
Macroeconomía
Sánchez presume de una economía "sin paragón" en Europa pese a la pérdida de hasta 1.600 euros de poder adquisitivo en siete años
El Gobierno elevará por encima del 2,6% su previsión de crecimiento económico para 2025, pero no es capaz de presentar Presupuestos. El sueldo medio se ha reducido al entorno de los 1.500 euros al mes, muy cerca ya del SMI
Para el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la economía española sigue marchando como un cohete. Los datos macroeconómicos parecen darle la razón, pese a la ralentización en el crecimiento. El Gobierno elevará por encima del 2,6% su previsión de PIB para 2025, una actualización que se hará oficial mañana en el Consejo de Ministros. El pasado mes de abril, fecha de la última revisión del cuadro macro, el Gobierno mantuvo su estimación en el 2,6% para 2025 y en el 2,2% para 2026 -el mismo porcentaje estimado para los próximos cuatro años, que ahora va a cambiar al alza, pese a la situación geopolítica adversa y la guerra arancelaria. Economía no ha tenido en cuenta que la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) rebajó el impulso al 2,3% este año (dos décimas menos que su anterior previsión) y un 1,7% en 2026 (tres décimas menos) por el deterioro del saldo exterior-, y que el propio Banco de España lo dejó en el 2,4% en 2025 y una décima menos en 2026, al 1,8%. Ni siquiera la OCDE o el FMI otorgan un crecimiento por encima del 2,6% para este año.
El Gobierno basa esas previsiones en el efecto arrastre dejado por el crecimiento del 3,2% de 2024 y por el 0,6% registrado en el primer trimestre de este año, además de las buenas cifras de empleo y afiliación, que estiman un promedio anual de 480.000 ocupados de media para los próximos cuatro años, que han incluso actualizado ya este este año, en el que prevén 500.000 nuevos ocupados, para dejar la tasa de paro en el 10,3% este ejercicio y rebajarla al 9,6% en 2026.
Fuentes de Economía sostienen -como ya hicieron en abril- que el factor principal detrás del crecimiento económico para 2025 y 2026 es la demanda interna, liderada por el consumo privado y la inversión, que han propiciado que los datos del PIB correspondientes al segundo trimestre de ese año mostraran un avance del 0,7% entre abril y junio, el crecimiento intertrimestral más alto desde el segundo trimestre de 2024. En tasa interanual, el PIB se estancó 2,8% en el segundo trimestre, una cifra similar a la registrada en los tres meses anteriores.
El Ministerio ha aprovechado que la pasada semana el Banco Central Europeo (BCE) elevó la previsión para la eurozona del 0,9% al 1,2% en 2025, después de que se haya revertido en parte el impacto que sobre la economía europea tuvo inicialmente la escalada arancelaria iniciada por Estados Unidos, situación que también beneficiaría a España. En abril, el Gobierno calculó en una décima el impacto de la incertidumbre asociada a la política comercial estadounidense, si bien no recortó la previsión de crecimiento ante la fortaleza esperada en el empleo, el consumo y la inversión.
Así, Sánchez no ha perdido la oportunidad para lanzar las campanas al vuelo en una reunión con parlamentarios del PSOE en el Congreso y declarar que "es tal el dinamismo de la economía española que se han superado todas las previsiones realizadas y no tiene parangón en Europa. Es todo un éxito de país que hay que agradecer a empresas, trabajadores y familias".
El informe sobre la situación económica que el Ministerio de Economía presentará hoy al Consejo de Ministros incluirá esta revisión de la proyección de crecimiento para 2026, estimación sobre la que se asentarán los Presupuestos Generales del Estado del próximo año, aunque su presentación parece estar aún lejos de materializarse ya que todavía no se ha dado el paso previo, que es la aprobación del techo de gasto no financiero para 2026 y de la senda de déficit público a medio plazo. Fuentes del Ministerio de Hacienda han confirmado a LA RAZÓN que todavía no hay fechas para ello, pero es seguro que no se presentará en el Consejo de Ministros de hoy. La propia ministra ha reconocido que su intención es presentarlo este mes de septiembre, pero todo dependerá del resultado de las negociaciones con sus socios de Gobierno, que marcan el calendario.
Los datos «macro» le dan la razón al presidente, pero los «micro» se la quitan. Según los datos de la Encuesta de Estructura Salarial (EAES) del INE en junio, la mitad de los trabajadores en España reciben un salario medio por debajo de los 1.500 euros mensuales, siendo el más frecuente el que se sitúa entre 15.000 y 16.000 euros anuales, lo que se traduce en una nómina de entre 1.250 y 1.333 euros según cada caso, sin tener en cuenta las pagas extra, mientras que uno de cada cuatro trabajadores reciben menos de 20.000 euros brutos –unos 1.666 euros al mes en 12 pagas–. Esto está provocando que el salario mínimo interprofesional esté cada vez más cerca del sueldo medio y que los sueldos hayan perdido más de 1.600 euros de poder adquisitivo –a una media de casi 240 euros desde 2019, el primer año completo Pedro Sánchez en el Gobierno. Si reducimos aún más el espacio temporal del análisis la situación empeora aún más, ya que desde 2021, los salarios reales han caído un 4%, solo por detrás de Italia, mientras que en el conjunto de la eurozona, los salarios acumulan una pérdida del 3% por la inflación, un punto menos que en España.
"Soy muy consciente de que lo más relevante es que este dinamismo económico se traslade a una mejora de la calidad de vida de la ciudadanía, sobre todo de aquellos que más necesitan del apoyo de lo público. "Queda mucho por hacer, pero también es cierto que sin caer en la autocomplacencia hemos hecho mucho en favor de reducir la desigualdad, que es el principal problema de nuestro país", ha reconocido el presidente. Sin embargo, para Sánchez, la solución a esta pérdida de poder adquisitivo vuelve a ser exigir más esfuerzo a los empresarios, tras confirmar que, entre otras acciones, su Gobierno seguirá aumentando el SMI -con el apoyo o no de las patronales-, seguir revalorizando las pensiones e incluso "seguir incentivando o exigiendo" a las empresas que suban sus salarios cuando también lo hagan sus beneficios. Para justificar esta petición, el líder socialista ha señalado el buen desempeño de las compañías que cotizan en el Ibex 35 y, en concreto, de empresas del sector energético y bancario, a las cuales "ya impusimos un impuesto específico a sus beneficios".
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