El personaje

Edmundo Bal: un traidor en la sombra

En las bases del partido pasa por ser un «traidor de doble cara», alguien que fue de la máxima confianza de Arrimadas

Edmundo Bal
Edmundo BalPlatónIlustración

No piensa tirar la toalla y mantendrá su candidatura a liderar Ciudadanos hasta el final. Tras la dimisión de Albert Rivera, el ascenso de Inés Arrimadas, en medio de fugas, deserciones, deslealtades y una gran debacle electoral, Edmundo Bal es el último mohicano de la formación naranja. El partido nacido en Cataluña que un día fue esperanza blanca, la bisagra entre el PSOE y el PP, vive ahora en fase de autodestrucción por la falta de acuerdos entre su actual presidenta, Inés Arrimadas, y el portavoz en el Congreso, Edmundo Bal.

«Es muy tarde para llegar a un pacto, que Inés se integre en mi candidatura, no aceptaré otra cosa», advierte este abogado del Estado reconvertido a la política ante la próxima asamblea que se celebrará en enero para, en teoría, la refundación de lo que queda en Cs. Una historia de desencuentros basada en las posiciones ideológicas actuales que, según Bal, revelan un partido netamente de derechas. «Yo quiero volver a ser de centro», insiste el candidato a la presidencia de los militantes naranjas. Pero en las bases del partido Edmundo pasa por ser un «traidor de doble cara», alguien que fue de la máxima confianza de Inés, en quien ella depositó la portavocía del grupo parlamentario y hoy es su desleal compañero.

Así fue la gota que colmó el vaso, tras el sonoro fracaso electoral en Madrid y Andalucía. Inés y Edmundo Bal habían forjado una estrecha colaboración en el Congreso, eran buenos compañeros, colaboradores y amigos. Pero su diferente posición ante las leyes ideológicas del gobierno de coalición social-comunista afloraron las grietas. Edmundo alegó su formación jurídica y, contra el criterio de Arrimadas, apoyó las polémicas ley trans y la del «solo sí es sí», abanderadas por la ministra podemita Irene Montero.

Después Edmundo anunció su candidatura a liderar Ciudadanos, o más bien sus cenizas, en una maniobra que algunos dirigentes próximos a Inés consideran pura ambición personalista. «La gente me dice por la calle que el centro es necesario, nos perciben de derechas», insiste el candidato. En el entorno de Arrimadas opinan que su ambición es estratégica y si el batacazo es grande en los próximos comicios su intención sería una aproximación al PSOE, dado que él siempre se ha definido como socialdemócrata. «Un desleal en la sombra», insisten.

De manera que al igual que en la famosa novela de James F. Cooper llevada magistralmente al cine, cuando su protagonista advierte que nada quedará de la sangre de los «segamores», porque su hijo es el último de los mohicanos, Edmundo Bal cabalga sobre Ciudadanos como una tribu en extinción. Pero él, que es un motero apasionado y recorre kilómetros sobre su Harley Davison, sigue adelante convencido de que aún hay esperanza ante los extremos y la degradación democrática actuales. Su acercamiento a Inés lo ve imposible: «Mis conversaciones con ella han sido inútiles, un diálogo de besugos».

En el aniversario de la Constitución el pasado día 6, Bal aseguró en el Congreso que Arrimadas quiere gobernar el partido «como Luis XIV». No obstante, durante el tenso debate de la reforma del Código Penal ambos mantuvieron la compostura en sus escaños y Edmundo aplaudió la dura intervención de Arrimadas al igual que el resto del grupo parlamentario. Lo cortés no quita lo valiente y medirán sus fuerzas en la asamblea de enero. A cinco meses de las elecciones municipales y autonómicas sus posturas parecen irreconciliables.

Edmundo asegura que presentará su candidatura esta semana con caras nuevas, algo que también anuncia Inés, quien afirma no ocupará el primer puesto de su lista sino cerrarla, para dar protagonismo a otros compañeros. Cada uno medirá sus fuerzas, aunque en el entorno de Arrimadas advierten de que cuentan con el apoyo inestimable de Madrid y la vicealcaldesa Begoña Villacís. Por su parte, el aspirante naranja busca un revulsivo, con incorporación de todos los territorios y no solo el madrileño. «Daré una sorpresa», advierte Bal, entre fuertes críticas cruzadas entre ambos.

Inés dice que no ha parado de coger el teléfono para formar su candidatura en interés del partido, mientras acusa a su compañero de lanzar «puyas» en los medios de comunicación. Los próximos días serán claves, dado que los dos candidatos harán públicos sus respectivos equipos para competir en la asamblea de enero. Edmundo insiste en que presentará un amplio programa y no piensa dar un paso atrás. La pugna por un partido casi en desaparición está servida.

Nacido en Huelva, pero afincado en Madrid, Edmundo heredó el nombre de su abuelo materno y se licenció en Derecho en la Universidad Complutense dónde conoció a su mujer Maje, también abogada, con quien casi treinta años casado. Tienen dos hijos, el mayor estudiante de Filología Hispánica y la chica de Derecho. Tras muchos años como abogado del Estado, en diciembre de 2018 la directora del Servicio Jurídico del Estado, Consuelo Castro, le cesó fulminantemente en pleno conflicto del «procés» por negarse a omitir la falta de violencia en el delito de sedición que rebajaba la pena a Oriol Junqueras de 25 años a 12, algo que ahora está de suma actualidad por las reformas del gobierno de Pedro Sánchez.

Tras denunciar las fuertes presiones que sufrió, Edmundo Bal fue fichado por Albert Rivera y dio el salto a la política. En las elecciones generales del 2019 no resultó elegido pero acabó logrando un escaño por la renuncia de Rivera. Portavoz adjunto del grupo parlamentario de Cs en el Congreso saltó a la portavocía principal durante la baja maternal de Inés Arrimadas.

En el plano personal es un hombre afable, gran deportista, buen «rockero» que toca la batería, apasionado de las motos y los coches desde que muy joven frecuentaba el taller mecánico de un amigo. A los mandos de su Haley Davison y al volante de un BMW le encanta la velocidad. Con una vivienda unifamiliar en Madrid y otra en Duruelo, Segovia, es «colchonero» del Atlético de Madrid. Ahora, nunca mejor dicho, va como una moto a por el liderazgo de Ciudadanos, o lo que queda de un partido que, frente al coraje de Inés, pretende manipular con otras maniobras.