Inmigración
Las pateras recuperan sus rutas clásicas y abren otras nuevas
A la reactivación de la atlántica se suma el auge de los flujos migratorios en la ruta balear y mediterránea, que están creciendo
Aunque la inmigración no preocupa en exceso a los españoles, lo cierto es que en los últimos meses están aumentado los flujos migratorios hacia distintos puntos de las costas españolas. El último Barómetro del CIS, publicado en el mes de septiembre, reveló que para el 5% de los encuestados la inmigración es el principal problema, muy lejos del 59,8% que sitúa a los problemas de índole económica a la cabeza. Aun así, la cobertura de los naufragios, así como la situación en la que se encuentran los centros de internamiento de inmigrantes (CIEs) ocupan un lugar destacado en la información. El año pasado España volvió a ser la principal puerta de entrada de la Unión Europea para la inmigración irregular. Como ya ocurrió en 2018, las llegadas a las costas españolas superaron las registradas en el resto de países mediterráneos, esta vez por la reactivación de la ruta hacia Canarias, la más larga y mortífera para llegar a Europa. España sumó 41.861 entradas irregulares por tierra y mar, frente a las 34.154 de Italia y las 15.696 de Grecia, según la agencia de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR).
A falta de que termine el año, los datos sobre llegadas irregulares a las costas españoles muestran un incremento respecto al año pasado. Así, según se desprende del último informe del Ministerio de Interior, hasta la fecha llegaron a las costas españolas 28.729 personas de manera de irregular, que supone un 51% más que en el mismo periodo de 2020, cuando arribaron 19.024 personas. Más de la mitad (13.118 personas) desembarcaron a través de Canarias, con la misma intensidad que el año pasado, que no se veía desde que en 2006 las islas fueron el destino de más de 31.678 personas,fenómeno que se bautizó «crisis de los cayucos».
A diferencia del año anterior, hay un fenómeno migratorio que preocupa por su intensidad. Se trata de la llamada «ruta argelina» con destino a la Islas Baleares, la costa de Murcia y la de Levante. Los números no dejan lugar a dudas. En 2019 llegaron a través de esta ruta un total de 507 personas, al año siguiente, en plena pandemia, lo hicieron 1.464 y en lo que va de año, ya se han superado las cifras del año anterior, ya que se registraron 1.472 entradas irregulares, según los datos de la Delegación de Gobierno de las Islas Baleares. El otro punto de inmigración caliente son las costas andaluzas que reciben entre el 30% y 40% del total de llegadas. Es decir, las cifras oscilan entre los 7.047 y 9.396 llegadas.
Varón y magrebí
En cuanto al perfil del inmigrante que llega de manera irregular a las costas españolas hay que diferenciar entre quienes lo hacen a las Islas Canarias, Andalucía o Baleares. De acuerdo con datos del Ministerio del Interior publicados por el Defensor del Pueblo, un 52% de las personas que llegaron a Canarias durante el año pasado era procedentes de Marruecos, un 20% de Senegal, un 18% de Malí y una menor proporción de Costa de Marfil y Guinea Conakry, nacionalidad emergente en las llegadas, dada la inestabilidad política en este país. Cabe destacar que, aunque los datos por género difícilmente son desglosados, es una ruta muy masculinizada, sin embargo, durante este año en comparación con el anterior se detecta una mayor presencia de mujeres y embarazadas. En el caso de Andalucía, la mayoría también son hombres y, en su caso, durante este 2021 también son mayoritariamente marroquíes, un cambio respecto a la gran oleada de inmigrantes que llegó en 2018 a las costas andaluzas. Según Cruz Roja, el 81% de las personas llegadas fueron magrebíes. Además, solo el 7,1% de estas personas eran mujeres. Para entender el por qué del cambio de perfil de la inmigración en las costas andaluzas hay que analizar la política represiva de Marruecos que la ejerce contra los subsaharianos, así como la inyección de dinero que recibe de la Unión Europea para vigilar sus costas. Por último, en cuanto a la nacionalidad de las personas que están llegando a las costas de Baleares y Murcia, existe un perfil distinto que al de las otras dos rutas. Se trata la inmensa mayoría de varones de entre 16 y 25 años que proceden de Argelia, país inmerso en una fuerte crisis económica que en las últimas semanas también es escenario de varias crisis políticas relacionadas con la ruptura de relaciones diplomáticas con Marruecos. Sirva como ejemplo que el fin de semana del 18 y 19 de septiembre llegaron 322, la mayor cifra desde que se activó la ruta. Y aunque, en comparación con las otras dos, es menor, su crecimiento sostenido es una prueba de su reactivación.
Presupuesto
La inmigración irregular es uno de los retos que España lleva años afrontando y que en los dos últimos se ha recrudecido. Es por ello que en los últimos Presupuestos Generales del Estado se amplió en 106 millones de euros su presupuesto, hasta los 424 millones. Para hacer frente a este fenómeno, España recurre, por un lado, a ayudas directas a los países de origen de los inmigrantes, subvenciones para recursos de vigilancia, y, ya en nuestras fronteras cuenta con el apoyo de ONGs, además de los Centros de Internamiento de Extranjeros, que sirven para retener a los irregulares hasta 72 horas. Históricamente, Mauritania y Senegal han sido los principales destinatarios de los fondos españoles entre 2011 y 2017, hasta que, en 2018, Marruecos se convierte en el principal receptor tras la visita de Pedro Sánchez al Rey Mohamed VI en noviembre de ese año. Desde entonces Marruecos ha recibido más de 90 millones para controlar las fronteras, desarticular mafias y evitar los flujos migratorio ilegales. La última se aprobó tras la crisis en Ceuta cuando como respuesta a la decisión de España de acoger a Brahim Ghali se aprobó una partida de 30 millones. Las anteriores se aprobaron el 19 de julio de 2019 para, según el Gobierno, «contribuir a la financiación del despliegue de las autoridades marroquíes en sus actividades de lucha contra la inmigración irregular». Y, posteriormente, se inyectaron otros 31 millones en mayo de 2020 en plena pandemia.
Paralelamente al fenómeno de la inmigración hay otro muy preocupante: la llegada de menores no acompañados (menas). Según los datos de la Fiscalía en su Memoria Anual de 2020 durante el año pasado llegaron un total de 3.307 menas a España, es decir un 15,11% más de los que llegaron en el año 2019. Estos números solo son superados por los de 2018, cuando más de 7.000 menas llegaron ilegalmente a España. Respecto a las nacionalidades la mayoría proceden de Marruecos, más del 42% (1.393), le siguen menores no acompañados de Malí y Argelia.
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