Estrategia

Dubái, meca de la tecnología

El emirato quiere aprovechar su situación geoestratégica y su neutralidad política para atraer tecnológicas y promover startups

Dubái, meca de la tecnología
Dubái, meca de la tecnologíaV de ViernesLa Razón

Situada estratégicamente en Oriente Medio, Dubái quiere posicionarse en el centro del mundo, de las civilizaciones, de la tecnología, del emprendimiento y de la innovación. De origen musulmán y con una familia real que gobierna el país, uno de los pocos países de la zona que no tiene en el petróleo su principal fuente de economía supo ver, hace más de 20 años, cuál iba a ser el nuevo petróleo digital: los datos y la innovación (especialmente tecnológica). Poniéndolo en cifras, el comercio exterior no petrolero de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) alcanzó la cifra récord de más de 337.000 millones de dólares en el primer semestre de 2023, lo que representa un crecimiento del 14,4% en comparación con el mismo periodo de 2022, y un 3% más que en el segundo semestre de 2022.

Dubái tiene un plan económico importante, por el que quiere doblar su Producto Interior Bruto (PIB) de aquí a 10 años, en 2033. Para lograrlo, se han establecido 10 grandes áreas de enfoque que aglutinan un centenar de iniciativas, que van desde la generación de hidrógeno al blockchain o la Inteligencia Artificial.

De momento, las cifras oficiales vaticinan que van por el buen camino: su PIB creció un 2,8% en el primer trimestre (hasta superar los 30.300 millones de dólares), por encima del 1,6% de los países de la OCDE, el 1,1% de la Unión Europea o el 1,8% de la economía estadounidense.

Sin embargo, en estos momentos, el comercio mayorista y minorista sigue siendo el mayor contribuyente a la economía del país (supone el 22,9% del PIB), seguido del sector del transporte (14,1%). El sector financiero y de seguros aportó el 12,7%, el inmobiliario el 7,4% y los servicios de alojamiento y alimentación el 4%. Pero las bases están sentadas desde hace varios decenios. Los responsables económicos del país reconocen que sin el sistema de comunicaciones que tienen con el resto del mundo no podrían estar donde están hoy ni aspirar a estar donde se ven dentro de 10 años. Gracias a un importante puerto comercial y a la flota de Emirates Airlines, Dubái presume de tener vuelos directos con todos los continentes y con los principales países: India, África, Australia, Estados Unidos, China, Europa… En total, más de 3.000 vuelos semanales a más de 140 destinos de más de 70 países de cinco continentes.

Esta gran conexión internacional es lo que se traslada también a sus calles. No hay edificios ni monumentos antiguos en la gran urbe, poblada de grandes rascacielos, potentes coches y grandes avenidas. Pero las personas que transitan por las calles, el metro y los centros comerciales son de cualquier parte del mundo: mucho europeo y estadounidense se mezcla con japoneses y chinos y dubaitíes, saudíes y otros habitantes de Arabia. Los pakistaníes, iraníes, hindúes y bangladesíes (cada uno de estos grupos suman ya más población que la autóctona de Dubái) rebosan los trabajos de atención al público y de mano de obra a pie de calle.

Dubái
DubáiV de ViernesLa Razón

Según datos del propio país, en EAU hay unos 10 millones de personas: solo el 10% son emiratíes. El 58% son sudasiáticos, el 17% asiáticos y el 8,5% occidentales. Mientras, en Dubái, la población total supera ligeramente los 3 millones, el 90% de los cuales son expatriados de 181 países distintos a los que ofrece Programas de Residencia de Larga Duración que ofrecen opciones de visado de 10 y 5 años para solicitantes y familiares directos (cónyuge e hijos).

Sin embargo, el reto es crecer en otros lugares más lejanos y establecer futuros corredores económicos con África, América Latina y el Sudeste Asiático.

Por las calles, extremadamente limpias sin que sean visibles los operarios y maquinaria de limpieza se mezclan indumentarias de todo tipo. Todo está bien visto.

El boom de Internet

Los primeros occidentales que llegaron a Dubái lo hicieron con el boom de Internet, a finales de los 90 y principios de los 2000. Desde entonces, el emirato ha ido tejiendo sus redes para, con una serie de beneficios fiscales, una buena calidad de vida (apenas son visibles los policías y todas las promociones inmobiliarias venden un estilo de vida de alto standing) y una serie de cambios políticos y económicos, atraer tanto a grandes empresas (muchas de las tecnológicas, pero también de las farmacéuticas o de los medios de comunicación tienen allí su sede) como a startups, scale ups o freelances. Además, Dubái está atrayendo inversiones internacionales en laboratorios de I+D de empresas como HPE.

Su máxima es respetar la legislación internacional vigente. Aseguran que no son un paraíso fiscal (los EAU cuentan con cerca de 200 acuerdos de doble imposición y tratados bilaterales de inversión) y que las exenciones en impuestos no son, en absoluto, lo que atrae a las personas a quedarse a vivir y emprender allí. Sin embargo, la política impositiva es jugosa: 0% de impuesto sobre la renta de las personas físicas y al patrimonio, 9% Impuesto de Sociedades y 5% Impuesto sobre el Valor Añadido. El entorno favorable al comercio de Dubái fue pionero en la creación de zonas francas con un 100% de propiedad extranjera, políticas libres de impuestos y estructuras de creación y renovación de bajo coste. Esto ha llevado a empresas de todos los tamaños, desde entidades que cotizan en bolsa hasta empresas de nueva creación, a intentar sacar partido de la posición estratégica de Dubái como puerta de entrada a economías de toda Europa, Oriente Medio, África y el sur de Asia.

Conscientes de que «no somos una isla», todos los negocios que impulsan deben cumplir regulaciones como GDPR para poder operar de manera global. Y desde el propio gobierno se dedican a fichar talento para, entre otras cosas, acometer nuevas regulaciones en materia de Web 3.0 (a través de la entidad Vara) o atraer inversores y startups.

Según Marwan Al Zarouni, CEO del Dubai Blockchain Center, el emirato ha sido el primer país en, por ejemplo, tener una regulación específica para las criptomonedas y la tecnología blockchain. Una estrategia que se remonta a 2016, «cuando muchos de los países ni siquiera habían oído hablar de esta tecnología», aseguraba.

Así, el emirato tiene un «Sandbox Dubai» para permitir la prueba y comercialización de nuevos productos y tecnologías, con el objetivo de convertir Dubái en un importante centro de incubación de innovaciones y mantiene un programa de apoyo al crecimiento de 30 empresas de nuevos sectores para que se conviertan en unicornios mundiales.

Dos veces al año (abril y noviembre), evitando los meses más calurosos del riguroso verano, Dubái organiza varios congresos internacionales en los que mostrar y reunir a todo este conglomerado de innovación. GITEX, celebrado recientemente, presume de ser el mayor evento en toda Asia y ha anunciado este año que tendrá una réplica europea en Berlín en 2025. Y con el fin de diversificar y mostrar todos los avaneces en diferentes áreas, la organización también promueve eventos paralelos más específicos para sectores como Inteligencia Artificial o blockchain, llamados a ser motor de ese cambio que permita que la economía digital gane importancia en el PIB.

Varias organizaciones para un objetivo común

El entramado de organizaciones para cumplir este objetivo es amplio y complejo: si hablamos de startups, está como interlocutor Dubái Internet que, a su vez, tiene cinco entes para facilitar todos los trámites que han de realizarse (visa, cuestiones legales, administrativas, búsqueda de hogar, alojamiento familiar…); si nos vamos a empresas más consolidades, tenemos a Tecom, que también tiene otras organizaciones subyacentes y que se encarga de la gestión de 10 áreas de influencia dentro de Dubái (una por cada sector estratégico para el emirato).

Muchas de estas entidades son privadas… aunque trabajan mano a mano con el gobierno y con las empresas públicas.

Dubái
DubáiV de ViernesLa Razón

Por ejemplo, Dubai Future District Fund es un fondo de capital riesgo respaldado por el gobierno que invierte en startups tecnológicas con fondos propios en muchas ocasiones para promover que los privados también inviertan al contar con el respaldo del gobierno del emirato, tal y como explicaba su CEO Sharif El Badawi.

«Al invertir tratamos de ser conscientes acerca de cuándo tiene sentido para el gobierno intervenir y hacer entradas de inversión directa», añade.

Mujeres e integración

Según explicaban los responsables de Dubái, el 48% de los titulados en materias STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, en inglés) son mujeres en el país, puesto que la entrada en estos estudios se debe a las buenas notas adquiridas en niveles inferiores.

Sharif El Badawi, con trayectoria profesional en California, reconocía que el problema de la diversidad en el sector tecnológico en EAU no es el mismo que en Occidente en lo que a la presencia femenina se refiere. El problema que tienen es que muchas de esas mujeres solo aspiran a casarse una vez salgan de la universidad. Por eso, consideran que los esfuerzos en materia de diversidad deben centrarse no solo en promover los estudios STEM entre las chicas, sino en sus aspiraciones cuando acaban así como en materia social, pese a que son dueñas de la mitad de las empresas.

Aunque algunas mujeres llevan la cara tapada y muchas siguen usando hiyab, varios estudios internacionales confirman que los EAU son un lugar seguro para las mujeres: un 98,5% de ellas afirman sentirse seguras caminando solas por la noche en sus barrios, mientras que otros informes mantienen que ocupan el primer puesto en términos de igualdad de género y el segundo en términos de igualdad salarial por un trabajo similar.

Además, señalaba que la preocupación en temas de sostenibilidad debe girar también en cuanto a las clases sociales de los emiratos.