Consumo
Un minicrédito a dos meses cuesta 128 más que un préstamo al consumo y 46 veces más que una tarjeta de crédito
Pedir 300 euros a devolver en dos meses a través de un minicrédito cuesta 72,80 euros en intereses, frente a los 2,16 euros de una tarjeta de crédito. La TAE media de los minicréditos se sitúa en el 3.350%
Lo que en principio se presenta como una solución sencilla para conseguir dinero rápido, se puede convertir en un problema financiero a largo plazo. Y es que los minicréditos siguen siendo uno de los productos más costosos del mercado de la financiación. Asufin advierte de que los nuevos minicréditos con un plazo de dos meses es una modalidad que, si bien se acerca a la de un préstamo personal, presenta una TAE media del 838%, lo que supone un coste 46 veces superior al de una tarjeta de crédito y hasta 128 veces más que la media de los préstamos al consumo.
Así lo refleja el III Barómetro Asufin, que constata que los minicréditos siguen siendo uno de los productos más costosos del mercado de la financiación, con una media de precios TAE (que incluye todos los gastos asociados a la operación) del 3.350%, ligeramente por debajo del 3.436% de la edición de 2021 debido a que ha dejado de operar en España Kredito 24. Destaca Préstamo 10 por superar el 4.000% TAE, frente a los más económicos como Wandoo, Cashper y Vivus, que aún así superan el 2.600% TAE.
El plazo medio de los minicréditos ha subido en casi 10 días en un año, hasta los 46,7 días de media, mientras que el plazo mínimo que ofrece la media del sector se ha elevado a 15 días, frente a los 6 días de hace un año, por la ampliación de plazos de operadores que solo comercializan a plazos de 60-62 días, cuando en 2021 este no superaba los 30 días.
La cantidad máxima que arroja la media del sector se sitúa en 827 euros, 57 euros más que en el año 2021, y cinco operadores ya ofrecen minicréditos de más de 1.000 euros.
Como novedad, destaca la irrupción del nuevo plazo de dos meses (60 a 62 días) y que Moneyman, además permite fraccionar, con una primera cuota a los 30 días, y el resto, a vencimiento. Esta modalidad, que se acerca a de un préstamo convencional, sigue resultando muy cara: la TAE media de los tres operadores que ofrecen el nuevo producto (Fiesta Crédito, Moneyman y Vivus), del 838,00%, es 46 veces más cara que la de una tarjeta de crédito (18,2%) y hasta 128 veces más que la media de los préstamos al consumo, en el 6,55%.
Esto supone que pedir 300 euros a devolver en dos meses a través de un minicrédito cuesta 72,80 euros en intereses, frente a los 2,16 euros de una tarjeta de crédito.
Por ello, Asufin ha alertado que se trata de “un producto de riesgo importante para los consumidores”, tanto por su elevado tipo de interés como por dirigirse en especial a un perfil de consumidor que atraviesa dificultades económicas y que no consigue financiación por vías tradicionales, incluso a personas que tienen registrados impagos en Asnef.
Asimismo, la asociación de usuarios financieros ha puesto el foco en los minicréditos de plazos superreducidos. En plazos de devolución a 7 días para operaciones de 50 euros, ha encontrado una TAE media que supera el 70.300%,mientras que para el minicrédito a un solo día (pensado para adelantos de nómina) el coste de la TAE puede dispararse hasta 17 dígitos.
Tendencias en el mercado
Asufin también ha alertado de que la comercialización de minicréditos se está centrando en intermediarios, lo que genera “mayor opacidad para el inversor, en productos ya de por sí poco transparentes”. Además, ha apuntado que el auge de webs de terceros como Money24, Crezu o minicredito24 muestra que las operaciones están copadas por empresas domiciliadas fuera de España, con la consecuente debilidad en el control de las mismas. “Con una subida de tipos en ciernes, el riesgo de que estos productos aumente su comercialización en colectivos excluidos de otras vías de financiación es más evidente y con ello un factor a vigilar”, ha señalado Asufin.
Con todo, Asufin observa dos tendencias en el mercado de los minicréditos. Por un lado, empresas que han modificado sus productos hacia la comercialización de préstamos a plazos más elevados, de dos meses, con lo que se aseguran un mayor cobro de intereses, dado que el plazo es mayor. Y el modelo clásico, que siguen la mayoría de las empresas, con plazos entre 7 y 30 días, con tipos de interés elevados y que se basan esencialmente en la repetición: ante problemas para cubrir el primer préstamo, se pide otro rápidamente para conseguir nuevos fondos.
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