Opinión

Menos producción agrícola y más costes

La subida de costes tendrá una gran incidencia a la hora de planificar la próxima campaña de siembras de cereales, cuya superficie podría reducirse

Varias personas trabajan con los ajos morados en la planta de envasado y tratamiento
Varias personas trabajan con los ajos morados en la planta de envasado y tratamientoRey SotolongoEuropa Press

El sector agrario de los Países Bajos está en pie de de guerra contra una serie de medidas de carácter medioambiental que pretende aplicar su Gobierno para reducir las emisiones de nitrógeno y amoniaco, lo que supondrá una fuerte bajada de la cabaña ganadera. Así, durante los últimos días ha habido cortes de carreteras y autopistas, desabastecimiento de productos de los supermercados y cadenas de distribución y también incidentes con las fuerzas del orden, que, en algún caso, llegaron a realizar disparos al aire.

Por cierto, que en este contexto no hay que olvidar que Frans Timmermans, el vicepresidente de la Comisión Europea y encargado de velar por el cumplimiento del Pacto Verde europeo y de la aplicación de la política medioambiental en la UE es el representante de este país en Bruselas. La situación tiene mala pinta y los próximos días serán decisivos, porque los ganaderos, sobre todo, dicen que lo que está en juego es su propia supervivencia.

Además de ese problema específico, los miembros del sector agrario de los Países Bajos comparten otro problema importante con sus colegas de otros Estados miembros de la UE, entre ellos los españoles: la subida de los costes de producción. En nuestro país, los agricultores están muy preocupados por los incrementos de los precios de los fertilizantes, del gasóleo y de la luz, por citar tan solo algunos.

Este factor va a tener una gran incidencia a la hora de planificar la próxima campaña de siembras de cereales, cuya superficie podría reducirse. Mientras tanto, los ganaderos también sufren los incrementos de costes por la subida de los piensos y ya han comenzado a adoptar medidas: reducir el número de animales que entran en las granjas, lo que va a dar lugar a un recorte de la cabaña y a que baje la producción de carnes y huevos en los próximos meses. Eso por no hablar de los mayores costes de producción que existen en la UE en comparación con los de países terceros, porque, aquí, las exigencias de todo tipo, incluidas las medioambientales, son mayores. Esta desventaja competitiva es otra de las grandes quejas del campo comunitario.