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Un viaje castellano (II)

Planeta Tierra

Ramón Tamames
Ramón Tamames Cristina BejaranoLa Razón

Continuamos hoy con el viaje castellano en agosto, y lo hacemos visitando la villa romana de La Olmeda, en el municipio de Pedrosa de La Vega, en las proximidades de Saldaña, provincia de Palencia. Donde tuvimos ocasión de admirar una serie de mosaicos formidables.

A modo de alfombras las teselas se combinan en amplias estancias de una vivienda “romanorum” de alto nivel de renta, con figuras de animales existentes e imaginarios, del más alto valor pictórico. Una muestra monumental de casi dos mil años, descubierta por el propietario de la finca y luego mecenas, Don Javier Cortés Álvarez de Miranda.

Tras la villa, almorzamos en la casa de un buen amigo en Alar del Rey, con buena calidad de viandas, pero con mucho ruido, un tema a resolver. Y de allí, nos dirigimos a Molledo, con un entorno formidable, de grandes bosques frondosos, mezcla de hayas, encinas, robles, etc. Verdaderos ‘‘lugares de cuento’’ de los hermanos Grimm, donde se perdieron Hansel y Gretel (verliren sich im wald).

Afortunadamente quedan masas arbóreas exentas de implantaciones de eucaliptos. Que son árboles de excelente madera y sin embargo no estén bien vistos por haber sustituido las antiguas y hermosas florestas cántabras. Lo mismo que pasó en Galicia y Asturias, donde las empresas de la celulosa han invadido amplios territorios para convertirlos en paisajes monótonos y sin su rica fauna anterior.

Parte de nuestro viaje lo hicimos por algunos fragmentos del Camino de Santiago, viendo, entre otras, las más hermosas iglesias en la transición del románico al gótico. Y por allí yantamos en el Villa de Fromista, un restaurante que dirige Doña Erica con su marido y su hijo; constituyendo, por sí solos un atractivo gastronómico de primera: por el le-chazo excelente, tal vez el mejor producto elaborado del campo castellano de ayer y hoy.

El próximo viernes terminaremos nuestro recorrido castellano en la mitad del verano, cuando las mieses ya brillan como el oro viejo.