Entrevista
Luis Miguel Olivas: «La Inteligencia Artificial nos permite ser más eficientes, pero no va a trabajar por nosotros»
El director de empleabilidad e innovación educativa de Fundación Telefónica advierte de que «las empresas tienen una necesidad de perfiles digitales que no se cubre» y cree que «la programación debe ser el nuevo idioma de las aulas»
España es uno de los países líderes de la UE en infraestructuras digitales y conectividad. Sin embargo, su músculo educativo y su tejido empresarial se están quedando atrás frente al galopante avance de la transformación digital y de la Inteligencia Artificial (IA). Según el informe «La Sociedad Digital en España 2023», elaborado por Fundación Telefónica, en nuestro país hay 124.400 vacantes de perfiles digitales que las empresas no logran cubrir y la IA amenaza con aumentar esta brecha, al dejar obsoleta la formación digital de cientos de miles de profesionales. La innovación en educación y el «reskilling» de los trabajadores son dos elementos clave que pueden poner remedio a la falta de talento digital en España y precisamente en ellos se está centrando Fundación Telefónica con iniciativas como Campus 42, el Mapa del Empleo y el Orientador Profesional Virtual y los nanogrados de «Profesionales 4.0».
«La digitalización ha llegado a todos los sectores productivos, independientemente de si luego te vas a dedicar a un perfil concreto digital o de forma transversal al propio sector en el que estés trabajando», explica Luis Miguel Olivas, director de empleabilidad e innovación educativa de Fundación Telefónica, a LA RAZÓN. «En esa línea, en 2019, pusimos en marcha con CEOE la iniciativa de los nanogrados para ofrecer una formación digital a los sectores que consideramos menos digitalizados», añade. Desde entonces, este programa gratuito y online para formar en las nuevas competencias digitales («upskilling») y contribuir al reciclaje («reskilling») de los profesionales ha logrado llegar a más de 75.000 inscritos únicos de los ámbitos productivos de la construcción, el transporte terrestre, el agroalimentario hortofrutícola, y el turismo, gastronomía y hotelería. Cada uno de los cuatro nanogrados forma en competencias digitales aplicadas a su sector específico y en nuevas tecnologías como el Big Data, la Inteligencia Artificial, el Blockchain, el Internet de las Cosas o la robótica y los drones.
El perfil de los profesionales que recurren a estas formaciones gratuitas ronda los 35 años, con cifras similares de hombres y mujeres, a excepción del «Nanogrado Transporte 4.0», donde los hombres representan el 66% y las mujeres el 34%, y en muchos casos sin estudios. «Tenemos un porcentaje de un 27% de alumnos que han estudiado bachillerato, un casi 20% proceden de universidad y un 10% de FP. Pero tenemos en torno a un 40% de personas sin estudios», señala Olivas. Según el director de empleabilidad e innovación educativa de Fundación Telefónica, el éxito de estos grados no reside sólo en su gratuidad y facilidad de acceso, sino también en su capacidad de adaptación a las necesidades formativas de cada persona, al dividirse la formación en módulos de corta duración y con contenidos desarrollados de la mano de expertos.
«En estos sectores hay muchísimas vacantes que no se están cubriendo y no sólo de perfiles digitales. Según el presidente de la patronal Confebús, en España hacen falta 4.000 conductores de autobuses que no encuentran. En el sector de la construcción se están paralizando obras y se están retrasando reformas porque no hay mano de obra cualificada. Aunque la tecnología permite que estos sectores sean más eficientes, mucha gente está utilizando estas formaciones para reciclarse y reinventarse», expone Olivas.
«El mundo empresarial tiene una necesidad de perfiles digitales altísima que no se está cubriendo», advierte. Sin embargo, «las universidades no están aportando esos perfiles al ritmo que necesitan las empresas», añade. Olivas se muestra optimista respecto al futuro gracias a medidas como el plan de modernización de la Formación Profesional (FP), pero señala que, en muchas ocasiones, el ámbito privado avanza a mayor ritmo que el público. Campus 42 de Fundación Telefónica, una de las escuelas de programación más innovadoras del mundo, es otro ejemplo de ello. Hay cuatro de estos campus gratuitos en España –Madrid, Barcelona, Málaga y Urdúliz (Vizcaya)– donde el único requisito es tener más de 18 años. Están abiertos 24 horas al día los 365 días del año y no existe la figura del profesor; los estudiantes aprenden de forma autodidacta y colaborando. En este sentido, el director de empleabilidad e innovación educativa de Fundación Telefónica cree que el lenguaje de programación debe ser «el nuevo idioma de las aulas», porque fomenta la creatividad, la capacidad de planificación, la visión espacial y la tolerancia a la frustración, e insiste en la necesidad de «personalizar la educación, porque no todos tenemos los mismos ritmos».
Lo que para Olivas no tiene sentido es «dotar a las aulas de tecnología porque sí», ya que «sin una metodología asociada, es un caos educativo». Lo mismo ocurre en las empresas. «Está claro que el talento digital es uno de los tesoros más preciados. Las empresas nos rifamos los perfiles digitales, pero no podemos despedir a las personas porque necesitamos nuevos perfiles tecnológicos. Hay que formar a los trabajadores y hacerlo con contenidos personalizados», apunta el experto.
Para ayudar en esta tarea, Fundación Telefónica cuenta con otra herramienta: el Mapa del Empleo y el Orientador Profesional Virtual. En 2018, año de su lanzamiento, fue el primer robot de empleabilidad. Su funcionamiento se basa en identificar las necesidades del mercado laboral, diagnosticar los intereses y conocimientos del individuo y, en base a ello, le ofrece un itinerario personalizado de más de 60.000 cursos que hay en las plataformas de formación en abierto. Además, como esta herramienta aprende con IA, va ajustando esas recomendaciones a la experiencia del usuario.
Sobre la eclosión de la Inteligencia Artificial, Olivas lo tiene claro: «La IA nos da oportunidades para ser más eficientes, pero no va a trabajar por nosotros». «Hay empleos que están desapareciendo, otros nuevos que se están creando y otros que se tienen que adaptar, pero somos las personas las que lideramos la Inteligencia Artificial. La tecnología habilita, pero son las personas las que transforman», afirma.
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