Perfiles de campaña
La gran prueba del «sanchismo» y en las faldas de Yolanda Díaz
Juan Espadas es la prueba de fuego para el presidente del Gobierno, las izquierdas están divididas y Ciudadanos se juega no desaparecer
La gran prueba del «sanchismo»
Es un candidato sometido a prueba. Respaldado por Sánchez, que se ha volcado en su campaña, si Juan Espadas Cejas queda por debajo de los 33 escaños, cifra que logró su antecesora Susana Díaz, el abismo para el PSOE sería enorme, la prueba de que el «sanchismo», con toda su maquinaria de ministros en tromba en Andalucía resta más que suma.
Nacido en el barrio sevillano de Miraflores, estudió derecho en la Universidad hispalense y se especializó en gestión medioambiental. La carrera política de Espadas ha estado ligada a la Junta de Andalucía como consejero de Medio Ambiente bajo los gobiernos de Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Apuesta personal de Sánchez concurrió a las primarias del PSOE andaluz y ganó holgadamente a Susana Díaz, defenestrada por Ferraz. Durante el mandato del popular Juan Ignacio Zoido en el Ayuntamiento de Sevilla ejerció la oposición y en las elecciones municipales de 2011 logró la Alcaldía gracias al pacto entre las izquierdas.
Al ser elegido candidato a la presidencia de la Junta dejó el cargo para dedicarse por completo al partido y la campaña que, a tenor de las encuestas, puede llevar al PSOE a una debacle sin precedentes. Casado con Carmen Ibanco, padre de dos hijos, su derrota aparece bajo la sombra de Pedro Sánchez más que a la suya. Desde su exilio en el Senado, la ex sultana Susana Díaz puede entonces saborearla.
El último eslabón
Es ya la única oportunidad. Juan Antonio Marín Lozano es el último eslabón que le queda a Ciudadanos para pintar algo en Andalucía. Las predicciones no son buenas para el partido de Inés Arrimadas, pero si su candidato logra tres o cuatro escaños que le sirvan a Moreno Bonilla para formar gobierno. Sin mayoría, Marín podría ser decisivo. Actual vicepresidente y consejero de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local, ha desarrollado una buena gestión en la Junta. Ha sido un matrimonio que ha funcionado y el aspirante del PP no oculta sus preferencias por repetirlo antes que con Vox. Por su parte, Marín ha incidido en su campaña en repetir esta alianza de centro-derecha.
Nacido en Sanlúcar de Barrameda, empresario en un negocio familiar de joyería en la ciudad gaditana, Juan Marín es un tipo simpático y afable que cofundó en su día el partido Ciudadanos Independientes de Sanlúcar y empezó a gobernar en coalición con el PSOE en el Ayuntamiento. En el año 2015 el entonces secretario de organización de Cs, Fran Hervías, le llamó para ser candidato a la Junta de Andalucía. En sus primeras elecciones obtuvo nueve escaños que permitieron la investidura de Susana Díaz. En el 2018 creció hasta los veintiuno y tras el acuerdo con el PP respaldó a Juanma Moreno Bonilla como presidente, algo que ahora anhela hacer de nuevo. Puede ser la tabla de salvación de Cs o su extinción definitiva.
En las faldas de Yolanda Díaz
Es la apuesta de Yolanda Díaz para Andalucía, dentro de ese proyecto tan cursi apelado «Sumar». Inmaculada Nieto Castro, portavoz de Unidas Podemos en el Parlamento andaluz aglutina todas las marcas de la izquierda radical, excepto la de su antigua amiga y ahora rival Teresa Rodríguez, jaleada por los ministros morados de la coalición Yolanda Díaz, Alberto Garzón, Ione Belarra e Irene Montero, así como el líder de Mas País, Íñigo Errejón. Una sopa revuelta de siglas izquierdistas, grupos ecologistas y activistas con un aparente mal futuro, pero que ella esgrime para frenar a la ultra-derecha.
Nacida en Algeciras es diputada por Cádiz y Licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad de Granada. Militante de CCOO fue a través del sindicato dónde conoció a la ministra de Trabajo y es estrecha colaboradora de Garzón.
Su campaña sobre todo en el Campo de Gibraltar, y el sector jornalero andaluz. «No hay medida más andalucista que la reforma laboral», clama. Apegada a las faldas de Díaz ha recorrido las plazas andaluzas en rivalidad con su antigua compañera de Podemos, Teresa Rodríguez. Si no logra un buen resultado será un batacazo en el proyecto de Yolanda Díaz, ahora salpicado por la imputación de la vicepresidenta de la Comunidad Valenciana, Mónica Oltra. Las izquierdas andaluzas llegaron a un acuerdo «in extremis» con Inmaculada Nieto de candidata, pero todo hace prever un resultado irrelevante.
Contra la nueva casta política
Fustiga sin tapujos a su antiguo partido y denuncia que los actuales dirigentes morados son «desertores» de sus principios fundacionales. Teresa Rodríguez-Rubio, pareja del alcalde de Cádiz, José María González, «Kichi», ha sacudido la formación que un día lideró en Andalucía bajo el mandato de su antiguo amigo Pablo Iglesias. «Todos estos son ya pura casta», acusa la candidata de Adelante Andalucía. Al tiempo, lanza un dardo a Yolanda Díaz, a quien define como «Ministra de pasarela, una burguesa disfrazada de comunista». Y recuerda que pese a ser la titular de Trabajo «No la he visto ni un día por aquí en solidaridad con los trabajadores».
Teresa Rodríguez, nacida en Rota, donde sus padres regentaban una perfumería, pertenecían a la corriente Anticapitalistas, cuyos siete diputados fueron expulsados del Parlamento de Andalucía. «Están contaminados, son establishment». Ella y «El Kichi» se distanciaron de Iglesias y Montero cuando la pareja adquirió el chalet de Galapagar. La lideresa de Adelante Andalucía, su pareja y sus dos hijas vive en un piso cerca de Puerta Tierra, barrio gaditano. «Necesito pocos metros para ser feliz». Apasionada del carnaval, pertenece a una comparsa. «El chirigotero novio de Teresa». Es frecuente verles con sus dos hijas en las playas de la Victoria y la Caleta a dónde llegan con su furgoneta, la cesta de la comida y los avíos playeros. Dice ser la verdadera izquierda.
Un «delirio» de aterrizaje
Fiel a su estilo de teatralizar con lengua afilada, la campaña de Macarena Olona Choclán ha estado rodeada de polémica. Gran apuesta de Vox en Andalucía, el Ayuntamiento de Salobreña le abrió por su empadronamiento, lo que fue rechazado por la Junta Electoral Central. Se enfundó en un sugerente traje de «faralaes» coronado por un gran clavel y se paseó altiva por la Feria de Sevilla. Se definió como «granaína» de pura cepa a pesar de haber nacido en Alicante y jugó el papel de «La bien plantá», supuesta defensora de la raza. Abogada del estado, portavoz de Vox en el Congreso de los Diputados, algunos recelaban de su candidatura, pero tras semanas de meditación Santiago Abascal apostó por ella. En su campaña ha habido advertencias a Junama Moreno de que sus votos serán necesarios para entrar en el gobierno. Hasta el punto de desafiarle en un debate y asegurar que ella sería presidenta de la Junta. «Todo un delirio», le respondió el candidato popular.
Hija de Pablo Olona Cabasés, un empresario leridano vinculado con la familia Pujol, Macarena ha tenido un papel fulgurante en el Congreso y puede ser una figura clave en caso de que Moreno no alcance la mayoría absoluta. Soberbia y tozuda ha reiterado por doquier que los votos de Vox no se conformarán con la abstención: ella quiere entrar en el gobierno andaluz y ser la segunda plaza de poder de Vox tras el resultado en Castilla y León. O todo, o nada.
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