
Aranceles
La victoria de Trump en la guerra comercial hundiría el comercio mundial un 18% y dañaría de forma severa el PIB mundial
La OCDE advierte de que limitarse a relocalizar toda la producción dentro de las fronteras nacionales perjudicaría el crecimiento y socavaría las cadenas de suministro

La lógica -si es que la tiene- de la política arancelaria de Donald Trump es relativamente sencilla dentro de la complejidad de la dinámica económica mundial. Con la aplicación de aranceles a los productos que importa Estados Unidos, su presidente cree que encarecerá su coste, haciéndolos demasiado caros y obligando a que las compañías se vean así obligadas a relocalizar su producción en su país. Hasta ahí, la teoría. La práctica, sin embargo, es otro cantar. Y a la OCDE, el club del que forman parte los países desarrollados, le suena bastante mal lo de renacionalizar las producciones. Le suena a desplome del comercio y a caída del crecimiento.
En el "Estudio de la OCDE sobre las cadenas de suministro resiliente" que acaba de publicar, la organización asegura que las recientes perturbaciones, los obstáculos en las redes de transporte y la creciente preocupación por la seguridad económica apuntan a la necesidad de reforzar y diversificar las cadenas de suministro. Sin embargo, añade, "limitarse a relocalizar toda la producción dentro de las fronteras nacionales perjudicaría el crecimiento y socavaría, en lugar de reforzar, la resiliencia de las cadenas de suministro".
El análisis se publica en vísperas de la reunión ministerial anual, en la que el choque comercial provocado por la llegada de Trump a la Casa Blanca será protagonista y en la que la OCDE tratará de hacer un alegato de su doctrina central, el liberalismo, a contracorriente de la posición de su principal país miembro.
Para la OCDE, las políticas como las de Trump encaminadas a relocalizar las cadenas de suministro "podrían reducir el comercio mundial más de un 18% y el PIB real mundial más de un 5%", con variaciones entre países oscilando entre la pérdida del 1,1% y el 12,2% del PIB dependiendo del grado y la naturaleza de su integración en las cadenas de valor mundiales. De hecho, advierte, la estabilidad del PIB "disminuiría en más de la mitad de las economías analizadas, lo que contradice el argumento de que la relocalización es por definición más estable".
La dependencia de China para determinados productos ha crecido de forma notable desde el siglo pasado
El documento pone también de relieve que a pesar de que situaciones acaecidas con los últimos años como la pandemia o la invasión rusa de Ucrania han puesto de manifiesto la necesidad de reforzar las cadenas de suministro y han hecho que se tome conciencia de su importancia, un 70% de las exportaciones mundiales están bien diversificadas y "sólo alrededor del 30% de los productos" muestran niveles de concentración "elevados", es decir con al menos dos veces más de concentración de lo que es posible en el mercado global.
No obstante, la OCDE incide en cómo se ha incrementado en los últimos años la dependencia de China en estos productos con elevados niveles de concentración. Así, el gigante asiático es el principal socio comercial en el 30% de los casos en los que se da un nivel de fuerte concentración de las importaciones para un producto, frente al 5% a finales del pasado siglo. Esa dependencia de China, no obstante, es mucho menor en el caso de las exportaciones (del 6 %, frente al 2 % hace 25 años).
La dependencia de China es particularmente marcada para las otras grandes economías emergentes que son Brasil, India, Indonesia, Rusia y Sudáfrica, ya que para ellos a principios de los años 2020 suponía el principal socio comercial en el 60% de los casos de importaciones excesivamente concentradas, comparadas con el 9% a fines de los 90.
Sectores
El estudio también indica que la exposición a las perturbaciones de la producción varía según el sector. Los sectores estratégicos de la industria manufacturera, fundamentales para la seguridad nacional y económica y con cadenas de suministro más complejas, como el petróleo y la electrónica, son los más expuestos. Las perturbaciones en los sectores nacionales también suelen tener un mayor impacto que las originadas en sectores extranjeros.
La transformación digital y las políticas medioambientales también están, según la OCDE, reconfigurando las cadenas de suministro mundiales. Las leyes y normativas medioambientales que afectan a las cadenas de suministro englobarían casi la mitad de la producción económica mundial, directa o indirectamente. Con estas normas, se busca garantizar una mejor gestión de los efectos medioambientales y sociales. Sin embargo, como advierte la organización, "también aumentan los costos asociados a la conformidad, en particular para las pequeñas y medianas empresas y las empresas de las economías en desarrollo". De forma similar, la transición digital puede facilitar la rastreabilidad, la preparación y la capacidad de respuesta de las cadenas de suministro, pero también introduce, según avisa, "nuevas vulnerabilidades, como la exposición a ciber riesgos y el depender de un número limitado de proveedores de servicios globales".
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