Economía
Chile, estancado por culpa del sectarismo ideológico
En los últimos cinco años la renta per capita descontada la inflación apenas se ha incrementado un 1%, en un país que era una de las economías más vibrantes y pujantes de la región
Durante el último lustro, la renta per cápita de los chilenos –descontando la inflación– apenas se ha incrementado en un 1%. Un inquietante estancamiento de la que, hace dos décadas, era una de las economías más vibrantes y pujantes de la región. Sin embargo, durante estos últimos cinco años, los políticos del país no han estado debatiendo sobre las causas de fondo detrás del marchitamiento del llamado «milagro económico chileno», sino que han estado ocupados en participar en un debate constituyente que, en el mejor de los casos, era estéril y, en el peor, un salto institucional al vacío.
Fue en 2019 cuando la izquierda chilena se levantó en armas para exigir iniciar un proceso constituyente que permitiera reemplazar la Carta Magna de 1980 con el argumento de que había sido redactada y aprobada por el régimen de Pinochet. En realidad, ese texto había sido sometido desde entonces a más de 70 enmiendas y, muy en especial, lo fue durante el año 2005, bajo la presidencia del socialdemócrata Ricardo Lagos. Tales fueron los cambios introducidos en aquel entonces que el propio Lagos manifestó que «Chile cuenta desde ahora con una Constitución que ya no nos divide, sino que es un piso institucional compartido, desde el cual podemos continuar avanzando por el camino del perfeccionamiento de nuestra democracia».
Pero, como decimos, el revanchismo de la izquierda, y su obsesión por contar con una nueva constitución mucho más laxa que la actual a la hora de expandir el poder del Estado sobre la sociedad, la llevaron a incendiar las calles para lograr que el presidente de centro-derecha Sebastián Piñera iniciara el deseado proceso constituyente. Desde entonces, se han sometido a plebiscitos dos proyectos de nueva constitución: uno en 2022 redactado mayoritariamente por la izquierda y otro este pasado domingo redactado por una parte de la derecha. En ambos casos, la reforma ha sido rechazada por la mayoría de los ciudadanos, de modo que el Gobierno de Chile ha decidido, por fin, dar carpetazo al proceso constituyente: cinco años perdidos por puro sectarismo ideológico. Es hora de ocuparse de los verdaderos problemas del país.