Estado de alarma
Iglesias se siente blindado por Sánchez: “ningún ministro está por encima de la coalición”
El presidente del Gobierno comió con el vicepresidente el jueves, en plena tormenta por el pacto con Bildu. La cuota morada en el Ejecutivo no ve peligrar la coalición
El pacto de la reforma laboral del PSOE con Bildu amenazaba este miércoles con poner a prueba, otra vez, la relación entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Durante el estado de alarma han sido varios los episodios que han evidenciado dos almas opuestas que conviven dentro de La Moncloa y han propiciado, hasta ahora, diversas hojas de ruta que han producido la imagen de dos gobiernos en uno. Sin embargo, las fricciones varias entre departamentos se han cerrado, hasta ahora, en el despacho del presidente, a solas con el vicepresidente segundo. A pesar de la intensa semana en la que se han protagonizado varios cruces entre ministros socialistas y morados por los términos en los que anular la reforma laboral del PP, no habría hecho mella en el respaldo que el presidente otorga a su vicepresidente, que, acaba la semana viéndose respaldado por el líder del Ejecutivo, entre medias de fuegos cruzados en Moncloa derivados de los departamentos económicos encabezados por la vicepresidenta Nadia Calviño por su malestar con el rumbo que ha adoptado el Gobierno tras su pacto con Bildu. A pesar de que ahora el Gobierno asegure que no se derogará la reforma laboral en su totalidad, Iglesias, que defiende su supresión íntegra, no ve mermada su capacidad de influencia en el Consejo de Ministros.
La nota aclaratoria de Moncloa sobre el pacto con Bildu, parecía en un principio alejar el consenso de la coalición en medio de una pandemia que ha puesto a prueba día a día la fortaleza del Ejecutivo de izquierdas. De hecho, la discusión de este jueves entre el ministro de Transportes y el vicepresidente segundo en los medios a causa de los términos para derogar la reforma laboral, alimentaba todavía más un análisis de fisuras en Moncloa. Nada más lejos de la realidad, desde Podemos no se ven involucrados en las tensiones que ha generado el pacto con Bildu, pues, insisten en que en la bandera del partido va implícita la derogación de la medida. El propio vicepresidente sostenía esta semana que forma parte del acuerdo con el PSOE. Argumento cristalino que para los morados es suficiente como para zanjar un debate que consideran inerte, pues se remiten a lo acordado en diciembre del año pasado. Focalizan la controversia por el acuerdo en el seno socialista, en su incomodidad por transitar este camino que se contrapone a las tesis de la CEOE. De hecho, tanto los ministros morados como el grupo parlamentario Unidas Podemos conocían los términos del acuerdo con la formación abertzale mientras que del lado socialista, tan solo un núcleo reducido de ministros estaba al tanto.
De esta forma, Podemos rechaza cualquier análisis que conlleve a pensar que la coalición pueda estar atravesando momentos de fractura en su seno a causa de la reforma laboral, a pesar de que este miércoles la vicepresidenta económica Nadia Calviño, amenazara incluso con dimitir de su cargo tras conocer el pacto con Bildu, como informó ayer LA RAZÓN. Desde la cuota morada en el Gobierno consideran que la batalla encarnada por la reforma laboral corresponde al ámbito exclusivo del PSOE y se limitan a recordar que los pactos anunciados con cualquier fuerza política hay que cumplirlos y que en el propio pacto PSOE-Podemos, esa exigencia es manifiesta. Los morados, por supuesto, darán la batalla para que la derogación llegue a término, a pesar de los próximos debates que puedan abrirse con la parte económica del Gobierno. Para Podemos no suponen ninguna sorpresa las oposiciones que se suelen producir con Nadia Calviño, pues abducen que la vicepresidenta defiende posiciones ortodoxas y que mantiene diferencias explícitas con parte del contenido del acuerdo rubricado entre Sánchez e Iglesias. Precisamente, la máxima de Podemos es atenerse al programa pactado, qué estaría por encima de la opinión de cualquier ministro. La consigna; primero programa, ahora programa, y después programa, es la que prima entre los ministros morados.
El balance para los de Iglesias de la semana, a pesar del choque entre PSOE y Podemos por la reforma laboral, es positivo y creen que los debates no restan la influencia del vicepresidente segundo en el Ejecutivo de Sánchez. Califican la polémica dentro del «ruido mediático» y de editoriales. Por otro lado, suman a la balanza el hecho de que consiguen encauzar otra promesa más de las que figura en el acuerdo programático firmado con el PSOE, de hecho ayer, el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, volvía a insistir en que se iban a «cargar» la reforma laboral del PP. No debe dejarse de lado el rédito positivo que adquieren –tras la negociación con Bildu–, pues inician los pasos previos para retomar el espíritu de la moción de censura, que en estas últimas semanas sus propios socios habían puesto en tela de juicio. Prueba de la sintonía entre Sánchez e Iglesias es que esta semana ambos han continuado con sus habituales maitines de los martes y sus «comidas de los jueves», precisamente en el día más caótico para el PSOE, después de la rectificación del acuerdo con Bildu y tras que los barones socialistas comenzaran a criticar la deriva del Gobierno tras sentarse a negociar con el partido vasco.
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