Coronavirus

Josep Sánchez-Llibre: “Hay que estimular la actividad económica, el empleo y el consumo”

Califica de «letal para nuestra economía» una subida de impuestos. «Se trata de recaudar para mantener los servicios públicos esenciales de calidad, pero sin frenar la productividad»

JOSEP SANCHEZ LLIBRE
JOSEP SANCHEZ LLIBREMiquel GonzálezShooting

Uno de los dirigentes que mejor ha sabido engrasar las relaciones con el poder político es un firme defensor de mantener los ERTE para afrontar la crisis económica provocada por el coronavirus. El patrón de los empresarios de Cataluña alertó de que el acuerdo era insuficiente e insiste en que el plazo debe ampliarse. En opinión del ex diputado, las medidas de «sostén» de la economía no se pueden retirar.

-¿Es «inevitable» una reforma fiscal con subidas de impuestos, como ha advertido el presidente del Gobierno?

–Absolutamente evitable. Un incremento fiscal sería letal para nuestra economía. Es imprescindible que no se produzca una subida de impuestos. En junio de 2019 planteamos la necesidad de abordar la reforma fiscal para avanzar hacia una fiscalidad competitiva. No se trata de recaudar más y provocar con ello la fuga de talento y la pérdida de inversiones. Se trata de recaudar para mantener los servicios públicos esenciales de calidad, pero sin frenar la productividad. Una fiscalidad excesiva lastraría a nuestras empresas. No es el momento de subir impuestos, hay que estimular la actividad económica, el empleo y el consumo. Si la presión fiscal en porcentaje del PIB en España es más baja, se debe al peso de la economía sumergida. No es cierto que en España se paguen menos impuesto.

–También ha apuntado en esa dirección el Banco de España. En concreto, a la subida del IVA.

–La propuesta de Foment va en la dirección contraria. Queremos que sectores de gran consumo vayan a tipos de IVA reducidos. Es el caso de parques de atracciones, peluquerías, gimnasios y los servicios vinculados con el turismo, para incentivar este sector, que es el motor de la economía española.

–¿Qué consecuencias creen que tendría en estos momentos la subida de impuestos a las grandes corporaciones y del IRPF a las rentas más altas?

–Tendría unas consecuencias muy negativas por ser una fiscalidad confiscatoria que perjudicaría notablemente a las empresas y, en definitiva, al conjunto del país. El tipo del impuesto sobre sociedades ya está sobre la media europea, e igualmente el del IRPF. Un incremento de los tramos altos no aportaría mucha recaudación, y en cambio puede ser disuasorio para la atracción de capitales extranjeros pues castiga nuestra carta de presentación fiscal y desincentiva la actividad. El foco debe ser recuperar la actividad, por un lado, y la mejora de la lucha contra el fraude, por otro. Y no apretar más al contribuyente que cumple sus obligaciones.

–En otros países, como Italia, han apostado por bajarlos. También al sector turístico. ¿Qué le parece?

–Exactamente esto es lo que debería suceder España. El Ejecutivo español debería aplicar las mismas medidas que los países miembros de la Unión Europea que como Francia, Alemania o Italia priorizan las ayudas a las empresas. En una situación de crisis hay que hacer una política anticíclica y no empeorar el ciclo depresivo con más impuestos. Ya se podrá hacer esto más adelante para compensar el incremento del endeudamiento temporal. Debemos volver a la velocidad de crucero en todos los sectores, y en algunos hará falta un mayor impulso público.

–¿Qué lectura hace de los últimos datos de paro conocidos esta semana?

–Las cifras de paro y contratación correspondientes al mes de junio son negativas y muy preocupantes. Los datos interanuales son especialmente negativos y muestran los efectos de la crisis del Covid-19, si bien se observan ciertas mejoras en junio en el empleo en diversos sectores. Se aprecia una destacable reincorporación de los trabajadores afectados por los ERTE como consecuencia de la reactivación de algunas actividades. Por ejemplo, en el conjunto de España se pasa de 3 millones de trabajadores afectados por ERTE en mayo a 1,8 millones en junio. Y en Cataluña, de más de 600.000 en abril y mayo, a 380.000 en junio.

–¿Será suficiente con los ERTE para sostener el empleo?

-Es imprescindible que se prorroguen los ERTE en las condiciones iniciales que se regularon al inicio del estado de alarma, todo el tiempo que precisen las empresas, puesto que muchas todavía no han podido reactivarse de forma total o parcial. Los ERTES son un mecanismo para ayudar a que no cierren empresas y que no se pierdan los puestos de trabajo. Sin embargo, junto con la prórroga de los ERTES se han de adoptar otras medidas. Por ejemplo, suprimir alguna regulación reciente que limita el poder de la dirección empresarial y su capacidad para gestionar sus recursos humanos. Se han prohibido las horas extraordinarias, las nuevas contrataciones y la externalización de servicios. Más que prohibir hay que flexibilizar las relaciones laborales, reducir sus costes y, en especial, las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social.

–¿Dónde está el problema en el pago de los ERTE?

–En un Estado moderno como España es lamentable que miles de ciudadanos continúen sin cobrar sus prestaciones desde marzo. El Gobierno debe resolver ya esta situación insostenible. El aluvión de ERTE presentados tras la declaración del estado de alarma ha comportado que el SEPE se viera sobrepasado y se demorara el pago mensual de las prestaciones por desempleo. El problema fundamental ha sido la insuficiente estructura y personal del SEPE para cubrir la ingente y excepcional cantidad de ERTE tramitados y los millones de trabajadores afectados (en el entorno de 3, 5 millones de trabajadores a nivel estatal y 730.000 en Cataluña), a lo que se añadieron algunas incidencias técnicas y errores en la tramitación de las prestaciones.

–¿Lo peor de la crisis «ha pasado», como dijo esta semana la portavoz del Gobierno?

–La crisis será todavía más grave si el Gobierno mantiene su postura de incrementar la fiscalidad. Solo saldremos airosos si se aplican medidas anticíclicas. Tenemos una economía convaleciente. Las medidas de «sostén» de la economía no se pueden retirar y hay que evolucionarlas en función de la coyuntura.

–¿Qué previsiones manejan ustedes?

–El primer semestre ha sido el del parón de la actividad, pero el segundo es el de una economía convaleciente. La solución debe concretarse en los presupuestos del 2021, que deben responder tanto al trabajo de la Comisión por la Reconstrucción, como a la hoja de ruta que se presentó tras las deliberaciones de los empresarios en la cumbre de la CEOE. Es imprescindible un gran Pacto Institucional del Gobierno, comunidades autónomas, agentes sociales y formaciones políticas. Si no se hace un gran acuerdo viviremos una larga etapa de inestabilidad económica.

–¿El plan de ayuda a las empresas le parece que va bien encaminado? En otros países, como Alemania, las ayudas son muy superiores.

–En España los ERTE han sido un gran instrumento, pero ha faltado mucha sensibilidad para las empresas y los sectores económicos afectados. Esto no ha sido así en otros países que han facilitado, por ejemplo, liquidez para las empresas y aplazamientos de impuestos. Las ayudas directas en España no han llegado. Ha faltado la generosidad que sí se ha aplicado en Francia, Alemania e Italia.

–¿Qué habría que cambiar?

–Falta que los recursos lleguen a todos, falta un fondo para empresas y emprendedores, faltan aplazamientos en el pago de impuestos mientras no se reactive la demanda y las empresas comiencen a facturar. Faltan más recursos para pymes y autónomos.

–¿Dónde cree que está el punto más débil de nuestra economía en estos momentos?

–En la incertidumbre y en la ausencia de complicidad y confianza profunda entre los agentes sociales y el Ejecutivo. Hay que construir un gran acuerdo y alianza entre el Gobierno, los sindicatos y las empresas, tal y como apuntó CEOE.

–¿Qué opina de los trabajos de la comisión de reconstrucción?

–Todavía no conocemos las conclusiones. Para Foment el futuro pasa porque los acuerdos para la reconstrucción cristalicen en los presupuestos de 2021, que deberían ser los de la recuperación económica, como parte de ese gran acuerdo en el que los empresarios deben verse como aliados y parte importante de la solución.

–¿Cree que ERC puede ser el socio que sostenga esos Presupuestos de la Reconstrucción?

–Estos presupuestos deben tener el apoyo de una amplia mayoría y si en ella está ERC, bienvenida sea. Es necesaria la complicidad de todas las fuerzas políticas.

–¿Cuáles deben ser los ejes de esos Presupuestos?

–La inversión pública, la seguridad jurídica, la colaboración público privada, la innovación y la reindustrialización. Todo esto es esencial para facilitar la recuperación, la competitividad y garantizar la cohesión social.

–¿Qué consecuencias tendrían unas elecciones catalanas este otoño?

–Los empresarios queremos estabilidad política porque eso facilita la estabilidad económica. Tras la Covid 19 es importante afrontar unidos la reconstrucción económica y social de todo el país.

–¿Tiene sentido convocar ahora la «mesa» de partidos?

–Desde Foment siempre hemos defendido que, si la «mesa» sirve para resolver la cuestión catalana, nos parece bien.

–¿Cuáles son los puntos más débiles de la economía catalana?

–Por un lado, una fiscalidad muy alta que perjudica la actividad económica y cuya responsabilidad recae en el Gobierno de Cataluña. Por otro lado, es responsabilidad del Gobierno de España el déficit acumulado en inversión pública y que afecta muy especialmente a infraestructuras básicas que son prioritarias, y cuyo retraso, en muchos casos más de diez años, afecta a la competitividad.

–¿Entiende que ahora, más que nunca, funcione la solidaridad interterritorial entre comunidades autónomas?

–La solidaridad entre comunidades autónomas es siempre necesaria. Debe hacerse con criterios de justicia y proporcionalidad, con criterios de población y competencias atribuidas.

–¿Qué le parece el nuevo proyecto político de Puigdemont?

–No hacemos valoraciones políticas referidas a partidos políticos.