El personaje
Joaquín Leguina: Un rebelde con causa
Nunca tuvo pelos en la lengua, denuncia caza de brujas y advierte que emprenderá acciones legales.
Fue siempre una conciencia crítica del partido que, ahora, dice desconocer. “Del PSOE en el que milito desde hace casi cincuenta años no quedan ni las raspas”, dice Joaquín Leguina, un histórico de esa formación política, el único presidente socialista que ha tenido la Comunidad de Madrid, y que acaba de recibir un escueto buró-fax en su domicilio para notificarle su baja de militancia, previa a la expulsión. Lejos de achantarse, Leguina, un hombre que nunca tuvo pelos en la lengua, denuncia caza de brujas y advierte que emprenderá acciones legales.“Si Pedro Sánchez cree que con esto me calla, va servido”, asegura quien fuera líder del socialismo madrileño y cuyo expediente se remonta al año 2021 cuando Isabel Díaz Ayuso visitó la Fundación Alma Tecnológica, presidida por Nicolás Redondo Terreros, en plena campaña de las elecciones autonómicas y que la dirección federal del PSPOE interpretó como un acto de deslealtad y de apoyo a la candidata del PP. “Es una infamia, se invitó a todos los candidatos y solo vino ella, no me quedaré callado ni quieto, mis abogados estudiarán el caso para una demanda”, insiste el veterano político madrileño.
Joaquín Leguina Herrán fue siempre una especie de verso suelto en el socialismo madrileño, pero el único que logró la Presidencia de la Comunidad. Nacido en el pueblo santanderino de Villaescusa, pero muy formado en Ciencias Económicas y Demografía a caballo en Universidades de Madrid, Bilbao y La Sorbona en París, es funcionario del Estado en el Instituto Nacional de Estadística (INE). Su llegada a la política se produce en los movimientos universitarios del FELIPE (Frente de Liberación Popular), en aquella Convergencia Socialista de Madrid dónde estaban Juan Barranco, Enrique Barón o José Barrionuevo, germen de la Federación Socialista Madrileña, que ocuparía el poder en el Ayuntamiento de la capital de la mano del entonces líder del PSP, el profesor Enrique Tierno Galván. En esa etapa, Leguina fue concejal de Hacienda y en el Congreso de la FSM de 1979 fue elegido Secretario General en representación de los llamados “renovadores” opuestos al ala “guerrista” del partido. Desde entonces, los socialistas madrileños fueron la eterna “bestia negra” de Alfonso Guerra y el aparato de Ferraz, capitaneados por un hombre brillante, con preparación intelectual, autor de numerosos libros, ensayos literarios y novelas de gran éxito como “Los ríos desbordados” y “Años de hierro y esperanza”.
Tras su paso como presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina fue elegido diputado en el Congreso, presidió la Comisión de Defensa, apoyó a Joaquín Almunia en las primarias frente a Josep Borrell, y a José Bono frente a José Luis Rodríguez Zapatero. Con la victoria de este último se apartó de la primera línea política, pero no así de la vida pública: sus libros, artículos, conferencias e intervenciones en tertulias mediáticas han sido constantes, con una crítica feroz a la etapa de Zapatero, y sobre todo, a la de Pedro Sánchez. Su publicación “Historia de un despropósito”, levantó ampollas en el partido durante el mandato de Rodríguez Zapatero, que agudizó después con la moción de censura de Sánchez contra Mariano Rajoy. Leguina nunca ha ocultado sus profundas discrepancias con el actual líder del PSOE, a quien acusa de “cesarista y caudillista”, de haber enterrado las esencias del partido y de lograr la presidencia del gobierno en el apoyo infame de separatistas, bilduetarras y la extrema izquierda.
Sus críticas han sido grandes, y aunque enfrentado durante muchos años a quien fuera el todopoderoso Alfonso Guerra, reivindica que, al menos en ese tiempo, cabía la discrepancia interna y la libertad de expresión. “En aquel Comité Federal nunca se aplaudía al Secretario General, ahora se hace como un signo servil hacia el líder”, dice Joaquín Leguina. Sin dar un paso atrás, se reserva acciones legales y asegura que sus críticas siempre han tenido fundamento. Un rebelde con causa hasta el final.
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