Pedro Sánchez

Sánchez no renuncia a Iglesias y bloquea el pacto con el PP

El presidente del Gobierno se reunirá entre mañana y el viernes con los líderes de los partidos de la oposición

Pedro Sánchez se ha aferrado a la entelequia de unos nuevos Pactos de la Moncloa como si de un salvavidas se trataran en la tormenta del coronavirus. El Gobierno ha desplegado la estrategia de llamar a todos los partidos de la oposición, empresarios, sindicatos y representantes territoriales para ofrecerles un «gran acuerdo de reconstrucción nacional» y recuperar así la iniciativa política perdida. Una forma de ganar tiempo y desviar la presión hacia el resto de formaciones en las horas más bajas del Ejecutivo y cuando el frente de unidad en torno al mismo se ha roto y las críticas arrecian. De cara a la opinión pública se escenifica una búsqueda de apoyos para testar si existen mimbres para un gran consenso de país, similar al alcanzado en 1977, pero en la forma de actuar trasciende la nula voluntad de alcanzar acuerdo alguno. Moncloa traslada el mensaje de perseguir una adhesión incondicional del resto de partidos a su causa de relanzamiento «social y económico», mientras utiliza la ronda de contactos con estas formaciones como un espejo en el que ponerles frente a sus propias contradicciones.

De este modo se entiende la actitud desplegada hacia el PP. En el Gobierno son conscientes de que la viabilidad del pacto de reconstrucción nacional depende, en gran medida, de la legitimidad que le otorgue el principal partido de la oposición con su adhesión. Al contrario de tejer complicidades, parece que desde el Ejecutivo se estuviera buscando allanar la negativa de los populares. Mientras se mantiene en público que «no se entendería que no participaran», se anuncia la fecha de la reunión sin consultarles y se reafirman en el aspecto al que se aferra Casado para declinar su participación, la presencia de Iglesias.

En Moncloa se muestran tajantes sobre este asunto, después de que este diario publicara que el PP vinculaba su eventual adhesión al pacto a la salida de Iglesias. Desde el Gobierno se advierte de que son un Gabinete «fuerte y cohesionado» y se descarta que los «deseos o expectativas del PP se vayan a producir». En este punto, son bastante claros al despreciar «cualquier ventaja partidista» o de debilitamiento de la coalición que se quiera sacar por parte de los partidos de la oposición, con el coronavirus como telón de fondo.

Este posicionamiento bloquea de entrada el pacto y tampoco ayuda a desencallar la situación que Moncloa anunciara ayer la cita de Sánchez con Casado mañana sin haber contactado de manera previa con los populares. Una actuación contra la que el PP cargó con dureza, calificándola de «insulto». La propia portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, reconoció que la comunicación no se había llevado a cabo, asegurando que serían «los gabinetes los encargados de ponerse en contacto» próximamente.

El vacío en la gestión de los interlocutores se suma al de las propuestas que se van a trasladar. En Moncloa evitan concretar la oferta y se limitan a enumerar lugares comunes relativos a «medidas fundamentales» o «las cuestiones que de verdad preocupan a los ciudadanos» como la Sanidad, la Educación, la actividad productiva o la garantía de una renta básica. Hasta el momento, desde el Ejecutivo han rechazado trasladar una concreción más allá de que se buscará a todos los partidos para la aprobación de unos futuros Presupuestos de «reconstrucción» nacional. Aunque se espera una propuesta de mínimos a los partidos, desde el Gobierno quieren evitar enunciar ofertas concretas que puedan chocar con las que ya están en tramitación en el Congreso en el contexto del estado de alarma o que puedan generar rechazo en algunos de los partidos. De ahí que se emplace a las fuerzas políticas a realizar sus propias propuestas y que se vaya a llamar a todos, para que cada cual decida si se «autoexcluye o no» en base a sus argumentos.