Polémica

Preocupación en el PSOE por Pegasus: «No levantamos cabeza»

Sánchez traslada a la Ejecutiva de su partido que no se puso en riesgo la seguridad nacional y que agotará la legislatura y recompondrá la relación con ERC

La presidenta del PSOE, Cristina Narbona; el presidente del PSOE, Pedro Sánchez y la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, en una reunión de la Ejecutiva Federal del PSOE
La presidenta del PSOE, Cristina Narbona; el presidente del PSOE, Pedro Sánchez y la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, en una reunión de la Ejecutiva Federal del PSOECarlos LujánEuropa Press

El escándalo Pegasus también tiene impacto en el PSOE. Las derivadas de la polémica alcanzan al partido, que mira con preocupación los efectos de la gestión de los casos de espionaje y cómo el Gobierno vuelve a destilar dependencia de ERC. «No levantamos cabeza», comenta un dirigente, que se queja del lastre que supone para la marca socialista las alianzas del Ejecutivo. Hace dos semanas, Moncloa maniobraba para que el Congreso desbloqueara la comisión de secretos oficiales y permitía que fuerzas soberanistas como Bildu o la CUP se integraran en ella. Este foro, lejos de convertirse en parte de la solución del conflicto con sus socios, acrecentó el problema, al oficializar la directora del CNI en su comparecencia que Pere Aragonés fue objeto de seguimiento.

Esto obligó al Gobierno a un nuevo ejercicio de equilibrismo, negando cualquier conocimiento de las escuchas y aceptando una reunión cara a cara con el presidente de la Generalitat. Desde el Ejecutivo señalan que todavía no hay fecha para el encuentro y que los equipos ni siquiera se han puesto en contacto para cuadrar agendas, pero en vísperas de las elecciones andaluzas, cualquier cesión o acercamiento con Esquerra –foto con Aragonés incluida– no es bien percibido por el electorado socialista ni por el votante de centro, «huérfano» de Ciudadanos, que el PSOE quiere atraer, alentando el miedo a Vox.

En este contexto, Pedro Sánchez reunió ayer a la Ejecutiva de su partido para explicar internamente los pasos dados por su Gabinete, entre ellos, la controvertida comparecencia del lunes 2 de mayo en la que se hizo público que tanto los móviles del presidente del Gobierno como de la ministra de Defensa fueron espiados y mostrar su confianza en que recompondrá la relación con ERC. En algunos niveles del partido se cuestiona abiertamente la decisión de abrir en canal las debilidades del Ejecutivo como parte de la estrategia política. El presidente y secretario general socialista reivindicó el ejercicio de «transparencia» realizado por el Gobierno y su disposición a que se pueda llegar hasta el final en la investigación, aceptando la desclasificación de la información sensible que sea requerida para ello. «El Gobierno podía haber dejado esa información secreta, pero la analizó y vio que no había peligro para la seguridad del Estado», señalan en Ferraz.

Tampoco se entiende dentro del PSOE el pulso que mantuvieron abiertamente Félix Bolaños y Margarita Robles por la responsabilidad de la seguridad de los dispositivos del Ejecutivo. Una exposición que, unida a las peticiones de dimisión por parte de los socios del Gobierno a la ministra de Defensa, ha puesto en guardia a una parte del partido, que ve en Robles uno de los principales puntales de Moncloa. «Es la ministra mejor valorada», recuerdan. En este sentido, desde la dirección federal ayer se quiso visibilizar su respaldo a Robles.

«La ministra de Defensa tiene todo el apoyo de la Ejecutiva del PSOE, como tiene el apoyo de todo el Gobierno, faltaría más», señaló el portavoz socialista, Felipe Sicilia en rueda de prensa. «La prueba evidente es que hoy sigue siendo la ministra de Defensa, una magnífica ministra, por cierto, muy bien valorada por los ciudadanos, y un orgullo para este partido», recordó, en línea con lo que comentan otros cargos. Además, el contexto no es el más propicio para cuestionar a la titular de Defensa, en plena guerra de Ucrania y a las puertas de la cumbre que la OTAN que se celebrará en Madrid a finales de junio.

Cuestión distinta es lo que atañe a la directora del CNI. En el Gobierno siguen dejando su futuro en el aire a la espera de que finalice el ejercicio de fiscalización interna que se inició a cuenta de los espionajes a los independentistas. «Esperemos a ver qué es lo que dice el control interno que está haciendo el CNI, y cuáles son las conclusiones, para ver si hay que llevar a cabo algún tipo de exigencia de responsabilidades», señaló Sicilia. En Moncloa intentan despachar parte de la presión que están soportando y, según publicó ayer la cadena Ser, hoy harán público el resultado de los informes del Centro Criptológico Nacional, sobre los estudios realizados en los móviles de los ministros para rastrear Pegasus.

Otro de los mensajes que Sánchez trasladó internamente es que aguantarán hasta el final de la legislatura y que lo hará manteniendo la coalición con Unidas Podemos. En el Ejecutivo no quieren trasladar imagen de debilidad y, aunque pelearán por recuperar la relación con ERC, recuerdan que, hasta ahora, no han perdido ninguna votación en el Congreso –solo la de los remanentes de los ayuntamientos– y, algunas de ellas, han salido adelante sin el apoyo de los republicanos. «No son imprescindibles», dicen, mientras trabajan para reactivar su alianza de investidura.