Toni Bolaño
Más vale un día rojo...
Los barones están de los nervios, sobre todo García-Page y Lambán
Todos los frentes están abiertos. El ministro Marlaska, en una delicada situación. Su futuro pasa por la Fiscalía. En el Ejecutivo esperan el archivo de la causa, pero si la Fiscalía decide presentar querella, el titular de Interior puede tener los días contados. Podemos se está revolviendo porque considera una deslealtad del PSOE el bloqueo de leyes que corresponden a sus ministerios y se queja amargamente de que no se le haya informado de la propuesta del Gobierno para ocupar las dos sillas que le corresponden en el Constitucional, aunque Yolanda Díaz parece que sí estaba informada, según dijo el ministro Félix Bolaños en la Cadena Ser.
Los barones socialistas están de los nervios. Especialmente García-Page y también Javier Lambán, que esta semana se ha metido en un jardín. Hoy escucharemos al presidente aragonés en Más de Uno de Carlos Alsina en Onda Cero para salir de dudas sobre el alcance de sus críticas, ahora rectificadas, cuando dijo que «mejor le hubiera ido al país» si Javier Fernández hubiera aceptado ser secretario general del PSOE tras los hechos de octubre de 2016. Luego llegaron las primarias y las ganó Pedro Sánchez. Recordemos que de largo frente a Susana Díaz.
La oposición ha subido los decibelios contra el Ejecutivo porque lo ve débil. Ha hecho bandera contra la propuesta de Juan Carlos Campo y Laura Díez por ser próximos al Gobierno. No deben acordarse en la sede de Génova de los nombramientos de Enrique Arnaldo y Concepción Espejel. Ya saben, cosas de la política. Y se ha lanzado en tromba contra Irene Montero, poco afortunada en sus declaraciones, y evidentemente contra Grande-Marlaska.
El panorama parece sombrío, pero fíjense en el bosque y no en el árbol. El Gobierno está sólido porque ha aprobado los Presupuestos y la mayoría de investidura está engrasada. Pero, ante unas elecciones inmediatas, el PSOE de Pedro Sánchez no va a dejarse engatusar con veleidades. Ni ley Trans, ni ley de Familias, ni ley de maltrato animal tal y como las plantean sus socios, menos después del fiasco de la ley del «solo sí es sí». Sánchez no va a arriesgar y no tiene intención de dar la espalda al votante más centrado, aunque Podemos se rebrinque. Porque se rebrincará, pero la coalición no se romperá. Podemos sabe que su fuerza es estar en el Ejecutivo. Quedarse fuera es quedarse a la intemperie. Y con el frío que hace, mejor estar a resguardo.
Si la situación de Marlaska se complica, el presidente tiene un as en la manga. La tan cacareada crisis de Gobierno podría adelantarse. Carolina Darias y Reyes Maroto, ministras de Sanidad e Industria, deben dejar el Ejecutivo para presentarse a las municipales. La idea es mantenerlas hasta el último momento, pero bien podrían cambiarse los planes si Interior se tambalea.
Por si fuera poco, la oposición de derechas se ha levantado en bloque contra la reforma del delito de sedición, algo que provoca inquietud en los barones socialistas, al menos en los dos citados. Sin embargo, ni España se rompe ni se vende, como dicen el PP y Vox, ni Cataluña se ha puesto de rodillas, como afirman los de Junts. El equilibrio es complejo, pero tiene razón el presidente cuando dice que la Cataluña de 2022 no se parece en nada a la de 2017. Vox lo comprobó en su manifestación contra el cambio del Código Penal reuniendo apenas a 300 personas. Y Feijóo lo ha comprobado en las visitas que ha realizado a la Ciudad Condal, en las múltiples reuniones que ha mantenido con la sociedad civil y en los problemas que tiene para encontrar candidato/a para las municipales en Barcelona.
Todos los frentes están abiertos, sí, pero el presidente Sánchez ha decidido que más vale un día rojo que ciento colorado y quiere cerrar todas las carpetas en diciembre porque los datos económicos parece que dan un respiro y las elecciones son en mayo.
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