Comité Federal

Sánchez vuelve a desautorizar a Garzón

Ya en clave electoral, saca pecho de su gestión y sortea la crisis de la carne mostrando su apoyo al sector

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro SánchezJorge ZapataAgencia EFE

El Comité Federal del PSOE -que no se reunía desde el mes de octubre- fue un manual de autoayuda. Pedro Sánchez cumplió ayer dos años al frente del nuevo Gobierno pero ante el PSOE se abre un tramo final de legislatura lleno de grietas y, seguramente, sin sabores. El Gobierno ha aprobado más de 43 leyes demostrando su “mala salud de hierro”, pero el PP ha abierto la Caja de Pandora en Castilla y León, a la que seguirá Andalucía, abriendo un periodo de incertidumbre hasta las elecciones generales de 2023, siempre y cuando no se adelanten.

El secretario general del PSOE puso letra a la música a la partitura del PSOE reivindicando el “proyecto socialdemócrata” como garantía de avance y de cambio para “crecer para repartir y repartir para crecer”. Sánchez puso en valor la moción de censura para acabar con “los recortes, la parálisis y la corrupción”, y los últimos datos del paro como ejemplo de superación de la crisis destacando una “recuperación robusta” con aumentos salariales no con los descensos que se produjeron en la crisis gestionada por “las políticas liberales” del PP. Sin olvidarse de promesas como la conexión por AVE para todos los ciudadanos “vivan donde vivan” y se comprometió a llenar de nuevo “la hucha de las pensiones” al tiempo que hizo bandera de la reforma laboral para reducir el desempleo y la temporalidad, sin mencionar a Yolanda Díaz, y bajo la atenta mirada de Félix Bolaños muy bien situado en el tiro de cámara del nuevo Comité Federal del PSOE surgido tras el Congreso de Valencia.

En su intervención, el presidente del Gobierno no se olvidó de dar un repaso a la oposición del PP al que reclamó que realmente “sean constitucionalistas” y no bloqueen la reforma de los organismos institucionales. Sánchez contrapuso la voluntad del ejecutivo de llegar a acuerdos y de buscar la estabilidad del país frente a lo que considera la deslealtad del PP, y presentó al PSOE como avance y al PP como retroceso. En este punto, la única referencia a Cataluña “recordemos Salvador la Cataluña de hoy a la Cataluña de hace cuatro años”. Sobre la Mesa de Diálogo que reclama ERC ni una sola palabra.

El máximo responsable del PSOE y del Gobierno ratificó su oposición a que el gas y la nuclear sean consideradas energías limpias como propone Bruselas y sacó pecho en el precio de la luz porque “gracias a rebajar la fiscalidad ni la industria ni los consumidores se vieran afectados” en lo que calificó un esfuerzo enorme de recursos públicos. “Los socialistas trabajamos por la dignidad y por el respeto”, apuntilló tras acordarse de la guerra de Irak o del vicepresidente Rato aunque no lo citó.

Las buenas palabras del presidente perseguían el objetivo de dar moral a los socialistas para afrontar la segunda mitad de la legislatura. Las previsiones demoscópicas no son buenas y el cambio de Gobierno no ha cuajado y no ha dado el impulso que los socialistas necesitan en estos momentos plagados de nubarrones. Las elecciones de Castilla y León son las primeras en las que la actual cúpula del PSOE no podrá culpar a su particular chivo expiatorio: Iván Redondo. Lo acusaron del retroceso en las generales de 2019, aunque Redondo fue clave para la construcción del Gobierno de coalición y no fue el culpable de esa repetición electoral porque fue una decisión personal de Pedro Sánchez. Lo intentaron acusar de nuevo en las elecciones catalanas, pero fue imposible. Salvador Illa ganó y fue, junto a VOX, el único partido que aumentó en número de votos. En las elecciones de Madrid lo volvieron a acusar, pero nadie recuerda que los actuales responsables del PSOE -Adriana Lastra, Pedro Sánchez, Félix Bolaños, Santos Cerdán y Oscar López- se desvivieran en la denostada campaña de Ángel Gabilondo más allá de que Bolaños fuera el “facedor” de la lista electoral. Y son estos mismos responsables de las elecciones en Castilla y León los responsables de la peor operación política de los últimos años: la moción de censura en Murcia que llevó a Luis Tudanca, actual candidato en Castilla y León, a presentar una moción de censura contra Mañueco con magros resultados.

Las previsiones demoscópicos son negativas para Tudanca y estará por ver a quién señala la “cúpula de Murcia” por el mal resultado que se avecina, contraviniendo los designios monclovitas y presidenciales de que ahora se abre una nueva etapa porque ha vuelto el PSOE. Y más negativos son estas perspectivas electorales desde que el ministro Alberto Garzón ha dado munición a la oposición tras sus declaraciones sobre el tema de la carne. El PSOE no se ha atrevido a cesarlo y lo está lastrando en una comunidad muy sensible en materia agrícola y ganadera. Munición que puede dejar sin procuradores a Podemos, su partido. El PSOE se ha desmarcado y defiende al sector cárnico pero medias tintas no son buenas aliadas en periodos electorales. La polémica de la carne es una variable, gratuita e innecesaria, que polariza favoreciendo la movilización de unos -PP, VOX y España Vaciada- y retrotrayendo la de otros -PSOE y Podemos-, en una comunidad dónde la izquierda ni va sobrada ni Tudanca es un candidato que levante pasiones.

“Luis tienes a todo el PSOE contigo para abrir una nueva etapa de cambio y esperanza en Castilla y León”, dijo Pedro Sánchez a Luis Tudanca. En mayo, Sánchez no descartaba incluirlo en el Gobierno que iba a remodelar porque en Moncloa no se le consideraba un candidato con solvencia. Obtuvo 35 escaños en 2019. Ahora las previsiones lo sitúan entre cuatro y ocho procuradores menos. Del resultado del 13 de febrero, el presidente Sánchez tomará decisiones. La gran incógnita es si las generales coincidirán con las andaluzas para revitalizar el voto de izquierdas -hasta 6 puntos crece la izquierda en unas generales en Andalucía- y evitar así un desastre. Hoy en Andalucía el PSOE está 15 puntos por detrás del PP y ya pocos recuerdan que la denostada Susana Díaz no gobernó, pero sí ganó las elecciones. Tudanca en su intervención no se acordó de Garzón.