Macroeconomía

Pedro Sánchez endeuda a cada español con 6.350 euros desde que preside el Gobierno

La deuda ha crecido en 301.197 millones bajo su mandato. Si se tiene en cuenta solo a los 20 millones de trabajadores, la deuda per cápita es de 74.458 euros sobre el total de la deuda. Supera por primera vez el billón y medio y se aleja de su objetivo anual.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno
Pedro Sánchez, presidente del GobiernoDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

El agujero de las arcas públicas no tiene freno ni se ve límite en el corto plazo. Las administraciones públicas marcaron en septiembre el enésimo récord histórico de su deuda, que superó por vez primera una frontera jamás antes alcanzada, 1,504 billones de euros, lo que supone un aumento en términos relativos del 0,8% respecto al mes anterior, en una carrera de aceleración que nadie parece ser capaz de frenar. La reducción de los ingresos en las arcas públicas y el aumento de los gastos han provocado que los números rojos se hayan incrementado un 5%, o lo que es lo mismo, 76.818 millones más solo este año, según los datos publicados ayer por el Banco de España.

Unos números rojos que, si se amplía su arco estadístico, muestran unos resultados que asustan. Así, desde que Pedro Sánchez accedió por primera vez a la presidencia, en junio de 2018 –y tras dos legislaturas–, su Gobierno ha engordado la deuda española en 301.197 millones de euros –la pandemia y la guerra de Ucrania mediante–. Eso significa que, por cada jornada que ha pasado desde entonces (1.582 días), las arcas han sumado 190 millones al agujero público; que cada español ha subido sobre sus espaldas 6.350 euros; y que cada trabajador cotizante ha asumido 14.910 euros desde que Sánchez lleva las riendas del país. Sobre el global de la deuda, cada uno de los 47 millones de españoles debe 31.709 euros y cada cotizante 74.458. Además, el Ejecutivo ha duplicado el déficit estructural en más de 50.000 millones anuales y pactado saltarse el techo de gasto para 2023 en otros 15.000 millones pese a las peticiones de Bruselas, del BCE o del Banco de España para que modere la expansión de la deuda.

La Administración Central ha vuelto a ser la gran catalizadora de la deuda. Su saldo negativo se elevó a 1,32 billones, el 88,3% del total, con un incremento interanual del 6,8%. Su saldo se incrementó en 15.224 millones, un 1,1% frente al cierre del agosto, y engorda en 84.331 millones en comparación con septiembre del pasado año, cuando se situaba en casi 1,24 billones (+6,7%). Por su parte, el agujero de las Administraciones de la Seguridad Social se situó en 99.192 millones, una cantidad que prácticamente se ha estancado en el tercer trimestre –ocho millones más que en el mes anterior–, aunque el crecimiento interanual fue del 8%, 7.337 millones más frente a los 91.855 millones que tenía en septiembre del pasado año, al sumar los préstamos concedidos por el Estado a la Tesorería General de la Seguridad Social para financiar su desequilibrio presupuestario.

Respecto a las administraciones territoriales, la deuda de las comunidades autónomas creció hasta los 315.015 millones, un 0,9% más interanual –se elevó en 2.721 millones–, aunque bajó en su recuento mensual –1.060 millones menos que en agosto–, mientras que ayuntamientos y cabildos se situaron la suya en 22.369 millones, apenas un 0,1% más anual y un ligero descenso intermensual del 1,3%. Por tanto, la consolidación en el conjunto de las Administraciones Públicas –la deuda en poder de diferentes administraciones– aumentó un 4,6 % respecto al año anterior, hasta 307.961 millones. Por instrumentos, los valores representativos de deuda superaron los 1,31 billones, y los préstamos experimentaron una ligera caída por debajo de los 187.000 millones.

Pese a que la ratio de deuda pública sobre el PIB mantiene una curva descendente durante los ocho primeros meses de este año, parece haberse estabilizado en el 116% –apenas se ha reducido una décima en el último mes–, por lo que a la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, solo le quedan tres meses para cumplir con su propio objetivo de déficit para este año, que situó en el 115,2%, según estableció en el Plan de Estabilidad remitido a Bruselas a finales de abril, y que plantea el progresivo descenso a lo largo de los próximos cuatro ejercicios hasta situarse en el 109,7% en 2025. Por tanto, aunque la deuda es 5,9 puntos inferior a la registrada en el tercer trimestre de 2021, cuando ascendió a 121,9% del PIB, solo se ha rebajado gracias al efecto que la inflación tiene sobre esta magnitud macroeconómica, no al ajuste del Gobierno en el gasto público, cuyo importe es un 5% mayor.