Pensiones

Escrivá cuela una subida sorpresa de cotizaciones del 7% a los que más ganan

La reforma de las pensiones introduce tres tramos de cotización progresiva sobre las bases máximas, pero esta cuota no será contabilizada para la pensión de quienes la abonen

El Gobierno aprobó ayer en Consejo de Ministros extraordinario la última parte de la reforma de pensiones, que introduce un modelo dual para el cálculo de la pensión e incluye medidas para aumentar los ingresos del sistema, mejorar la suficiencia de las pensiones mínimas y reducir la brecha de género, que implica una nueva subida de las cotizaciones. La reforma, consensuada con la Comisión Europea y acordada con los sindicatos CC OO y UGT, pero dejando fuera a los empresarios, que se oponen a la «irresponsable» subida de las cotizaciones, mantiene hasta 2044 el periodo de cómputo en los 25 años vigentes, aunque también será posible optar por calcular la pensión con los últimos 29 años trabajados descartando los 2 años peores.

Con esta reforma, el Gobierno pretende mejorar los insuficientes ingresos de la Seguridad Social a través de tres vías: el fortalecimiento del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), la cuota de solidaridad y una subida de las bases máximas de cotización. Todo a base de incrementar las aportaciones de empresas y trabajadores.

Así, eleva la contribución al mecanismo del MEI hasta el 1,2%, que irá destinado a dotar el Fondo de Reserva, la llamada «hucha de las pensiones», cuya optimista previsión del ministro José Luis Escrivá alcanzará los 120.000 millones de euros a principio de la década de los 40. Para finales de esa década, el ministro calcula que esta cuota tendrá una aportación al PIB de algo más de 1 décima, mientras que la de la subida de las bases máximas se estima entre 4 o 5 décimas. En el caso del MEI, el cálculo de aportación al PIB será de otra décima.

La cuota de solidaridad –la cotización extraordinaria para la parte del salario que no cotiza para los que superan la base máxima de cotización– ha incorporado a última hora un elemento adicional de progresividad con tramos según el sueldo, algo que no estaba contemplado y que supone un esfuerzo adicional en las cotizaciones. De esta forma, no se aplicará por igual a todos los sueldos, sino que dependerá de la parte de salario que quede por encima de esa base máxima. La introducción de ese elemento de progresividad, no se contemplaba inicialmente, pero ha sido introducido a propuesta del PDeCAT.

A partir de 2025 se aplicará esta cuota de solidaridad del 0,92% a los salarios que vayan de la base máxima a un 10% superior -a partir de 54.000 euros-. El siguiente tramo, que irá desde el 10,1% de la base máxima hasta el 50%, contará con una cuota de solidaridad del 1% -hasta 60.000 euros-. Por último, el tramo de salarios con una base máxima por encima del 50% tendrá una cuota del 1,17% -a partir de 81.000-, según fuentes del Ministerio. En 2045, con la aplicación al completo del sistema, el primer tramo tendrá una cuota 5,5%, al segundo tramo se le aplicará un tipo del 6%, y al tercero, del 7%. Por tanto, más presión de la que se esperaba, ya que hasta ahora lo que se había consensuado es que arrancaría esa cuota en el 1% en 2025, para ir aumentando a un ritmo de 0,25 puntos por año hasta llegar al 6% en 2045 (5% a cargo de la empresa y 1% a cargo del trabajador). Más carga para empresas y trabajadores pero más ingresos para la Seguridad Social.

En cifras nominales, la franja más alta -es decir, los que acabarán pagando un 7% más- englobaría a quienes tengan salarios por encima de los 89.900 euros anuales. Éstos cambios introducidos "tendrán un impacto neutro en las previsiones de recaudación de este instrumento", reconocieron fuentes gubernamentales, al redistribuir la carga con este principio de progresividad, pero sí que supondrá una gran carga para los trabajadores que tengan que afrontarla y, además, no será contabilizada para la pensión de quienes la paguen.

No terminan aquí las novedades. Las pensiones mínimas contributivas que se encuentran por debajo del umbral de la pobreza y las no contributivas subirán un 2% extra anual cada año hasta 2027, que se añadirá a la subida que experimenten el resto de las pensiones, con el fin de que las más modestas ganen poder adquisitivo y se acerquen a los objetivos que para dicho ejercicio marca la reforma de pensiones. Las pensiones mínimas que están por encima del umbral de la pobreza y que son superiores a las pensiones con cónyuge a cargo subirán la mitad que las anteriores, es decir, un 1% anual añadido a la revalorización general.

También al límite de la campana, el Gobierno ha pactado con Bildu al margen del resto de sus socios parlamentarios el aumento de las pensiones de viudedad para equipararlas a las mínimas contributivas y la consolidación por ley del aumento del 15% de las pensiones no contributivas.