El impulso de la productividad en España ha sido cercano a cero desde 2008

La productividad en España –con la que se miden las mejoras de la renta y el bienestar de los países– mantiene una preocupante trayectoria de productividad del trabajo y también del capital, así como de la productividad total de los factores –lo que se conoce como PTF, el principal indicador de eficiencia conjunta de los factores de producción para generar valor añadido–, provocado por un deficiente aprovechamiento de los recursos utilizados. Según apuntan desde Fedea, el Ivie o BBVA Research, la desventaja española en productividad respecto a otros países «limita su competitividad internacional, frena las ventajas de costes a la hora de competir y las mejoras de renta per cápita».

Si a esto se añade el mal comportamiento de la inversión privada de los últimos meses, por el estancamiento en la eurozona, el encarecimiento de los costes laborales y, sobre todo, la incertidumbre de política económica y geopolítica y el exceso de regulación justifica la «ralentización del avance del empleo y la persistente falta de mano de obra cualificada», enquistada en el tejido productivo.

Esta misma semana, el informe «Situación España» del mes de marzo. de BBVA Research advertía de que ni siquiera la inmigración y el avance de la tasa de actividad «han permitido que la creación de puestos de trabajo continúe y tampoco parecen haber ayudado a mejorar la productividad». Según apuntó el director y economista jefe del Grupo BBVA, Jorge Sicilia, «esto puede ser síntoma de que se mantiene la dificultad para encontrar ciertos perfiles en industrias y servicios de alto valor añadido». Adicionalmente, también ha constatado que el envejecimiento de la población está reduciendo la disponibilidad de trabajadores en edad de trabajar. «En ausencia de políticas que mejoren la empleabilidad o de una política de inmigración que atraiga capital humano complementario al de los residentes en España, estos factores pueden ser un cuello de botella para el crecimiento económico y productivo.

Asimismo, advierte de que «el estancamiento de la productividad en un entorno de aumento de costes laborales puede poner en peligro el avance del sector servicios». Desde 2008, el crecimiento promedio anual de la productividad laboral ha sido cercano a cero.