Cargando...

Energía

La OPEP celebra 65 años con la demanda de petróleo en máximos

La alianza con Rusia, para vencer la competencia del esquisto de EE UU, marca sus pasos

La OPEP mantendrá sus restricciones larazonLa Razón

La OPEP ha cumplido 65 años con la demanda en máximos frente a un sinfín de altibajos, conflictos y crisis, así como el surgimiento de grandes rivales que la han llevado a aliarse con Rusia y otras naciones productoras de crudo.

Fundada por Venezuela, Arabia Saudí, Irán, Irak y Kuwait el 14 de septiembre de 1960, al término de una conferencia celebrada en Bagdad, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) no sólo ha sobrevivido a varios desplomes de los «petroprecios», sino incluso a cruentas guerras entre socios. Hoy, además de los cinco fundadores, están Emiratos Árabes Unidos, Argelia, Nigeria, Libia, Guinea Ecuatorial, Congo y Gabón.

La OPEP surgió como contrapeso al dominio del sector por siete compañías occidentales que acordaban los precios. Unificar las políticas petroleras y determinar «los mejores medios para salvaguardar los intereses de los países miembros individual y colectivamente» era el objetivo principal de la nueva entidad, según la primera resolución adoptada.

Un fracaso fue la estrategia de fijar los precios aplicada en los primeros años, antes de pasar a gestionar la oferta estableciendo límites al bombeo por socio y dejando que la cotización la determine el mercado, donde se movió entre un mínimo histórico negativo, de -37 dólares (el WTI en abril de 2020), y el récord de julio de 2008, cuando rozó los 150 dólares.

Previamente, en la década de 1970, con el 72% de las reservas mundiales de crudo y el 42% de la producción en sus manos, los socios se hicieron con el control de sus industrias petrolíferas, en gran parte nacionalizándolas.

Hasta hoy siguen aplicando cuotas de extracción a cada miembro, ajustándolas en las conferencias ministeriales del grupo.

Quizá sea esta limitación la que ha permitido a la organización navegar por aguas muy turbulentas. Así, el embargo petrolero impuesto en 1973 por los países árabes a las naciones que apoyaban a Israel en la guerra de Yom-Kippur no contó con el consenso en el seno de la OPEP.

La organización sobrevivió también al asalto a su sede vienesa en 1975 por seis terroristas liderados por el venezolano Ilich Ramírez Sánchez, más conocido como «Carlos el Chacal», durante el que se mantuvo rehenes a 70 personas, entre ellos once ministros, y dejó muertos. La revolución islamista en Irán en 1979 y la posterior guerra con su vecino Irak, que durante ocho años enfrentó a dos socios fundadores en una lucha a gran escala con un millón de muertos, no acabó con la OPEP.

Tampoco trajo la ruptura la invasión iraquí de Kuwait en 1990 y la consiguiente «Guerra del Golfo», ni la intervención militar en Irak de una alianza internacional liderada por EE UU en 2003.

En 2014, la organización se enfrentó a sus límites al no poder contener el desplome de los «petroprecios» desencadenado por el surgimiento de una gran oferta rival, principalmente el auge del petróleo de esquisto en EE UU. Para recuperar el valor del barril tuvo que pactar, dos años más tarde, con diez naciones productoras independientes y hasta ese momento rivales, entre ellas Rusia, México y Kazajistán.

Surgió así la llamada OPEP+, que hoy controla algo más del 40% de la producción mundial de crudo y vivió su mayor crisis con el derrumbe por la Covid.

Tras apuntalarlos adoptando grandes recortes del bombeo, la alianza ha cambiado de estrategia este año, apostando ahora por abrir los grifos y recuperar parte de la participación del mercado perdida desde 2019.