Bélgica abre el camino

¿Está preparada España para la jornada laboral de cuatro días?

Muchas empresas permiten ya la acumular 10 horas en 4 días mientras los sindicatos piden reducir a 32 horas el trabajo semanal

En solo 8 años deberíamos estar trabajando 15 horas a la semana. Esa fue la predicción que realizó en 1930 el economista John Maynard Keynes, quien en su ensayo «Posibilidades económicas para nuestros nietos» aseguró que los avances tecnológicos permitirían a la humanidad reducir drásticamente el tiempo de trabajo en un siglo. Sin embargo, y pese a unos avances que Keynes no podía ni imaginar y que han permitido que una jornada laboral media de 1970 se complete hoy en apenas una hora y media, trabajamos 40 horas semanales (37,5 horas los empleados públicos).

La jornada laboral de 4 días a la semana aprobada por Bélgica ha reabierto un debate, el del tiempo de trabajo, que va más allá de la acumulación de la las horas semanales en menos días, permitiendo fines de semana más extensos a costa de un mayor esfuerzo los días de trabajo.

En realidad, Bélgica ha aprobado lo que ya existe en España: la concentración de horas hasta un máximo de 10 al día. La diferencia es que, en el caso de Bélgica, la posibilidad de acumular 45 horas una semana en vez de las 38 legales para librar un día más la siguiente queda a discreción exclusiva del trabajador y es la empresa la que tiene que justificar por qué no lo acepta.

En España, es el artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores el que regula la modificación sustancial de las condiciones de Trabajo, que establece que esta concentración de horas debe ser negociada. Así, la jornada semanal puede distribuirse también en cuatro días semanales siempre que cuente con el beneplácito de los sindicatos y los empresarios. Si no se pacta nada en el convenio, es potestad del empresario determinar los días que se trabaja, siempre que se respete el calendario de festivos (14 días al año) y el descanso semanal. En virtud de esa posibilidad, se han realizado varios proyectos piloto en España con resultados divergentes.

Por un lado, en sectores altamente especializados vinculados al mundo tecnológico, la experiencia ha resultado positiva. La firma de software jienense Delsol, pionera en implantar la semana de 4 días desde enero de 2020, decidió blindar esta fórmula por convenio tras disparar su productividad un 20% y reducir el absentismo de sus por entonces 181 empleados un 30%.

Delsol, fundada en 1993 y con 57.000 clientes, ajustó el cómputo de horas semanales trabajadas, de las 40 horas anteriores, a 36 horas en horario de invierno concentrados de lunes a jueves, y 28 horas semanales en horario de verano. Un año después, la plantilla creció un 6% hasta los 193 trabajadores.

La Comunidad Valenciana pretendía lanzar un proyecto piloto para extender la semana de 4 días, pero el informe encargado sobre el impacto a la Universidad de Valencia dejaba varias incógnitas sobre su utilidad. El documento «La reducción de la Jornada Laboral. Aportaciones para el debate» desvelaba que, aunque viable, la aplicación es más que compleja por el reducido tamaño de las empresas de la región (más del 95% tienen menos de 10 trabajadores), la negativa empresarial ante la posible pérdida de productividad y el miedo de los sindicatos a que la medida contribuya a aumentar la precariedad del empleo.

De hecho, los propios sindicatos consideran pernicioso este debate y apuestan por una reducción real de las horas de trabajo de las 40 a las 32 semanales. ¿En qué se basan? En la predicción de Keynes, pero también en los datos objetivos.

En 1930 un español dedicaba una media de 55,9 años (109.564 horas) al trabajo a lo largo de su vida, en 2012, destinaba 40,9 años (68.875 horas), quince años menos. De este modo, si en 1930 cada española pasaba un 20,1% de su vida en el ámbito laboral, en 2012 este tiempo se redujo a un 9,6%.

Asimismo, entre 1930 y 2012, el tiempo anual dedicado al trabajo se ha reducido en un 12%, si bien a lo largo del ciclo vital, éste ha disminuido en un 37% durante el periodo señalado. Desde 2012, los avances tecnológicos se han disparado.

Además, los sindicatos defienden que hay capacidad para hacerlo sin reducir los salarios ya que hay un 47% de horas extras que no son retribuidas en nuestro país. «Si no hubiera horas extras, España produciría 180.000 puestos de trabajo adicionales», recuerda UGT. Su secretario general, Pepe Álvarez, recordaba esta semana que «hoy fabricar un coche es 30 veces menos de ocupación de los trabajadores que hace 15 años». ·Hay que ir a la semana de 32 hora».

CC OO coincide: «Esta medida (la de Bélgica) no favorece la conciliación y puede tener un impacto muy negativo para la salud de los trabajadores» . De hecho, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera que el exceso de trabajo genera pérdidas equivalentes al 3% del PIB global.

El caso islandés

Entre 2015 y 2019, 2.800 islandeses (el 1% de la fuerza laboral del país) redujeron las horas de trabajo de 40 a 35 horas semanales sin reducción de salario. Se obtuvieron resultados sorprendentes, con una mayor productividad y bienestar para los trabajadores. En 2019, se trabajaron 36,2 horas semanales en la UE. Rumanía tuvo la semana laboral más larga (40,5 horas). Países Bajos tuvo la más corta, 29,3 horas semanales.