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El PP teme perder Castilla y León incluso tumbando la moción de censura

Salvo sorpresa, la iniciativa del PSOE, que lleva gestándose desde febrero, fracasará por falta de apoyos. La inestabilidad en Cs y las futuras bajas auguran un futuro incierto a Mañueco

El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco a su llegada a una rueda de prensa en Valladolid
El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco a su llegada a una rueda de prensa en ValladolidPhotogenic/Claudia Alba

Las Cortes de Castilla y León vivirán hoy el segundo asalto del PSOE a la estabilidad autonómica, y el final, salvo sorpresa, será otro fracaso del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a quien colocan también detrás del impulso de la moción de censura contra este otro Gobierno de coalición del PP y Ciudadanos (Cs). La misma maniobra que se ejecutó en Murcia, pero con distinto resultado por el papel de los naranjas.

La previsión es que el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, supere esta tarde noche el intento de asalto de los socialistas, en el que empezaron a trabajar, por cierto, mucho antes de que saltase la moción de Murcia.

En la intrahistoria está el malogrado intento de la dirección del PSOE, con aval de Moncloa, de dar un golpe de mano en los equilibrios del poder autonómico por la vía de un pacto global, en la sombra, con la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas. Acuerdo al que ella se negó a dar ese carácter general –según argumentan en Cs– para circunscribir la acción conjunta «sólo» al caso de Murcia y con la justificación de «la corrupción».

Sin entrar en medir el resultado de los pulsos de interés de partido, es un hecho que el fracaso de Pedro Sánchez en este golpe de mano se vuelve contra la fortaleza del Estado autonómico cuando todavía los Gobiernos regionales están al mando de la cogobernanza para hacer frente a la crisis sanitaria y económica. Y éste es el gran daño para el interés general, que señalan incluso en baronías socialistas.

En Murcia, la moción de censuradeja un Gobierno más débil en sus apoyos parlamentarios y en su capacidad de gestión, aunque al frente siga el popular Fernando López Miras. Y en Castilla y León, la maniobra también socialista dejará al Gobierno de PP y Cs a merced de los votos de Vox o de los regionalistas, siempre que se confirme la previsión de que hoy sobreviva a la moción. Para aprobarla, el PSOE, con 35 escaños, necesita los votos de Podemos (2), a una tránsfuga de Ciudadanos y al menos tres diputados más, que tendría que buscar en Ciudadanos o en los partidos Unión del Pueblo Leonés o Por Ávila, escisión del PP.

La política de siglas sigue su ofensiva en plena pandemia, pero, a veces, como es el caso, ni siquiera la entienden en la organización política desde la que se impulsa. Comunidades socialistas han observado estas dos últimas semanas «con asombro», y fuerte actitud crítica, la estrategia que dirige Ferraz contra los Gobiernos de coalición del PP y Cs. La pandemia ha unido a los Gobiernos autonómicos en la dura gestión de la situación sanitaria, todos se han sentido solos frente a Moncloa con indiferencia del color político. «Es un desastre. Desde el punto de vista del partido. Pero también en la altura de Estado que habría que tener en estas circunstancias», reprochan a Ferraz desde una de sus Presidencias autonómicas.

Con la excepción de la Comunidad de Madrid, la pandemia ha hecho que los presidentes autonómicos lleven meses trabajando codo con codo, se han unido mucho, como lo reconocen Gobiernos de uno y de otro signo, y han intensificado sus vínculos y su solidaridad entre ellos. Por esto, son barones del PSOE los que también cuestionan que el plan de Sánchez desestabilice las sinergias territoriales cuando todavía no ha terminado la crisis sanitaria.

Hay un añadido importante, que destacan desde comunidades socialistas, y es la actitud de «lealtad» que ha mantenido el presidente de Castilla y León, como otros dirigentes autonómicos populares, con el Ministerio de Sanidad y con Moncloa. «Hay líneas que no se deberían cruzar. Y no puedes pagar con golpes a quien ha sido leal institucionalmente en todo momento, incluso por encima de los intereses de partido o que le marcaban desde la dirección de Génova», señalan desde otra de las baronías socialistas, que también ha tenido que luchar duro para contener la extensión del coronavirus.

El Gobierno de Castilla y León afronta hoy la moción de censura con la voluntad de mantener el acuerdo hasta agotar la Legislatura. Pero desde el lado popular se tientan la ropa, porque incluso una vez superada la moción, el riesgo de que Cs se descomponga, antes de que lleguen por calendario las próximas elecciones autonómicas y municipales, «es muy alto». Todo está ahora en manos de lo que pueda pasar en Madrid el 4 de mayo.

La sesión de hoy llega casi dos semanas después de que el PSOE registrara en las Cortes la moción de censura, el 10 de marzo, el mismo día que los socialistas presentaron junto a Cs una iniciativa en el mismo sentido en la Comunidad de Murcia e Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, disolvió la Asamblea y optó por convocar elecciones para evitar un movimiento similar en su contra.

Sin embargo, la idea de la moción de censura venía escuchándose ya en el PSOE de Castilla y León desde finales de febrero, con la justificación de supuestos «motivos objetivos y gravísimos». El líder socialista, Luis Tudanca, ha explicado esta iniciativa en la «degradación institucional». En contra de la opinión de otros dirigentes autonómicos del PSOE, Tudanca, con el apoyo de Sánchez, se ha apresurado a echar tierra sobre el clima que se impuso en la primera fase de la pandemia. Entonces, hace diez meses, se firmó casi por unanimidad un pacto por la reconstrucción de la comunidad autónoma, que fue aplaudido por agentes sociales y empresarios. Fue una excepción en el clima ya de choque político que se imponía, y que tuvo también su réplica en el Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo.

La moción de censura se votará esta misma noche y, aunque decaiga, dejará paso a una nueva etapa en la política autonómica al perder el pacto PP-Ciudadanos la mayoría absoluta. Todas las miradas estarán hoy puestas en las Cortes de Castilla y León en Ciudadanos, porque los votos de sus 11 procuradores serán determinantes.