Energía

Brufau asegura que el petróleo y el gas seguirán teniendo un peso relevante los próximos treinta años

El presidente de Repsol asegura que la necesaria descarbonización debe avanzar con un modelo híbrido que se apoye en los hidrocarburos

El presidente de Repsol, Antonio Brufau, interviene durante la Junta General de Accionistas de Repsol
El presidente de Repsol, Antonio Brufau, interviene durante la Junta General de Accionistas de RepsolA. Pérez MecaEuropa Press

Antonio Brufau considera que la transición energética es tanto un reto como una necesidad para la sociedad en el que Repsol está implicado por compromiso y porque no deja de representar también una oportunidad de negocio. Pero el presidente de la compañía considera también que, siendo necesario, este cambio hacia un modelo energético menos contaminante no se puede hacer de cualquier manera. La estrategia, a su parecer, debe pasar por “un modelo híbrido” que no deje de lado a los hidrocarburos para poder hacerlo de una forma económicamente sostenible.

Y es que, según ha defendido hoy Brufau durante la junta de accionistas de Repsol, la descarbonización “lleva tiempo y tiene costes”. Concretamente, 275 billones de dólares hasta 2050, según ha asegurado. “El ciudadano debe saber qué es la prima verde, que producir de forma descarbonizada tiene un precio”, ha afirmado el presidente de Repsol, que ha insistido en que hay que acometer el proceso “con inteligencia” y de forma “pragmática”, con menos ideología y “calibrando el coste real de lo que estamos haciendo”.

Brufau ha asegurado que fiar por completo la transición energética a las renovables, las “energías desobedientes”, como las ha calificado por su dependencia de la naturaleza; es un riesgo muy costoso. Según ha explicado, los costes de mitigar esa desobediencia son “muy elevados” y los tendría que pagar la sociedad. Y, por ello, considera que los combustibles fósiles y otras energías como la nuclear deben seguir prestando apoyo en situaciones de intermitencia de las renovables, lo que hará los hidrocarburos vayan a seguir siendo muy importantes al menos los próximos 30 años, aunque su uso se vaya a ir reduciendo de forma progresiva. “Si alguien cree que en los próximos años el petróleo y el gas no tendrán un peso relevante, se equivoca. Son necesarios para el crecimiento”, ha asegurado Brufau.

Coche eléctrico

Abundando en sus argumentos a favor de una estrategia híbrida, Brufau ha añadido que la electrificación “no llegará a muchos sitios. Y será costosa”. En este punto, el presidente de Repsol ha vuelto a criticar la intención de la Comisión Europea de prohibir la venta de vehículos de combustión a partir de 2035. Una decisión que ha considerado “un error” porque provoca que “nadie invierta en tecnología y que nadie se cambie el coche, por lo que se consume más”, además de contribuir a una mayor segmentación de la población en función de la renta. Hablando de la UE, y como hizo hace unos días, Brufau también ha vuelto a criticar que Europa prohíba el “fracking” para la extracción de gas o petróleo y, sin embargo, compre GNL a EE UU obtenido mediante este sistema. “¿Dónde está la consistencia? ¿Qué bien le hacemos al planeta?”, se ha preguntado antes de preguntarse también por qué no se facilita la utilización de esta técnica en el continente cuando se podría disponer de “un gas sin tener que comprarlo a terceros”. “No sé por qué razones no queremos entrar en esta mecánica”, ha agregado.

En la junta de hoy también ha intervenido el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz. Tras hacer un breve repaso de la situación macroeconómica mundial y del sector y de las cuentas del año 2021 de la compañía, Imaz ha asegurado que la remuneración total al accionista estará en2022 “claramente por encima del euro por acción” y recuperará los niveles prepandemia, por lo que ha considerado que la política retributiva de la entidad “se encuentra entre las más atractivas de la Bolsa española” y del sector.

Respecto a la ayuda adicional de 10 céntimos por litro a los carburantes que ofrece Repsol al margen de los 20 céntimos que paga el Estado, Imaz ha asegurado que, aunque ha obligado a la compañía a minimizar los márgenes, es una “política social” que la compañía se puede permitir gracias a los beneficios que le proporcionan otros negocios.