Yolanda Díaz

La ministra y vicepresidenta que no quiso serlo acaba el año con 7 batallas ganadas en un año al PSOE

Yolanda Díaz cierra 2021 “satisfecha”. Interpreta salir victoriosa de “la madre de todas las batallas”, en alusión a la reforma laboral y prepara la ley de empleo o para la conciliación laboral para 2022

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda DíazEUROPA PRESS/A.Ortega.POOLEuropa Press

Yolanda Díaz cierra el año siendo una de las políticas mejor valoradas en la política española, por encima, incluso, del presidente del Gobierno. Unas evaluaciones de las que la vicepresidenta segunda no quiere comentar ni en público ni en privado, porque, dice, no puede distraerse de sus tareas en el Gobierno de coalición, al frente de la cartera de Trabajo, donde ha cerrado el año con el consenso de la reforma laboral con un acuerdo tripartido en el Gobierno, con la patronal y los sindicatos, a pesar de las diferencias de calado que han retrasado el acuerdo hasta final de año. La dirigente gallega encara el nuevo año con el sentimiento de los deberes hechos, pero con más proyectos por sacar adelante en la mesa del Consejo de Ministros. Con un rédito positivo en Moncloa, arrancando al PSOE hasta siete compromisos claves a los que los socialistas se resistían, e un primer momento.

Un Ejecutivo al que llegó en enero de 2020 sin querer dar el paso, de la mano del ex vicepresidente Pablo Iglesias. Por su entonces relación de amistad cercana, Díaz cedió. Desde su ministerio ha logrado en estos dos años tejer hasta doce acuerdos en el marco del diálogo social. Desde su entorno reafirman que su éxito se debe a que la vicepresidenta se erige como “firme defensora de la mediación”. Fue, de hecho, la primera de las ministras que advirtió de la dureza con la que podía azotar a España el coronavirus a principios de marzo y para ello diseñó una guía a las empresas con medidas de protección. Unas instrucciones que desde Moncloa se apresuraron a rebajar. Su primer éxito en el Gobierno, en el contexto de la pandemia, fue el de diseñar la herramienta de protección laboral para los trabajadores, los ERTE. Después llegaría el primer acuerdo para subir el Salario Mínimo Interprofesional a 950 euros, con el concurso de Pablo Iglesias en Moncloa. Además de fraguar el plan de igualdades retributivas para las empresas o el real decreto que regulaba el trabajo a distancia, y la ley Rider para regular las condiciones laborales de los repartidores a domicilio.

En abril de 2021 se enfrentaría a su siguiente “no”. Tras la salida de Iglesias del Gobierno para concurrir a las elecciones madrileñas, éste la designó como su sucesora “in pectore” tanto en el Gobierno como en el espacio confederal de Unidas Podemos. Díaz no quería ser vicepresidenta ni tampoco la candidata a liderar Unidas Podemos en las próximas elecciones, de este último cargo sigue alejándose a día de hoy. “Todo el mundo sabe que no quería ser ministra ni vicepresidenta y al final lo fui. Yo no elegí estar aquí”, es la frase que repite la vicepresidenta cuando se le interpela sobre su futuro político, que empezará a despegar a partir del primer trimestre de 2022, pero del que se sigue desligando, a día de hoy como candidata. El objetivo es separarse totalmente de la designación “a dedo” de Pablo Iglesias, erigiéndola como cabeza de lista de Unidas Podemos. En su entorno explican que el objetivo es entablar una “conversación” con la sociedad. Reniegan de quedarse con “la izquierda del PSOE” porque “es pequeña” y aspiran a un espacio transversal.

Desde su ascenso a vicepresidenta segunda, Díaz ha logrado mantener en la ecuación a los socios prioritarios, un trabajo abonado por Pablo Iglesias en 2020. Los presupuestos han vuelto a cerrarse con las mismas formaciones de izquierda e independentistas. Díaz logró, tras la negativa inicial de la vicepresidenta primera Nadia Calviño, la segunda subida del SMI, de 950 a 965 euros, la cual se materializará a partir del nuevo año. Después del verano llegarían medidas para contener el precio de la luz tras los récords históricos. El paquete de medidas incluye el recorte sobre parte de los llamados beneficios caídos del cielo. El freno a la ampliación del aeropuerto de El Prat, es otra de las victorias que alberga la vicepresidenta. Otro éxito que se le puede atribuir fue la materialización de la Ley Trans, después de que las negociaciones entre Justicia e Igualdad ralentizaran el proceso de elaboración de la norma. La llamada de Díaz a Sánchez fue imprescindible para desatascar la ley. Medidas encalladas como la ley de Vivienda llegaron al Consejo de Ministros tras la intercesión directa de la dirigente gallega con el presidente del Gobierno. El objetivo era la regulación del mercado del alquiler, aunque la limitación no llegará tan lejos como exigían los morados que pedían la bajada por ley a todos los propietarios, pero sí llega más allá de lo que cedían en un primer momento los socialistas, que solo se abrían a rebajas fiscales a los propietarios que decidieran bajar el alquiler. La propuesta del ministerio de Seguridad Social de elevar de 25 a 35 años el periodo de vida laboral se encontró también con el rechazo frontal de Unidas Podemos. La última, y más importante, batalla ha sido la reforma laboral. En el partido morado interpretan que sí ha vuelto a ganar Díaz, a pesar de que para aprobarse Sánchez impuso la presencia de Nadia Calviño en las negociaciones. “La madre de todas las batallas”, lo definen gráficamente.

De cara a 2022, el equipo de la vicepresidenta, aunque satisfecho, es prudente y se centra ya en dar salida al resto de compromisos escritos. Entre ellos, firmar la subida del SMI, la puesta en marcha de la Ley de Empleo, con la creación de una Agencia Española del Empleo, una suerte de ‘infojobs’ estatal, entre otras medidas. Pero su trabajo será todavía más intenso en este nuevo año. La vicepresidenta comenzará a dar forma a su plataforma y para ello prevé visitar todo el territorio con el fin de armar su futura candidatura.