Diplomacia

Marruecos avisó oficialmente a España en dos ocasiones de su malestar por la presencia del jefe “polisario”

Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores se minimizó la protesta y no se hizo caso a Rabat

La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya
La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González LayaZipiEFE

Marruecos ha emitido, desde la acogida del jefe del Frente Polisario, Brahim Ghali, en España, dos comunicados oficiales en los que mostraba su malestar por estos hechos y advertía de las consecuencias que podían tener. Por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores la respuesta fue siempre la de restarles importancia y asegurar que las relaciones marchaban bien. No era así.

El pasado 25 de abril, “el Reino de Marruecos” deploraba “la actitud de España, que acoge en su territorio al llamado Brahim Ghali, líder de las milicias separatistas del “Polisario”, procesado por graves crímenes de guerra y graves violaciones de los derechos humanos”.

“El Reino de Marruecos --agregaba-- expresa su decepción por este acto contrario al espíritu de asociación y buena vecindad, y que se refiere a una cuestión fundamental para el pueblo marroquí y sus fuerzas vivas.

Y se formulaba las siguientes preguntas:

- ¿Por qué el llamado Brahim Ghali fue admitido en España a escondidas y con un pasaporte falso?

- ¿Por qué España consideró útil no notificar a Marruecos? -

¿Por qué eligió ser admitida con una identidad falsa?

- ¿Por qué la justicia española aún no ha reaccionado a las numerosas denuncias presentadas por las víctimas?”.

Hasta aquí el primer comunicado. Ante la falta de respuesta por parte de España, el pasado 8 de mayo Rabat emitió otro:

“Desde que España recibió en su territorio al líder de las milicias del Polisario, acusado de crímenes de guerra y graves violaciones de los derechos humanos, los funcionarios españoles han incrementado el número de declaraciones que intentan justificar este grave y contrario acto. buena vecindad”, señalaba.

Y formulaban las siguientes “aclaraciones”:

1. La decisión de las autoridades españolas de no notificar a sus homólogos marroquíes la llegada del líder de las milicias del “polisario” no es una simple omisión. Se trata de un acto premeditado, una elección voluntaria y una decisión soberana de España, que Marruecos reconoce plenamente. Sacará todas las consecuencias.

2. La invocación de consideraciones humanitarias no puede justificar esta actitud negativa.

En efecto:

- Las consideraciones humanitarias no justifican las maniobras tramadas a espaldas de un socio y un vecino.

- Las consideraciones humanitarias no pueden ser una panacea que se conceda selectivamente al líder de las milicias del “polisario”, en un momento en el que miles de personas viven en condiciones inhumanas en los campamentos de Tinduf.

- Las consideraciones humanitarias tampoco pueden explicar la inacción de la justicia española, cuando se toma debidamente en consideración las denuncias documentadas. La aplicación de la ley y la preservación de los derechos de las víctimas no se puede hacer con un doble rasero, ni adolecer de ningún doble rasero.

- Las consideraciones humanitarias no explican, además, que se sea cómplice de robo de identidad y falsificación de pasaportes, con la intención de eludir voluntariamente la ley.

- Por último, las consideraciones humanitarias no pueden negar los reclamos legítimos de las víctimas de violaciones, torturas y violaciones masivas de derechos humanos cometidas por el líder de la milicia “Polisario”.

Por último, subrayaban que “la actitud de algunos funcionarios del Gobierno, prejuzgando la reacción marroquí y minimizando el impacto, por grave que sea en la relación, no puede ocultar esta lamentable situación.

“La preservación de la asociación bilateral es una responsabilidad compartida, que se nutre del compromiso permanente de salvaguardar la confianza mutua, mantener una cooperación fructífera y salvaguardar los intereses estratégicos de dos países”.