Energía

El precio de la bombona de butano se dispara casi un 5%, hasta los 16,92 euros

El incremento se aplicará a partir de este martes. Es el sexto consecutivo y equivale a ocho céntimos

Imagen de un depósito de bombonas de butano
Imagen de un depósito de bombonas de butanoJesus G. FeriaLa Razón

El precio de la energía de los pobres, el gas butano, sigue subiendo como la espuma y deja a los hogares más vulnerables a merced del frío. El precio máximo de la bombona de butano de 12,5 kilogramos, la más tradicional, se incrementará un 4,96% a partir de este martes 16 de noviembre, hasta los 16,92 euros, según una resolución publicada este lunes en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Este incremento, el sexto consecutivo, equivale a ocho céntimos en esta nueva revisión y se debe al fuerte ascenso de las cotizaciones de la materia prima (+20,59%) a lo que hay que añadir la depreciación del euro frente al dólar (-0,94%) y compensado en parte por la bajada de los fletes (-2,07%). No obstante, según han informado a Europa Press en fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el incremento en el precio máximo se ha visto atenuado gracias al límite de variación superior del 5%. De no existir dicho límite el precio sin impuestos de la botella se habría incrementado un 13,45%.

El precio máximo de venta de los gases licuados del petróleo envasados (GLP) en envases de entre 8 y 20 kilogramos (la tradicional bombona de butano) no se encuentra liberalizado. Su valor se revisa bimensualmente el tercer martes del mes, por Resolución de la Dirección General de Política Energética y Minas, de acuerdo a la metodología establecida por la normativa vigente.

La revisión bimensual del precio se calcula en función del coste de la materia prima (propano y butano) en los mercados internacionales, así como del coste de los fletes (transporte) y la evolución del tipo de cambio euro-dólar. Por otra parte, dicha revisión del precio, al alza o a la baja, está limitada al 5%, acumulándose el exceso o defecto de precio para su aplicación en posteriores revisiones.

El gas licuado de petróleo (GLP) envasado es una mezcla de hidrocarburos, principalmente compuesta de butano, que sirve como alternativa al gas natural para su consumo energético en envases a presión, especialmente en poblaciones o núcleos urbanos sin conexión a la red de gas natural, como por ejemplo la Cañada Real. Tal y como ha denunciado en repetidas ocasiones Fundación Madrina, el gas butano es la energía a la que recurren los hogares con menos recursos y no está cubierta por los descuentos del bono social térmico.

El precio de la bombona se ha disparado un 35% desde enero de 2020, pasando de 13,37 euros a los 16,13 euros de septiembre de 2021. Estas cifras pueden ir a peor con la previsión de que sus precios suban hasta un 100%. «El Gobierno no responde. Tiene que haber una escapatoria para estas familias», que como la de Cristina y Norma ya se encuentran al borde del abismo, reclamó Conrado Giménez, presidente de Fundación Madrina, en declaraciones a LA RAZÓN.

Actualmente, se consumen 68 millones de envases de GLP de distintas capacidades, de los cuales 53 millones se encuentran sujetos al precio máximo regulado (el 78%). Se trata de un combustible en retroceso: desde 2009 a 2018 el consumo total de GLP envasado ha descendido un 20%.

También se ha publicado en el BOE el nuevo precio máximo de la parte variable del precio del gas licuado de petróleo (GLP) por canalización que sube desde mañana un 3,4%. Esta subida se debe al aumento, respecto al mes anterior, de las cotizaciones internacionales del butano (+11,1%) y del propano (+1,7%). Los fletes también contribuyeron al ascenso, al crecer un 11,9%.

Aumento ineficaz del bono térmico

El Gobierno aprobó el pasado 26 de octubre un incremento del bono social térmico, una ayuda directa con cargo a los Presupuestos Generales del Estado destinada a cubrir costes de calefacción, cocina y agua caliente sanitaria. Así, la ayuda directa del bono térmico se traducirá en un cheque que tendrá un importe mayor en las zonas frías que en las cálidas, con el mínimo de 35 euros y un máximo de 124 euros. Atendiendo al número de beneficiarios, la cantidad media será de 90 euros por consumidor vulnerable beneficiario. No obstante, esta ayuda extra está destinada a cubrir las necesidades de calefacción de los consumidores vulnerables que ya se acogen al llamado bono social térmico, por lo que deja excluidos a aquellos hogares vulnerables que ni siquiera cuenta con acceso a luz y calefacción.