Factura de la luz

Los 4.000 clientes de la eléctrica de Colau pagan incluso más que en el mercado

El Gobierno de Aragón busca otra cesión de las dos hidroeléctricas que tiene paradas

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, con una mascarilla de la bandera republicana
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, con una mascarilla de la bandera republicanaDavid ZorrakinoEuropa Press

Una empresa energética pública no es sinónimo de bajos precios y buena gestión. Unidas Podemos defiende que si se contara con una eléctrica estatal, el precio de la luz estaría controlado y el mercado cambiaría a la baja. Pero, a tenor de ejemplos cercanos, esta afirmación –es más un deseo– no se cumple. Y el partido de Ione Belarra lo sabe muy bien porque uno de sus principales valores, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, fundó una empresa pública de gestión eléctrica, pero poco o nada ha conseguido. Por contra, se ha beneficiado de los altos precios del mercado, aunque no le ha servido ni para ser rentable ni para ganar clientes. La compañía Barcelona Energía aplica los mismos precios que tienen las privadas –y en algunos casos tienen picos en los que es incluso más cara–, por lo que no han logrado abaratamiento alguno en el recibo de sus clientes. Se defienden desde el Ayuntamiento en que tienen «las manos atadas por las actuales condiciones del mercado».

Colau la fundó en 2018 con la intención de ofrecer una alternativa eléctrica a las grandes compañías privadas «más barata, limpia y ecológica», pero tres años después no ha cumplido ninguno de estos objetivos. Tiene menos de 4.000 clientes y sus beneficios solo han empezado a mejorar gracias a la subida exponencial de precio de la luz en el mercado mayorista.

Otro ejemplo fallido se ha producido en Aragón. En 2019, dos centrales aragonesas pasaron a control autonómico tras terminar la concesión a Endesa. Sin embargo, dos años después, nada se sabe de ellas. Se mantienen paradas, sin servicio operativo y con un coste de mantenimiento muy alto sin generar ningún beneficio. El Gobierno aragonés no se plantea la opción de la empresa pública por los enormes costes que le podría generar, por lo que ya busca una salida para ellas en el sector privado a través de la firma de una nueva concesión temporal, mientras busca una solución a largo plazo. Acciona sería la empresa adjudicataria.

Existen más ejemplos de gestión pública de recursos energéticos con distintas consecuencias, como Emasesa, la empresa municipal de abastecimiento de agua de Sevilla que gestiona varias centrales hidroeléctricas. No hay datos sobre su influencia en el mercado eléctrico, pero sí en el del agua. Los sevillanos pagan una de las aguas más caras de España. Pero es en la gestión comercial municipal donde se han desarrollado más entidades. A la de Barcelona de Colau hay que sumar la del Ayuntamiento de Cádiz, cuyos vecinos no han notado una bajada notable en el precio de su factura. Por contra, las localidades oscenses de Panticosa y Hoz de Jaca fundaron sociedades públicas para gestionar la energía a precio de coste de centrales revertidas de sus términos municipales tras firmar un convenio con la Confederación Hidrográfica del Ebro. El Consistorio de Hospitalet de Llobregat estudia la implantación de un proyecto de autoconsumo de energía a través de renovables.