Turismo

El hotel donde no hay crisis en Canarias gracias al teletrabajo y los nómadas digitales

En medio de la incertidumbre turística y con una Semana Santa bajo mínimos, hay empresas que se reinventan. En Gran Canaria un hotel roza el lleno gracias a alemanes, ingleses, franceses y suizos convertidos en nómadas digitales

Klaus, alemán que antes del virus vivía entre Barcelona y Múnich, decidió trasladarse a Gran Canaria cuando se endurecieron las restricciones. Ahora paga 650 euros al mes por su apartamento en Playa del Inglés
Klaus, alemán que antes del virus vivía entre Barcelona y Múnich, decidió trasladarse a Gran Canaria cuando se endurecieron las restricciones. Ahora paga 650 euros al mes por su apartamento en Playa del InglésLaura de pabloLa Razón

Clientes haciendo fila en la recepción de un hotel para registrarse. Huéspedes que salen toalla en mano para ir a la piscina o para hacer ejercicio por los alrededores. Una imagen que recuerda más a una época precovid que a la del turismo en tiempos de pandemia. En el Hotel Playa del Sol, en Playa del Inglés, sorprende el movimiento de visitantes. Este apartahotel del sur grancanario parece vivir en una burbuja. En las inmediaciones aún hay comercios cerrados y negocios con persianas bajadas. Una quietud solo alterada por el espejismo momentáneo de los días de Semana Santa gracias al turismo local y a los pocos extranjeros que llegan estos días.

En la piscina encontramos a Klaus, un joven alemán dedicado a la atención de clientes. A caballo entre Múnich y Barcelona, trabaja en remoto desde hace años, pero decidió trasladarse a Gran Canaria en diciembre cuando la Ciudad Condal empezó a endurecer sus restricciones y le preocupaba vivir un nuevo confinamiento. «Conocía las islas porque había estado durante los carnavales. Además, mi estancia coincidió en aquel momento con el primer encierro en España. De una semana de vacaciones pasé a estar aquí tres meses». Ahora ha vuelto a repetir, pero de forma planeada. Paga por su estancia 650 euros al mes. Un apartamento en el que él mismo cocina y se hace la limpieza, pero donde está a 25º y cerca del mar.

«Trabajo por la mañana y por la tarde tengo tiempo libre para disfrutar de todo esto», dice mientras señala a la piscina donde hay varios «nómadas» más nadando y tomando el sol. Klaus explica que el hotel se ha ido adaptando a ellos, ha mejorado la red wifi e, incluso, ha instalado más lavadoras para atender la alta demanda. «Hay muy buen ambiente, a veces es como una granja escolar».

Confinarse en el paraíso

La experiencia con los nómadas digitales no es nueva para la dirección de este hotel. Otro de sus establecimientos en Fuerteventura, el Surfing Colors, ha hospedado durante largas temporadas a jóvenes que compaginaban su trabajo con su pasión por el surf. Miguel Fariña, responsable de ambos hoteles, nos cuenta que de esa idea surgió la campaña «Confínate en el paraíso», para intentar mantener las reservas que poco a poco se iban cancelando por efecto del coronavirus y las restricciones de movilidad. Alemanes, suizos, franceses, ingleses y hasta polacos son los «turistas» que ahora llenan sus habitaciones. «El teletrabajador no está vinculado a la touroperación tradicional, pero cada vez más hay una tendencia a su profesionalización», dice.

Shawn trabaja como consultor informático para una empresa con sedes en Londres y Estados Unidos
Shawn trabaja como consultor informático para una empresa con sedes en Londres y Estados UnidosLaura de Pablo

En otra parte del complejo, en la zona «chillout», encontramos a Pedro en un descanso. «Todo mi equipo sabe que estoy en Canarias. Además, sería imposible disimular este bronceado», se ríe mientras se remanga la sudadera para mostrar el tan deseado efecto del sol. Este financiero portugués reside habitualmente en Berlín, pero lleva años teletrabajando. Él es de los pocos que nos encontramos aquí a quien su empresa ayuda económicamente para pagar los gastos de internet, agua o luz.

Shawn es consultor informático y traductor. Trabaja para una empresa cuyas sedes están en Estados Unidos y Londres y lleva más de 10 años dedicado al teletrabajo. Reside normalmente en Barcelona y decidió trasladarse a Gran Canaria por las mismas razones que Klaus. «Pensé, si tengo que estar confinado, que sea al sol, con piscina y playa cerca. Vine con la intención de estar un mes y acabo de ampliarlo por otro más. No tengo ni idea de cuándo me iré, es algo que voy decidiendo sobre la marcha».

Sin gastos extra en el último año de pandemia, ni viajes, ni cenas, Shawn asegura que gracias a eso se puede permitir este tipo de alquiler vacacional. En su empresa saben que teletrabaja, pero no desde dónde. Es algo que prefiere guardarse para sí mismo. «En las videollamadas todos usamos un fondo de pantalla de la oficina porque resulta más profesional, pero por supuesto que he cogido llamadas desde la piscina». De esta experiencia destaca la posibilidad de socializar en tiempos de coronavirus. «Hemos creado un sentido de comunidad, como cuando estás en casa y bajas al bar y saludas a la gente que habitualmente ves ahí y te tomas el café en el mismo sitio. Pues aquí pasa algo parecido». Los escépticos del teletrabajo creen que es fácil confundir trabajar con estar de vacaciones, pero él lo tiene claro: es imprescindible la disciplina. «Si no haces bien tu trabajo, terminarán despidiéndote», asegura.

Ayuda del turismo local

Las dos patronales hoteleras canarias Ashotel y FEHT coinciden en sus pronósticos: la ocupación media en las islas podría llegar hasta el 40% estos días de vacaciones gracias al visitante local. Señalan que la exigencia de pruebas PCR o test de antígenos, incluso para viajar entre islas, frenó las reservas y provocó numerosas cancelaciones, no sólo por el sobrecoste que supone para las familias, sino por la confusión que generó el que algunas islas estuvieran en distintos niveles de alerta covid. Esto, sumado al cierre perimetral en el resto de comunidades autónomas peninsulares y a las restricciones de los principales mercados emisores extranjeros ha golpeado al sector turístico canario, que ya solo piensa en recuperarse a partir del verano.

Los efectos se ven en los datos de ocupación. Según datos de Ashotel están habilitadas esta semana el 35,1% de las camas de sus establecimientos en Tenerife, y el 44,8% en La Palma; porcentaje que se incrementa en las islas menores de El Hierro y La Gomera. Por su parte, la FEHT señala que en la provincia de Las Palmas hay un 30% alojamientos abiertos y un 20% de ocupación media de esas instalaciones, que podría duplicarse en Semana Santa gracias al turista local. Se ha intentado todo para atraer a los huéspedes, incluso descuentos específicos para residentes y rebajas generales en los precios. Desde la irrupción de la pandemia del coronavirus, el coste de los alojamientos ha descendido entre un 30% y un 50%.

Por su parte, la Asociación Canaria de Agencias de Viajes y Touroperadores calcula que el porcentaje de turistas extranjeros alojados en los hoteles abiertos del archipiélago no llega ni al 50%, cuando en 2019 rondaba el 90% por estas fechas. Hay que recordar que en las islas hay 1.808 alojamientos hoteleros y extrahoteleros reglados, de los que, según cifras actualizadas a febrero de 2021 por el Instituto Canario de Estadística, hay apenas 577 abiertos actualmente. Además, el número de camas ofertadas en estos momentos en el archipiélago canario es de 146.428, de un total de 423.801. Es decir, únicamente una de cada tres camas. Pese a todo, Canarias fue la región con más pernoctaciones en alojamientos turísticos (hoteleros y extrahoteleros) en febrero, seguida de Madrid. Es el destino preferido, con 631.000 pernoctaciones (un 91,9% menos que en febrero de 2020), seguida de Madrid con 566.000 y de Andalucía (541.000).

La amplia gama de nómadas digitales

Expertos en «nomadismo digital» señalaron en un reciente webinar –seminario digital– organizado por Repeople que la apuesta no va por convertir al teletrabajador en un segmento «lowcost», sino en uno con auténtico valor añadido. La tendencia mundial es la deslocalización hacia lugares que encajen mejor con el estilo de vida de cada uno de ellos. A la hora de adaptar la oferta alojativa destacaron que hay varios tipos de trabajador a distancia: nómadas digitales, que viajan de manera intensiva; teletrabajadores, que suelen prolongar sus estancias por varios meses; nómadas corporativos, empleados de grandes empresas que han deslocalizado a su plantilla a raíz de la pandemia; familias nómadas, que se deslocalizan coincidiendo con los meses de vacaciones de sus hijos o los escolarizan en ese destino por un tiempo mayor; y los estudiantes nómadas, cuyos centros de formación han optado por un modelo virtual. «Ahora no sólo debemos poner un animador en la piscina, también debemos pensar en acoger otro tipo de eventos y contenidos, como puede ser una jornada sobre bitcoins. Las inquietudes cambian», afirma Nacho Rodríguez, organizador del webinar y fundador de Repeople. Nuevos conceptos que se abren: hoteles híbridos, espacios multifuncionales donde dormir, comer, trabajar y socializar, más sostenibles y conectados con el entorno. Como dijo el CEO de Cisco en España: «Antes el trabajo era el lugar al que ibas, ahora es la actividad que realizas».