Energía
La UE no supera su «adicción» al gas ruso: mantiene el nivel de compras del licuado, que España ha disparado un 80%
En el primer año de guerra, ha pagado 140.000 millones de euros a Putin en combustibles fósiles
La UE ha pasado con relativa buena nota este complicado invierno. Tras las vacaciones veraniegas, los peores vaticinios auguraban unos meses de frío extremo a merced del chantaje ruso, con ciudadanos europeos ateridos que iban a acabar pidiendo a sus gobiernos el fin de la ayuda a Ucrania. Eso no ha pasado, aunque no se puede caer en la complacencia,y parece que tampoco sucederá el invierno que viene ya que las reservas de gas europeas se encuentran al comienzo de la primavera, cuando las calefacciones se apagan, al 56% de su capacidad en los depósitos subterráneos, 20 puntos porcentuales más que en la media histórica durante este periodo del año y más del doble que hace un año.
En medio de este relativo optimismo, la Comisión Europea ha pedido a los Estados que dejen de comprar gas licuado ruso. «Creo que podemos y debemos desprendernos del gas licuado ruso completamente lo antes posible», ha asegurado la comisaria de Energía, Kadri Simson, que ha solicitado que las compañías energéticas europeas no renueven los contratos ya vigentes.
Gas licuado
Aunque la UE ha diversificado su suministro y ha firmado nuevos contratos de gas licuado con proveedores alternativos como Estados Unidos y Catar, lo cierto es que las cifras de GNL se han mantenido estables o se han incrementado en varios países y la reducción de dependencia del gas ruso se ha producido sobre todo del proveniente de tubería. «Es importante que no los renueven porque esto da una señal clara a nuestros socios de confianza, ya que al no prorrogar los contratos, estamos limitando la capacidad de Rusia de manipular de nuevo nuestros mercados», argumenta la comisaria. El Ejecutivo comunitario no parece plantearse que estas peticiones sean obligatorias a través de la introducción de sanciones, ya que para ello necesita la unanimidad de las capitales europeas y esto no parece fácil de conseguir.
España, aunque el Ministerio de Transición Ecológica ha pedido también por carta a las empresas que dejen de importar gas licuado, es el país que lidera estas compras en lo que va de año. Según los datos de Bloomberg sobre los barcos metaneros que transportan GNL, España ha adquirido 990.000 toneladas métricas, por encima de Bélgica (759.300) y Francia (717.800), lo que supondría un aumento de más del 80% tras la invasión. En 2022, esta cifra fue de 533.800 toneladas. En el caso español, ha sido necesario sustituir el gas argelino cuyas importaciones se hundieron un 40% en 2022 tras el giro del Gobierno sobre el Sahara. Si tenemos en cuenta las cifras de 2022, Rusia es el cuarto suministrador más importante para España con el 12,6% (tras Estados Unidos, Argelia y Nigeria) y esta cifra podría incrementarse a tenor de la tendencia de los primeros meses de 2023.
140.000 millones
Según el «think tank» Bruegel, en los 12 primeros meses de guerra la UE ha seguido pagando 140.000 millones de euros a Rusia en combustibles fósiles, lo que incluye 83.000 millones de euros en petróleo y 53.000 millones de gas natural, más otros 3.000 en carbón. Los pagos de las importaciones de petróleo abarcan 53.000 millones de crudo y 30.000 millones de productos de refinados. Las importaciones de gas se dividen entre 41.000 millones de euros del gas proveniente de tubería y 12.000 millones de gas licuado.
Las sanciones sobre el crudo y los productos refinados han entrado en vigor en diciembre de 2002 y en febrero de 2023 respectivamente por lo que estas cifras van a bajar considerablemente en los próximos meses. Además, Rusia ha cortado el suministro por gasoducto a varios países europeos. Según los pronósticos de Bruegel, si en el periodo de marzo de 2022 a febrero de 2023 los pagos de gas por gasoducto fueron de 41.000 mil millones de euros, de marzo de 2023 a febrero de 2024 esta cifra descenderá hasta los 11.500 millones de euros, una cuarta parte. En este escenario base, las compras de gas licuado serán de 9.300 millones de euros en el periodo desde marzo de 2023 a febrero de 2024 frente a los 12.000 millones de euros del primer año de guerra, una reducción mucho menor.
En total, el dinero que irá a parar a las arcas de Rusia para sufragar la guerra seguirá siendo durante el próximo año de 20.800 millones de euros en el caso del gas y de 28.500 si tenemos en cuenta todas las fuentes de energía. Este escenario se basa en la última información disponible y los precios anticipados y da por supuesto que Rusia continuará bombeando gas a la Unión Europea a través de Ucrania y de la tubería Turkstream. En el caso del gas licuado, este pronóstico está fundamentado en que las importaciones se mantengan en los mismos niveles de 2022 y que las empresas europeas no hagan caso de los requerimientos de Bruselas y no rescindan los contratos una vez finalizados. En todo caso, la factura del gas licuado parece la más factible de sortear ya que resulta más fácil encontrar suministradores alternativos a Rusia.
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