Infodefensa
¿Están preparadas Ceuta y Melilla ante un ataque marroquí? La “zona gris”, la mayor amenaza
Las Ciudades Autónomas están bien protegidas militarmente pero sujetas a los ataques híbridos del país vecino
Marruecos, Argelia, el Sáhara Occidental… El Magreb, el Sahel… El “patio trasero” de España, como lo llama el exjemad Fernando Alejandre, se ha convertido en el mayor quebradero de cabeza del Gobierno en los últimos años. Marruecos preocupa, preocupa lo que haga en el Sáhara y preocupa sobre todo lo que haga en Ceuta y Melilla. Y ambos asuntos están relacionados porque, no nos olvidemos, las Fuerzas Armadas del reino alauí están volcadas en el denominado “muro marroquí”, un frente de ocho taludes y parapetos que suman más de 2.700 kilómetros que, por un lado, encajonan al territorio y al Frente Polisario y, por otro, evitan que los refugiados que salieron en su momento puedan regresar.
La cuestión es que en el momento en que el Sáhara deje de ser un problema, esos soldados dejarán de ser necesarios ahí y, como apunta el general Salvador Sánchez Tapia, “cuando tienes un instrumento militar así, la tendencia suele ser darle un empleo”. Y aquí las opciones, si hacemos caso de la política marroquí de constante exigencia sobre las Ciudades Autónomas, pasaría por Ceuta y Melilla, así que la pregunta cae de cajón: ¿están las plazas preparadas para defenderse? Pues sí y no. Sí porque la capacidad de defensa es suficiente sea el tipo de ataque que sea. Y no porque no todo estará en manos españolas, sino que dependerá, y mucho, de la coyuntura política internacional y la labor diplomática española. En definitiva: el relato.
Este relato es importante por tres cuestiones. La primera es que ambas Ciudades Autónomas están fuera del paraguas de la OTAN, que establece que la defensa colectiva solo se podrá aplicar directamente cuando un ataque tenga lugar en Europa, Norteamérica o territorios insulares del Atlántico al norte del Trópico de Cáncer (por lo que Ceuta y Melilla, o Hawái, no están incluidas), lo que no significa que la Alianza no esté dispuesta a defender los intereses españoles o estadounidenses en esos territorios, sino que su defensa no es automática. Además, las excusas para que la OTAN entrara en juego son muchas, ya no solo que España sea parte de la Alianza y que Ceuta y Melilla estén dentro de sus fronteras, sino que en los últimos años los estatutos de la OTAN han ido incluyendo apéndices a los artículos principales que facilitan la defensa común en casos precisamente como los de las Ciudades Autónomas. Aquí también hay que recordar que, más allá de la OTAN, Ceuta y Melilla son parte de la UE, donde la defensa común es cada vez más importante.
La segunda es que la defensa puramente militar de las ciudades, sobre todo en el caso de Melilla, se realizaría saliendo a buscar al enemigo, no esperando a que dieran el primer golpe sino atajándolo, lo que obviamente implica labor diplomática para que los posibles aliados te vean como el malo por salir al encuentro de los atacantes antes de que ataquen.
La tercera es la denominada zona gris, donde Marruecos se mueve alegremente desde que la “marcha verde” le consiguió el Sáhara Occidental. Aquí el cuidado debe ser extremo. La táctica marroquí hasta ahora se ha basado en los asaltos a la valla y ahí el relato es determinante. No se puede, por ejemplo, repeler un asalto de menores con la fuerza, ya sea policial o militar, por muy violento o peligroso que sea para los intereses nacional sin haber hecho antes, durante y después, una ardua labor diplomática.
La amenaza militar
Los generales Jesús Argumosa y Sánchez Tapia tienen muy clara que la estrategia es adelantarse al enemigo y salir a su encuentro, sobre todo en Melilla, donde la frontera es una amplia media luna más difícil de defender que la ceutí, donde la línea es montañosa y estrecha al tratase de una península. Tampoco son iguales las poblaciones que rodean esa frontera por el lado marroquí y, mientras en Ceuta son pueblos ricos, en Melilla son todo lo contrario. El problema es que adelantarse al enemigo requiere, por un lado, un trabajo previo de inteligencia que prevea un posible ataque marroquí y, por otro, la labor diplomática que explique la salida al paso española de las tropas marroquíes en territorio enemigo hasta la llegada de los refuerzos desde la península y Canarias. “Pero eso no se puede hacer de cualquier manera, hay que contar con la coyuntura internacional, sería salir al paso de un ataque que aún no se ha producido y eso es muy delicado”, recuerda Argumosa. “Sería lo lógico por la topografía del terreno si uno quiere ocupar terreno clave, pero podría ser políticamente inaceptable”, reconoce Sánchez Tapia.
Llegado el momento y contando con que las labores de inteligencia y diplomacia se realicen correctamente, las fuerzas militares de ambas plazas están dimensionadas para resistir un primer envite marroquí y esperar a que lleguen los refuerzos de la península.
Las defensas de las Ciudades Autónomas
Las defensas de Ceuta y Melilla están diseñadas en paralelo. Las ciudades tienen prácticamente el mismo material y las mismas unidades militares En cada ciudad hay más de una docena de carros de combate Leopard 2A4, una decena de blindados Pizarro, un batallón de la Legión en BMR, uno de Regulares en Vamtac, cuatro obuses autopropulsados de 155 y otros tantos de 105, además de una batería aérea de 35 mm y misiles Mistral. En Ceuta, además también hay un buque, el patrullero P-114, y la ciudad está protegida desde la Península por un grupo de misiles Hawk instalado en el Acuartelamiento Cortijo de Buenavista en San Roque (Cádiz) con un alcance de 40 km, un Batallón de Transmisiones en Algeciras que ofrecería inteligencia, la batería de Artillería de Costa nº4 en Cádiz dotada de seis Siac 155 con alcance de 40km (70 con munición guiada) y que está ubicada habitualmente el estrecho y la superioridad aérea garantizada desde las bases de Morón y Albacete, que también protegería aéreamente Melilla.
En lo que a unidades militares se refiere, la Comandancia General de Ceuta (Comgeceu), que se estructura en un Cuartel General y siete Unidades: el Tercio de Alba 2º de la Legión, el Regimiento de Caballería Montesa nº 3, el Regimiento de Artillería Mixto nº 30, el Regimiento de Ingenieros nº 7, la Unidad Logística nº 23, el Grupo de Regulares nº 54 y el Batallón del Cuartel General, además de una Comandancia Marítima.
La Comandancia General de Melilla (Comgemel), por su parte, se articula en un Cuartel General y siete Unidades: el Batallón de Cuartel General, el Tercio Gran Capitán 1º de La Legión (Terleg I), el Grupo de Regulares de Melilla nº 52 (GREG52), el Regimiento Mixto de Artillería 32 (Ramix 32), el Regimiento de Ingenieros Nº 8, la Unidad Logística nº 24 (ULOG. 24) y el Regimiento de Caballería Alcántara 10, además de una Comandancia Marítima y otra Militar Aérea en el Aeropuerto (CMAA de Melilla).
La amenaza híbrida
Defender las plazas saliendo sería la respuesta lógica a un ataque militar convencional, pero ¿y si Marruecos no ataca de forma convencional? El general Fernando Alejandre, exjemad, considera que Marruecos ya está haciendo pruebas para atacar España moviéndose en la zona grisy ha calificado de “intento de intifada” el asalto a la valla de Ceuta de menores lanzados por Marruecos en 2020. Sánchez Tapia también lo tiene claro: “Marruecos ya está haciendo operaciones en la zona gris, utilizando tácticas híbridas”. La amenaza híbrida marroquí hasta ahora ha consistido en tantear la opinión internacional lanzando a menores contra las vallas y comprobando cómo responde Europa principalmente. La respuesta española in situ ha sido buena, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en un primer momento y las Fuerzas Armadas como refuerzo en un segundo han recibido el asalto cuidando de esos menores, lo que favorece el relato. La respuesta diplomática no tanto, ya que las críticas internacionales a la estrategia marroquí han sido insignificantes si se comparan, por ejemplo, con el envío de inmigrantes realizado por Bielorrusia contra la frontera polaca.
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