Consumo

La dehesa de Extremadura certifica 15.000 cerdos ibéricos en la campaña 2024-2025

Cada cerdo de bellota necesita entre dos y cuatro hectáreas que les garanticen suficientes recursos naturales de la dehesa para crecer sin la necesidad de alimentación suplementaria

Dehesa de Extremadura
Dehesa de ExtremaduraD.O.P. Dehesa de ExtremaduraD.O.P. Dehesa de Extremadura

Extremadura, la gran desconocida. Esta comunidad situada en el suroeste de España y fronteriza con Portugal suele pasar desapercibida ante los ojos de muchos españoles y extranjeros pese a los innumerables tesoros que alberga como la emblemática dehesa extremeña.

La dehesa de Extremadura, con casi un millón de hectáreas, constituye un "paraíso ecológico" al tener uno de los ecosistemas mejor conservados de Europa. En esta conviven diversas especies ganaderas como la oveja merina, la vaca retinta y, como no, el cerdo ibérico. Este último campa a sus anchas por este bosque lleno de encinas y flora autóctona durante meses, comiendo kilos y kilos de bellotas; crianza que acaba dando origen a jamones y paletas amparados por la Denominación de Origen Protegida Dehesa de Extremadura.

La D.O.P. Dehesa de Extremadura -compuesta por 38 industrias certificadas que trabajan con más de 280 ganaderías- ha certificado cerca de 15.000 cerdos en la presente campaña, animales que cría en más de 60.000 hectáreas controladas. Estos mamíferos se pasan meses en montanera y, en función de su alimentación, pueden certificarse como cerdo de bellota o de cebo de campo.

Los de bellota llegan a esta extensión de terreno con un peso de entre 92 y 115 kilos y en su estancia se alimentan de bellotas y hierba. Cada animal necesita entre dos y cuatro hectáreas que les garanticen suficientes recursos naturales de la dehesa para crecer sin la necesidad de alimentación suplementaria. Además tiene que haber pasado una estancia mínima en la dehesa de 60 días y tener una edad mínima de sacrificio de 14 meses. Los jamones y paletas que se obtienen de estos cerdos son 100% ibéricos y tienen una vitola negra -anillo de papel- que certifica que han sido criados en libertad y alimentados exclusivamente con bellota durante la montanera.

En cambio, los de cebo de campo son aquellos cerdos que, además de aprovechar los recursos y pastos naturales de la dehesa, también se alimentan de piensos -de cereales y leguminosas- y deben tener una estancia mínima en campo de 90 días hasta el momento del sacrificio. "La vitola blanca identifica a los cerdos alimentados con piensos naturales en régimen de cebo, manteniendo siempre la pureza racial", señala esta denominación de origen.

Una vez se sacrifican, se inicia un largo proceso productivo que puede durar años hasta que el producto finalmente sale al mercado, lo que garantiza un "sabor único y textura inconfundible".

Cuatro tipo de precintos: negro, rojo, verde y blanco

Muchos jamones y paletas ibéricas en nuestro país tienen un precinto de la D.O.P. Dehesa de Extremadura, un sello que asegura a los consumidores que están comprando un producto que tiene su origen en las dehesas de las provincias de Cáceres y Badajoz y que cumple con ciertos estándares. Este anillo de papel puede ser de color negro, rojo o verde, lo que clasifica el producto.

Jamones D.O.P. Dehesa de Extremadura
Jamones D.O.P. Dehesa de ExtremaduraD.O.P. Dehesa de ExtremaduraD.O.P. Dehesa de Extremadura

El negro se coloca en los jamones y paletas de bellota 100% ibéricos, es decir, aquellos que provienen de cerdos de raza pura criados en libertad en la montanera y alimentados solo con bellotas. El precinto rojo identifica el jamón de bellota 75% ibérico que procede de cerdos con al menos un 50% de raza ibérica y criados en libertad. El verde corresponde a los jamones y paletas de cebo de campo ibéricos (del 50%), elaborados con cerdos criados en el campo y alimentados con piensos y recursos naturales de la dehesa.