Vivienda
Esta es la alternativa de los jóvenes para poder emanciparse
Cada vez son más los solteros que deciden irse a vivir a un pueblo, un 44%, frente al 32% de hace un año
Emanciparse es todo un reto para los jóvenes en nuestro país, ya que el elevado precio de la vivienda y la precariedad laboral les atrapan en el hogar familiar. Pero, ¿qué alternativas tienen aquellos que quieren irse de casa? La zona rural se convierte en la esperanza de los más jóvenes, ya que más de la mitad de las personas que se van a trasladar a estas zonas tienen entre 18 y 34 años, tal y como muestra el último análisis del portal inmobiliario Fotocasa. Esta cifra se ha elevado considerablemente si lo comparamos con unos meses atrás, cuando este rango de edad suponía el 33%. En esta línea, la edad media de los demandantes de vivienda se ha reducido, pasando de los 41 años en agosto de 2022 a los 36 años actuales.
“Los altos precios de la vivienda y su encarecimiento continuado en el centro de las ciudades, van expulsando cada vez más a las rentas más bajas y los colectivos más vulnerables, entre los que se encuentran los jóvenes. Por ello, las zonas rurales son la esperanza de un volumen de jóvenes cada vez mayor, en las que el precio de la vivienda se ajusta a su situación económica y laboral", explica la directora de Estudios y portavoz de Fotocasa, María Matos. Pese a ello, Matos asevera que la mayoría de los jóvenes descartan algunas zonas debido a "la lejanía de los servicios esenciales o la mala comunicación con los núcleos más poblados, requisitos que consideran necesarios para poder establecer su residencia habitual y desenvolver su futuro”.
En lo que al género se refiere, el 53% de las mujeres van a mudarse a una zona rural, mientras que el 47% restante son hombres. No obstante, en agosto de 2022, el 59% eran hombres y sólo un 41% eran mujeres.
¿De qué comunidad provienen aquellos que se mudan a una zona rural? Dos de cada 10 personas proceden de Andalucía, el 13% de la Comunidad Valenciana, el 9% de Cataluña y otro 9% de Madrid. Asimismo el 59% de estos provienen de una ciudad con menos de 50.000 habitantes, frente al 53% de agosto de 2022.
En cuatro de cada 10 casos, el nivel socioeconómico es medio y un 21% tiene un perfil bajo, mientras que tan sólo un 37% de ellos se engloba en un perfil alto. Si nos centramos en los ingresos mensuales brutos de la unidad familiar, la mitad tiene unos ingresos de 2.000 euros o menos, mientras que el año pasado tan sólo eran el 37%.
Al igual que ocurría el año pasado, la mayoría de particulares que se van a trasladar a una zona rural están casados, son pareja de hecho o conviven en pareja (47%), una cifra ligeramente inferior a la de 2022 (56%). Por su parte, cada vez son más los solteros que deciden irse a vivir a un pueblo, un 44% frente al 32% en agosto de 2022.
En lo que respecta a la situación de convivencia, lo más frecuente entre quienes se trasladaban a un pueblo en agosto de 2022 era vivir con su pareja e hijos (32%) frente al 21% actual. Este cambio se debe a que en los últimos meses han aumentado los planes de irse a vivir a una zona rural entre las personas que todavía viven con sus padres (22% frente al 18 % de agosto de 2022) y de los que viven solos (21% frente al 15% de agosto de 2022). Por tanto, el perfil que se desprende ahora es el de personas jóvenes, con una situación económica más ajustada y que buscan una zona rural para independizarse.
Las personas que no quieren vivir en entornos rurales son aquellos más mayores (el 37% tiene 45 años o más), que residen mayoritariamente en capitales de provincia (37%), tienen un nivel socioeconómico alto o medio alto (47%), están casados (52%) y viven con su pareja e hijos (28%).
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