Banca
CaixaBank acelera su plan de reestructuración de plantilla y la fusión tecnológica definitiva con Bankia
4.500 empleados dejarán la entidad hasta el mes de marzo, el 70% de las salidas pactadas con los sindicatos. También echarán el cierre 1.200 oficinas
CaixaBank pisa el acelerador a la mayor reestructuración interna de su centenaria historia, que debe culminar con la salida, en un inminente primer capítulo del ERE pactado con los sindicatos, de 1.200 trabajadores, para dejar paso al resto hasta alcanzar el cupo máximo de 6.452 bajas durante el año que viene -4.500 hasta marzo, alrededor del 70% de las salidas previstas-. El plan también contempla el cierre durante los próximos cinco meses de 1.200 oficinas de las 1.500 que deberían ser clausuradas hasta la finalización del objetivo firmado.
Durante la rueda de prensa posterior a la presentación de resultados, el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, confirmó que la cifra “es inamovible”, por lo que los cerca de 2.000 trabajadores de más que habían solicitado dejar la entidad tendrán que quedarse o pedir una baja voluntaria. “Es una situación que estamos gestionando, pero estos empleados no podrán salir”. También confirmó que durante el cuarto trimestre del año se producirá la última fase de la fusión con Bankia, la que corresponde a la integración tecnológica, que se llevará a cabo el próximo 12 de noviembre. A partir de ese día se modificarán los números de cuenta (IBAN) de los clientes procedentes de Bankia y todos los usuarios operarán con la misma plataforma tecnológica.
Por otro lado, Gortázar ha negado que la entidad haya entrado en un proceso de desinversiones, ya que éstas dependerán “de las condiciones del mercado” y que respondan únicamente a “un punto de vista estratégico”, pero sí admitió que centrarán todos sus esfuerzos en la actividad bancaria en España y Portugal. Justificó así la futura salida del grupo de Erste Group Bank, donde controla un 9,92% del capital. “Nuestra salida no responde a una decisión negativa sobre el Erste, sino una decisión más estratégica que comenzamos hace ya unos cuantos años de concentrar nuestra actividad bancaria” en la Península. “La salida de Erste se hará cuando veamos y consideremos que el mercado nos permite obtener un valor adecuado por esa inversión”.
El banquero admitió que es la misma situación que habían decidido con el Banco de Fomento de Angola (BFA), pero que de momento siguen manteniendo por los “buenos resultados financieros, lo que no ha dado la ocasión de ejecutarla”, defendió. En cuanto a la participación en Telefónica, el directivo descartó “absolutamente” enajenarla, apuntando que no rige la misma estrategia al no ser entidad financiera y por la “relación muy estrecha” con la operadora, tanto en el crédito al consumo o el negocio de renting. “No tenemos ninguna intención de desprendernos de nueva participación”, zanjó.
Ante la insistencia de los medios recordó que la estrategia del grupo se adoptó cuando se abordaron inversiones minoritarias en “buenos bancos”, como Imbursa en México, en Hong Kong o BPI. En este último incluso se cambió de estrategia y se decidió tomar el control. “Si estamos en un banco debemos gestionar y si no, no debemos estar”, resumió.
Respecto a la operación entre Grupo Mutua y El Corte Inglés, destacó su apoyo a esta alianza porque podría “beneficiarnos por la mayor capacidad de venta de productos que tendrá SegurCaixa Adeslas, que comparten con la aseguradora”.
CaixaBank ha presentado los resultados de los nueve primeros meses del año, en los que obtuvo un beneficio neto de 4.801 millones de euros, casi siete veces más que en el mismo período de 2020 debido a los impactos extraordinarios asociados a la fusión con Bankia y a la mejoría de la actividad comercial. Estos impactos no recurrentes, que elevan el beneficio del banco en 2.779 millones, incluyen una aportación contable de 4.300 millones del fondo negativo de comercio y el coste neto de 1.521 millones del ERE para más de 6.000 empleados pactado con los sindicatos y otros gastos asociados a la integración. Sin estos extraordinarios, el beneficio ajustado de CaixaBank se situó en 2.022 millones, casi tres veces más que en el ejercicio anterior, que estuvo afectado por las elevadas provisiones para afrontar la pandemia de coronavirus
Pese a estos beneficios récord, los mercados no reaccionaron en la misma dirección y a media sesión cedía en la sesión bursátil ya por encima del 3%. Los analistas resaltan que estos resultados “están por debajo de las estimaciones”, aunque las verdad4eras dudas han surgido por la presión que siguen ejerciendo los márgenes, que ha sido compensada “sólo parcialmente por el aumento en comisiones”. Pese a que los datos son buenos en calidad crediticia y capital, los expertos destacan que el principal impulsor -aunque no el único, evidentemente- del beneficio ha sido la bajada de las provisiones -de 616 millones-.
La entidad tiene previsto presentar el próximo año su nuevo plan estratégico, una vez culminada la integración con Bankia
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