Economía
Guerra Montero-Escrivá: las comparaciones son odiosas y la envidia un pecado «capital»
Decir que Madrid hace dumping fiscal es igual de falso que argumentar que el problema de Cuba es el bloqueo de EE UU
Dicen que la envidia es una especie de veneno que se origina en aquellas personas que no aceptan el éxito de los demás, hasta el punto de que más allá de buscar conseguir lo que otros tienen prefieren deleitarse viendo cómo lo pierden. No odian la riqueza, sino que envidian a los que son ricos. Pues bien, ahora que estamos disfrutando de las Olimpiadas, me pregunto qué ocurriría si en una carrera donde hay un claro favorito, uno de los atletas, que está en peor forma, pidiese a los jueces poner una mochila pesada al probable campeón porque en caso contrario la competición no estaría igualada. Seguro que nos llevaríamos las manos a la cabeza por lo insensato de la ocurrencia.
En esta línea, lo que algunos políticos están pidiendo es que se cargue sobre la espalda de todos los madrileños un impuesto por el hecho de disfrutar de las bondades que tiene vivir en la capital, entre ellas, mayores salarios, mejores empresas, infraestructuras, servicios y otros. Sin embargo, no es menos cierto que también existen perjuicios, no sólo porque el coste de la vida es mucho más elevado, sino por las horas perdidas en largos desplazamientos y atascos cada vez que hay que acudir al puesto de trabajo, al hospital o a cualquier sitio, entre otros. Y en esta línea, Madrid debería recibir una compensación por este tipo de externalidades negativas.
En España, la financiación autonómica es un juego de suma cero y, por tanto, prebendas aparte, lo que recibe de más una región lo pierde otras. Madrid es la región que más contribuye al PIB del país y la que mayor crecimiento está teniendo tras la pandemia y la más próspera, generando una recaudación tributaria superior a los 85.000 millones de euros de los que más del 75% los entrega al Estado para la financiación de otras regiones, es decir, que se queda con 2,5 de cada 10 euros recaudados, un buen indicador de solidaridad interregional.
Así pues, un hachazo fiscal a los madrileños, lejos de mejorar el bienestar del resto de españoles, y aparte de injusto, sólo sirve para ocultar la incompetencia de algunos gestores mediocres que dilapidan los recursos que reciben, haciéndose las víctimas para no asumir responsabilidades, en vez de optimizar su uso para ofrecer mejores servicios a los ciudadanos y no seguir endeudándolos ni saqueándolos a impuestos. y que son victimistas.
Decir que Madrid hace dumping fiscal es igual de falso que argumentar que el problema de Cuba es el bloqueo de EE UU después de 60 años de dictadura. Lo que realmente ocurre es que hay algunos talibanes fiscales con ideologías trasnochadas que no soportan cómo el modelo de Madrid les deja con las vergüenzas al aire y prefieren fastidiar a los madrileños, antes que dimitir o cambiar su modelo de gestión mejorando el bienestar de los suyos.
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