Movilidad

El coche eléctrico, cortocircuitado por la falta de puntos de recarga

La escasez de postes lastra su desarrollo en España. El año 2022 se cerró con sólo 18.000 de los 45.000 con los que deberían contar las carreteras del país.

Las principales marcas han bajado su producción
Punto de carga para coches eléctricos en la calleCristina BejaranoLa Razón

La falta de infraestructura de puntos de recarga está lastrando el desarrollo de la movilidad eléctrica en España, que se encuentra en la cola de Europa en lo que respecta tanto a la cantidad de coches eléctricos matriculados como en postes para poder recargar las baterías de los automóviles que utilicen únicamente motores eléctricos. Dentro de la Unión Europea, España se encuentra en el vagón de cola tanto en lo que se refiere a la electrificación, donde sólo supera a Hungría y a la República Checa, como a la antigüedad del parque automovilístico al que, con 14 años de vejez, solo supera Grecia.

El primero de los problemas de la automoción en España, el de la poca aceptación que por el momento tienen en nuestro mercado los coches electrificados, se pone de manifiesto al analizar las ventas de este tipo de vehículos que se han producido durante el pasado mes de marzo y el acumulado del primer trimestre. Las matriculaciones de vehículos electrificados, clasificación en la que se incluyen tanto los eléctricos como los híbridos enchufables, comprendiendo turismos, cuadriciclos, vehículos comerciales e industriales y autobuses; lograron el pasado mes un notable incremento porcentual respecto al mismo mes del año pasado. Subieron un 70,4%, hasta llegar a las 11.690 unidades. Aunque mejora los resultados del año anterior, todavía el volumen de ventas únicamente representa el 10% del total del mercado. Una cifra que, a pesar del fuerte incremento del mercado general que se acercó a las 115.000 unidades, se mantiene en una cuota muy inferior a la media de Europa.

Y ello en un momento en que la implantación de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en los 149 municipios que hay en España con más de 50.000 habitantes debería haber disparado las ventas de los automóviles con etiqueta Cero, que permiten la circulación en estas zonas restringidas. Pero no ha sido así. Las ventas de vehículos eléctricos puros, aunque aumentaron un 63,1% en marzo, al contabilizar 5.684 unidades, sólo han representa el 4,83% de la cuota de mercado en el mes. En el conjunto del año, las ventas de estos vehículos suman 13.878 unidades, un 62,7% más que en el mismo periodo del año anterior, pero la cuota del acumulado del año sigue siendo muy pobre, por debajo del cinco por ciento, concretamente el 4,95%.

Híbridos

Más aceptación tienen los híbridos enchufables (phev) gracias a su doble motorización, eléctrica y de combustión, que les permite circular en modo eléctrico con una autonomía de alrededor de medio centenar de kilómetros por cada carga, pero que aportan la ventaja de que cuando se termina el modo eléctrico, pueden seguir funcionando con el motor de combustión interna. Con ello, el conductor medio puede circular a diario con electricidad y sólo utilizar los combustibles sólidos cuando tiene que hacer algún desplazamiento más largo. Y el hecho de disfrutar asimismo de etiqueta Cero les hacen muy atractivos para su utilización en las grandes ciudades. En marzo, las ventas de vehículos híbridos enchufables crecieron un 78%, alcanzando las 6.006 unidades, que representan un 5,17% de la cuota de mercado del mes. En el conjunto del primer trimestre, las ventas de estos vehículos suman 14.953 unidades, es decir, un 41,5 más que en el mismo periodo de 2022 y su cuota del acumulado asciende al 5,33%.

Una tercera categoría es la de los llamados híbridos recargables, que sólo tienen etiqueta Eco. Funcionan con motores de combustión, pero tienen una batería adicional de 48v. que les ayuda en las aceleraciones y en las maniobras a baja velocidad, lo que favorece la disminución del consumo y, por tanto, también reduce en parte las emisiones de gases a la atmósfera. Una tecnología utilizada en casi todos los modelos de Toyota, que ha sido la marca líder en el periodo. Estos híbridos medios (mhev) aumentaron sus ventas un 74,3% en marzo y alcanzaron las 29.199 unidades matriculadas, lo que ya representa una cifra importante de cuota de mercado, concretamente el 25,11%. En el acumulado del año, las ventas de estos vehículos suman 73.143 unidades, un 53,8% más que en el mismo periodo del año anterior y la cuota del total del año es de 26,08%.

Preocupación

Las cifras tan reducidas de ventas de eléctricos en nuestro país preocupa seriamente a todos los empresarios del sector, que han apostado claramente por este tipo de motorizaciones como lo demuestra que las principales plantas productores de automóviles en España tienen cadenas de montaje de las que salen modelos totalmente electrificados. Los fabricantes han hecho los deberes mandados por al UE, como lo demuestra el hecho de que el comprador se encuentra con una oferta en el mercado que supera los doscientos modelos.

Pero la otra parte del compromiso, la que obligaba al Gobierno a dotar a España de una red de cargadores suficiente como para cubrir las necesidades de la población, no se está cumpliendo y ello provoca que el comprador no se decida a adquirir un coche de cero emisiones. La situación es preocupante dada la escasa infraestructura de recarga con la que cuenta España y, a su vez, con la baja penetración de vehículos electrificados en comparación con otros países europeos. En 2022, España tenía que haber cerrado con 45.000 puntos de recarga públicos pero la cifra fue menor, ya que apenas se lograron instalar 18.128. Y de esta cantidad, 10.327 están situados en vías urbanas y únicamente 7.801 en carreteras donde son necesarios para recargar durante los viajes. Para hacerse una idea de la situación, España está a menos de la mitad de la red de la que dispone Portugal en relación a su población y parque automovilístico.

Por otra parte, de los cargadores en funcionamiento, tan sólo un 21% tienen una potencia de más de 22kw para permitir una carga rápida. Y es que la mayoría de los cargadores de gran potencia han sido instalados por las mismas marcas de automóviles a través de su red de concesionarios. En cualquier caso, los poco más de dieciocho mil cargadores son una cifra insuficiente para lograr los objetivos marcados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que establecen que para 2030 tiene que haber 5 millones de vehículos eléctricos circulando por las carreteras de España. Una cantidad de coches que necesitaría, para asegurar su normal funcionamiento, al menos 340.000 puntos de recarga públicos, según consta en los estudios.

Para tratar de paliar esta situación de desabastecimiento, el Gobierno publicó recientemente una Orden Ministerial TED/1009/2022 que establecía que un millar de estaciones de servicio han de instalar puntos de recarga. Así, las estaciones de servicio con ventas superiores a los 10 millones de litros de gasolinas y gasóleos en 2019 deberán instalar al menos un punto de recarga de 150 kW. Además, las estaciones de servicio con ventas superiores a cinco millones de litros de gasolinas y gasóleos en 2019 tendrán que instalar al menos un punto de recarga superior a 50 kW. Pero la posibilidad de instalar estos puntos choca de frente con una burocracia que retrasa continuamente a instalación de estos postes de energía. Fuentes empresariales indican que desde que se presenta el proyecto de instalación de un cargador potente hasta que se conceden todos los permisos pasan no menos de nueve meses. Y después hay que contar con que la compañía eléctrica pueda suministrar la energía suficiente para su funcionamiento ya que se está dando la circunstancia de encontrar en los puntos de recarga con postes que aun no han podido recibir la corriente eléctrica necesaria para su funcionamiento.