el tamaño importa"
Las banderas nacionales de los estados miembros de la Unión Europea ondean a la entrada del Parlamento EuropeoPATRICK SEEGEREFE

España queda a merced del auxilio europeo. Aunque el desplome de nuestra economía del 5,2% no ha sido un sorpresa en los pasillos comunitarios, la aguda recesión que se avecina ejerce aún más presión si cabe sobre la propuesta que realizará la semana que viene la presidenta del ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen: la puesta en marcha de un fondo de Reconstrucción que se nutra de los fondos del nuevo marco presupuestario 2021- 27, el Plan Marshall que reclama Pedro Sánchez. Una iniciativa sobre la que pesan más dudas que certezas ya que se desconoce su volumen, cuándo estará disponible, cómo se financiará, cuáles serán las prioridades y la combinación entre préstamos reembolsables y subvenciones a fondo perdido.

Mientras los países del norte abogan por la primera fórmula, los del sur prefieren la segunda y todo indica que la política alemana, según ella misma ya ha adelantado, se inclinará por una combinación salomónica que quizás no satisfaga a nadie y sea el preludio de nuevas batallas. España no deja escapar ninguna oportunidad para defender sus tesis. En el plan de Estabilidad enviado a Bruselas, el Ejecutivo vuelve mostrar su férrea oposición a cualquier ayuda que, a través de préstamos, suponga un mayor incremento de la deuda. «Es necesario establecer un Fondo de recuperación conjunto que cuente con un volumen de fondos vía transferencias adecuado a las necesidades de un shock tan profundo y que tenga en cuenta el impacto del COVID- 19 en cada Estado miembro», asegura.

Otro de los peligros es que, antes la negativa de los países del norte a incrementar sus aportaciones al presupuesto europeo y las reticencias a aumentar el techo de gasto, el apalancamiento de las partidas del marco presupuestario para poder movilizar dinero en los mercados financieros -a través de la emisión de bonos- no sea suficiente en la actual coyuntura. No es la primera vez que se utilizan este tipo de herramientas, ya que fue la fórmula elegida por el Plan Juncker, en un momento de gran liquidez en los mercados pero aversión al riesgo por parte del sector privado. Pero puede que ahora este aval público no sea suficiente si no existe dinero contante y sonante. Fuentes diplomáticas de los países del sur reconocen temer un cuento de la lechera que no cumpla las expectativas y de ahí las diferentes cifras que han circulado en los últimos días sobre el volumen de la ayuda: desde los 1,5 billones hasta los 2

Sobre la herramienta elegida, España recuerda en el documento que «la financiación de estos fondos debe articularse a través de emisiones conjuntas de deuda, para asegurar una recuperación en las mismas condiciones para todos, que no aumente las divergencias europeas» sin especificar si sigue manteniendo su apuesta de bonos perpetuos o apoyaría eventualmente bonos de plazos de maduración muy larga, la fórmula predilecta de la Comisión en borradores anteriores.

Otra de las inquietudes es cuándo llegará el dinero, lo que podría suceder a mediados de septiembre, según el comisario Paolo Gentiloni. Mientras tanto, España e Italia resisten a una posible petición de rescate gracias a la munición del BCE que les permite seguir financiándose en los mercados. Los Veintisiete han acordado poner a disposición una partida de 240.000 millones para todos los países europeos en préstamos ventajosos que sólo cubrirían el 2% del PIB de cada Estado. No habría condiciones en forma de recortes ni hombres de negro si el dinero es para el gasto sanitario y medidas de prevención. Holanda asegura que si no se cumple esta premisa, el país concernido deberá someterse a un rescate clásico con ajustes.