Opinión

La financiación "singular" de Cataluña: miente que algo queda

Los madrileños no están dispuestos a hacer más sacrificios en sus economías domésticas para que Pedro Sánchez pueda seguir disfrutando de las comodidades de la Moncloa en sus días de reflexión

María Jesús Montero durante una sesión de control al gobierno, en el Congreso.
La vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha ofrecido un pacto fiscal a la carta a CataluñaAlberto R. RoldánLa Razón

Han tenido que pasar las Elecciones Europeas para que nos enteremos de que Pedro Sánchez ya tiene prácticamente cerrado un acuerdo con el independentismo catalán sobre deuda y financiación. Pero que adultere los resultados de las urnas ocultando, mintiendo y engañando a los ciudadanos no es nada nuevo. De hecho, es su «modus operandi». Ya lo hizo antes, recuerden, cuando en vísperas de las anteriores Elecciones Generales negó reiteradamente que facilitaría la amnistía. Y lo ha vuelto a repetir ahora. No ha pasado ni una semana de la última convocatoria electoral y la ministra Montero ya nos ha desvelado que está negociando con sus socios de Gobierno la condonación de la deuda que Cataluña tiene con todos los españoles y la reforma de un futuro sistema de financiación que recoja «la singularidad» de esta región.

Pero este Gobierno no sólo ha mentido a los ciudadanos de toda España, también nos ha mentido a todos los consejeros del área de Hacienda de todas las comunidades autónomas. En el último (y único) Consejo de Política Fiscal y Financiera que ha convocado, Montero hasta pidió que constara en acta que no había negociaciones bilaterales, y que toda reforma del sistema de financiación se abordaría allí, con todos, sin excepciones, con luz y taquígrafos.

Sin embargo, ahora nos hemos enterado de que con la única región con la que lo está negociando, en la oscuridad y sin testigos, es precisamente con la única que no acudió a esa reunión. Y no acudió porque no lo necesita: tiene hilo directo con la Moncloa y con un presidente de la nación indigno y sin escrúpulos que está dispuesto a tragar con todo para aferrarse al poder. Incluso a dar un trato especial a esos dirigentes que quieren romper España.

Con estas concesiones el Gobierno socialista se suma así al argumento injusto y falaz de que «Madrid nos roba». No, Madrid no roba. Es solidario, aporta el 71% al Fondo de Garantía de Servicios Públicos Fundamentales y no por obligación, sino por convencimiento y porque forma parte de un todo que es España.

Porque el gobierno que preside Isabel Díaz Ayuso quiere que le vaya bien a un madrileño, a un extremeño o a un catalán. Por eso, los madrileños estamos orgullosos de ser los que más aportamos a la caja común, con la que se financian los servicios públicos del resto de las CC AA. Una aportación que es tres veces más que la de Cataluña. El problema de Cataluña no es Madrid, son sus gobernantes, que han gastado más de 45.000 millones sólo en 2023 (casi un 20% más que el gasto de la Comunidad de Madrid), y que han endeudado a aquella región en 86.000 millones para situarla al borde de la quiebra.

Cataluña no tiene ninguna singularidad. La ministra Montero debería leerse la Constitución, y a lo mejor así la respetaría y no la manosearía, que es lo que está haciendo de forma flagrante el Gobierno del que forma parte.

Singular es adulterar el resultado de unas elecciones mintiendo: la amnistía no tenía cabida porque era inconstitucional, decían. Singular es utilizar luego el dinero de todos los españoles para comprar una investidura, porque la deuda que ahora se pretende perdonar no va a desaparecer: la asumirán todos y cada uno de los españoles.

Singular es negociar de forma bilateral un sistema de financiación autonómica que afecta a todas las regiones. Singular es que este sistema de financiación se esté negociando con prófugos y procesados. Singular es que una ministra engañe descaradamente en un foro como el Consejo de Política Fiscal y Financiera asegurando que es allí donde se debatirá, y al mismo tiempo estar negociándolo a escondidas. Singular es que hasta los presidentes autonómicos del PSOE estén escandalizados por el cheque en blanco que Pedro Sánchez ha extendido a los que le sostienen en su poltrona.

Singular es que la Comunidad de Madrid tenga que verse obligada a defender los intereses de sus ciudadanos. No estamos dispuestos a tolerar que los madrileños tengan que hacer más sacrificios en sus economías domésticas para que Pedro Sánchez pueda seguir disfrutando de las comodidades de la Moncloa en sus días de reflexión. Se trata de hacer España, no de romperla.

Rocío Albert es consejera de Economía, Hacienda y Empleo de la Comunidad de Madrid