Empleo
Yolanda Díaz mantendrá oculto el «secreto» de los fijos discontinuos
La ministra prometió hace más de un año la cifra de inactivos con este contrato, que cobran el paro pero no salen en las listas y enmascaran un desempleo real de 3,5 millones. Ahora, Trabajo recula: «Es un dato que no podemos ofrecer»
El Gobierno ha convertido el número de fijos discontinuos inactivos en el secreto mejor guardado desde que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, logró aprobar la reforma laboral, en 2021. Hacer público este dato se ha convertido en una quimera, pese a que el Ministerio de Trabajo se comprometió hace más de un año ya a presentar esta estadística. Pero la realidad es que Díaz ha descartado esta posibilidad y ha derivado la responsabilidad del registro a las comunidades autónomas, la mayoría de ellas con gobiernos del PP.
El número dos de Yolanda Díaz en el Ministerio de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, volvió a quitarse responsabilidades sobre la falta de información sobre esta cuestión porque «la recopilación de datos corresponde a las comunidades autónomas, que no depuran en sus fuentes de origen entre fijos discontinuos en actividad e inactividad. Es un dato que, simple y llanamente, no podemos ofrecer». También volvió a defender esta semana la figura del contrato fijo discontinuo, afirmando que «constituye una forma de trabajo que garantiza los derechos, la estabilidad en el empleo, la contratación, la reanudación en todas las actividades de temporada y de campaña donde antes teníamos exclusivamente trabajadores de usar y tirar». Pero nada sobre los datos que por enésima vez han sido solicitados por los partidos de la oposición y los periodistas.
Al menos el secretario de Estado de Seguridad Social y Pensiones, Borja Suárez, sí se atrevió a presumir de que «hoy hay menos fijos discontinuos trabajando en España que hace un año». Y para demostrarlo apuntó que, en el mes de febrero, se contabilizaron 819.500 fijos discontinuos, lo que significa que comparados por los 821.000 del pasado ejercicio el resultado serían unos exiguos 1.500 fijos discontinuos menos, una cifra exigua sobre el total pero suficiente para Suárez, que criticó el «empeño por encontrar algo en ellos, porque es que no lo hay». Para abundar en su planteamiento, recordó que desde los años 80 no se ha producido ninguna modificación en el modo de contabilizar los trabajadores fijos discontinuos y puso en valor que las cifras ofrecen «tan pocas dudas que han disminuido» y que constituyen sólo el 3,6% de los trabajadores según la Encuesta de Población Activa (EPA) y el 5% de la afiliación a la Seguridad Social.
El que sí se atreve a poner cifras sobre la mesa es el Partido Popular. El vicesecretario de Economía del PP, Juan Bravo, volvió a cargar contra el «maquillaje» de los datos del paro conocidos el pasado lunes, porque vuelven a dejar al margen de las estadísticas 778.000 desempleados que, a su juicio, deberían constar en el registro. Esta cifra la constituirían los demandantes de empleo con relación laboral –es decir, los fijos discontinuos que no computan como parados pese a cobrar las prestación por desempleo–, que si se incluyen el paro alcanzaría los 3,546 millones de personas, frente a los 2,768 millones reconocidos por el Ministerio de Trabajo. Por tanto, el desempleo real ascendería al 15% y no el 11,7% que reconoce el Gobierno..
Según las últimas cifra oficiales, el número de parados registrados en las oficinas del SEPE bajó en 7.452 personas en febrero en relación al mes anterior, lo que supone un descenso del 0,27% en términos porcentuales.
Para Bravo estos datos están «totalmente maquillados» y, aún así, siguen dejando a España con «el peor dato de la UE de paro general, femenino y juvenil», además de haberse disparado la precariedad del empleos, pues ocho de cada diez contratos son fijos discontinuos, parciales o temporales, además de alertar sobre la destrucción de 11.935 empresas en enero.
Fuentes sindicales reducen la cifra de estos demandantes de empleo con relación laboral a 550.000, ya sea en condición de «formación» o con «disposición limitada». Así lo recoge el sindicato USO en su último informe laboral, en el que reconoce que el fijo discontinuo «ha sido la estrella de la semirreforma laboral». Joaquín Pérez, secretario general de USO, critica que ser fijo discontinuo es en realidad «una forma de llamar indefinido a alguien que trabaja por semanas sueltas pero que, a efectos estadísticos, está contratado. Un contrato que tenía una utilidad en empleos estacionales, pero que se ha convertido directamente en el sustituto de obra y servicio. Su empleo se ha multiplicado por 15 desde antes de la reforma, con un aumento del 1.478%».
Por su parte, el investigador de Fedea, Florentino Felgueroso, ha avisado en sus últimos informes de empleo de que el paro efectivo –el que contabiliza los desempleados reales, los que corresponden a parados, demandantes de empleo y fijos discontinuos en periodo de inactividad– apenas se ha rebajado con respecto cifras previas de la aprobación de la reforma. Así, mientras que los flujos del paro registrado –altas y bajas del paro comparando los demandantes que están parados al final de dos meses consecutivos– han caído «notablemente desde el inicio de la reforma laboral», los flujos del paro efectivo –paro registrado más demandantes con relación laboral, que incluyen a los fijos discontinuos– «no han cambiado. Esto se debe a que el trabajo intermitente que antes se hacía con contratos de corta duración afectaba al paro registrado, pero con la reforma, el trabajo intermitente pasa a incluirse en los fijos discontinuos. Éstos, cuando se registran como demandantes en periodos de inactividad, no se contabilizan en el paro registrado, pero si en el paro efectivo. y, por tanto se disparan las cifras de desempleo real», avisa Felgueroso.
Otro de los aspectos negativos se refleja en las cifras de empleo juvenil. Antes de la aprobación de la reforma menos de 19.000 menores de 25 años ocupados tenían un contrato fijo discontinuo, un 2% del total. Esta cifra se ha disparado en la actualidad y supera los 143.000, para elevarse ya un 12% del total, confirmándose como la relación contractual de mayor crecimiento desde 2021, tras dispararse casi un 700%.
Los abandonos se multiplican entre los fijos discontinuos
Antes de la reforma laboral de 2021 pactada entre Gobierno, sindicatos y patronal, una parte sustancial de las bajas voluntarias sufría un empeoramiento del tipo de contrato en el nuevo empleo (35%) si este era indefinido ordinario, pero una no mejora si era temporal (62%). En 2022, un 28% de los nuevos empleos de los que tenían contrato indefinido ordinario fueron temporales o fijos discontinuos y el 40% de los que tenían contratos temporales continuó con este tipo de contrato. Asimismo, las afiliaciones con contratos indefinidos ordinarios han pasado a representar entre el 60% y el 70% de las bajas totales de este tipo entre 2022 y los primeros meses de 2023. Pero el 10% de las bajas por abandono voluntario totales se produjo entre los fijos discontinuos y se multiplicaron por siete en 2022. Así, no solo son una de las causas más significativas del aumento total de las bajas de afiliación, sino que también supone una parte no despreciable de las bajas por abandono voluntario de los afiliados con contratos indefinidos. De hecho, el aumento de las bajas por abandono voluntario de los fijos discontinuos supuso el 24% del aumento de las dimisiones de los contratos indefinidos totales.
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