Energía

España, la California de la fiebre por los gases verdes

Con 11.000 kilómetros de gasoductos, tiene uno de los mayores potenciales de Europa. El biometano cubriría el 45% de la demanda en pocos años con 65.000 empleos en la España vaciada. El hidrógeno verde, el futuro, necesita más renovables

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InfografíaTania Nieto

España es la nueva tierra dorada de los gases renovables. La California de la fiebre del oro pero en el biometano y el hidrógeno verde. Aunque ya no hay miles de caravanas trayendo mineros y sus familias, todo el mundo se apunta a este «filón por explotar», aseguran los expertos, limpio, barato, que se extiende por toda la geografía española –la rural incluida– y, sobre, todo autóctono 100%. Ya no se podrá decir jamás eso de que España no dispone de recursos energéticos propios al margen del sol, el aire y el agua. De hecho, según Sedigás y la Asociación Española del Hidrógeno, España dispone de una de las mayores «minas» de Europa, un potencial que se encuentra también entre los mayores del mundo. De hecho, España es uno de los diez primeros países del mundo en patentes de hidrógeno, con un crecimiento anual de estas tecnologías del 5% durante la última década, según el último informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE) y la Oficina Europea de Patentes (OEP).

El hidrógeno verde es quizá, la más mediática de ambas tecnologías, la que ha unido a Francia, Portugal. España y ahora Alemania en un proyecto que recorrerá media Península desde Huelva a Galicia y todo el corredor cantábrico hasta emular al Ebro y llegar a Cataluña, en este caso a Barcelona desde donde conectaría por el hidroducto H2Med a Marsella y luego, vía Francia, a Alemania. Todo para garantizar la independencia energética o al menos algo más de ella, al Viejo Continente. ¿En qué consiste esta alquímica piedra filosofal que pronto podría llevarnos en avión de Madrid a Nueva York en menos horas y sin emisiones, siempre que Airbus alcance su compromiso de disponer de tres aeronaves propulsadas por hidrógeno en 2035?

Hidrógeno verde en España
Hidrógeno verde en EspañaTania Nieto

El hidrógeno verde no contamina nunca. Se produce por electrolisis, que separa el oxígeno del hidrógeno en la molécula de agua aplicando energía eléctrica. Si esa electricidad tiene origen renovable es hidrógeno verde. Si, como pretende Francia, se utiliza energía nuclear, se trataría de hidrógeno «limpio», ya que la nuclear no emite CO2. En cualquier caso, el hidrógeno verde o limpio solo emite oxígeno que enriquece la atmósfera, utiliza agua y energía eléctrica y logra un hidrógeno de mayor pureza.

Con Europa a la cabeza del hidrógeno, seguida de Japón y Estados Unidos, el crecimiento en el ritmo de patentes de España ha sido superior a Alemania (4,2%), Países Bajos (4,4%) e Italia (2,6%), y solo se ha visto superado por Francia, en el que estas tecnologías aumentaron un 5,7% anual. La electrólisis ha sido la principal forma de producción de hidrógeno en España, una técnica cuyo uso ha aumentado un 16% desde 2011. Ya hay camiones de hidrógeno y dos modelos a la venta en España de Hyundai y Toyota con 700 kilómetros de autonomía capaces de cargarse en cinco minutos y con cero emisiones. A finales del pasado año, la cúpula del gigante danés de cargueros portaconedores Maersk acordaba directamente con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, convertir a España en una de sus polos de repostaje de metanol verde y crear un ecosistema de hidrógeno verde junto a las administraciones, universidades y otros socios con una inversión de unos 10.000 millones que podría generar 85.000 empleos. ¿Pero es ya el hidrógeno verde rentable?

El problema son los costes de generación ligados al precio de la electricidad. La apuesta es que cuando el excedente de renovables sea suficiente, el hidrógeno verde será competitivo. Este rango debería de oscilar entre los 2,5 a 3 céntimos el kWh, según el presidente de la Asociación Española del Hidrógeno, Javier Brey.

La otra cuestión es la red. Los gasoductos actuales de gas natural solo pueden admitir un 30% de hidrógeno, mezclado con el gas natural. Esto reduce las emisiones de CO2 y las importaciones de gas. Sin embargo, solo permite quemar el gas y no recuperar el hidrógeno para otro uso, lo ideal. Por tanto, habrá que cambiar gradualmente la red para aprovechar todo el potencial con los consiguientes costes añadidos. Europa dispone ya de unos 4.200 kilómetros de hidroductos. La European Hidrogen Backbone (EHB) diseñada por las gestoras europeas de la red gasista –entre ellas Enagás, que gestiona 11.000 kilómetros de gasoductos con seis conexiones internacionales (dos con África, dos con Portugal y dos con Francia) apuestan por 53.000 kilómetros de tubería que atravesará 20 países europeos para 2040 con un coste de entre 80.000 y 143.000 millones de euros. El 60% se destinará a la reutilización de la red actual y un 40% serán tuberías completamente nuevas.

Todo para cumplir con el objetivo europeo de producir 10 millones de toneladas de producción nacional de hidrógeno renovable y de 10 millones de toneladas de importaciones para 2030 y asegurarse la independencia energética de los combustibles fósiles rusos que, según la Comisión Europa, «se utilizan como arma económica y política y cuestan a los contribuyentes europeos casi 100 000 millones de euros al año». Para ese 2030, España prevé una capacidad instalada de 4 gigavatios por electrólisis y avances en la industria y la movilidad.

Biometano en España
Biometano en EspañaTania Nieto

Sin embargo, el menos mediático biometano es para la mayoría de expertos una realidad hoy que España debe explotar sin dilación. Para empezar, porque España tiene el tercer mayor potencial de Europa para extraer gas verde de los residuos agrícolas, ganaderos y urbanos, y podría generar el 45% de la demanda de gas con recursos propios, más de un tercio de apetito energético nacional. Para ello sería necesaria una inversión de 40.500 millones de euros, buena parte de los cuales saldrían de los fondos europeos, para levantar 2.326 plantas, la inmensa mayoría de ellas situadas en la denominada España vaciada. En todo este proceso se generaría medio millón de empleos en toda la cadena de valor y 62.000 asociados al funcionamiento de las plantas y su mantenimiento, según los cálculos de la Asociación Española del Gas (Sedigas). Sin embargo, España está a la cola de Europa.