Opinión
Y ahora, a por los jueces
Pierde la Constitución, la legalidad, la justicia y la igualdad
El independentismo ha ganado cuando había sido derrotado. La imagen del Congreso de los Diputados ayer lo decía todo. Besos, abrazos y selfies por parte de los antiguos transgresores. Gabriel Rufián dándole las gracias a Carles Puigdemont, y Mirian Nogueras mandando el aviso que ahora toca. El aviso a los jueces. Ay del magistrado que se atreva a no aplicar la ley. Es el mensaje.
El portavoz de Esquerra Repúblicana se apresuró hasta dar el nombre de Manuel García Castellón como el de uno de los que «no aplicará esta norma». Falso, porque ningún juez ha dicho nunca eso. Los jueces siempre aplican las leyes, les gusten o no. Puede que algunos tengan dudas o incluso eleven una cuestión prejudicial a Europa, o sea, al TJE. Lógico, porque hasta los fiscales no ven claro que la norma emanada ayer de las Cortes Generales pueda afectar directamente a los casos de malversación. Y de malversación, amén de terrorismo y alta traición, es de lo que se acusa a Puigdemont. Es decir que por mucho que se haya pactado que la amnistía entra en vigor ya, son tantas las interrogantes formales, que una cuestión prejudicial a Europa parece obligada. Y si se eleva esa consulta, la paralización temporal será un hecho.
Sólo que, claro, a ver qué juez o autoridad gubernativa se atreve a una encarcelación preventiva del orate del Junts, caso de que decida regresar ya a España. Puigdemont no parece convencido de que deba volver de inmediato, porque le teme a la cárcel tanto como a sí mismo. Pero es que, además, no hay hoy magistrado dispuesto a ordenar la prisión para posibles amnistiados. Ergo el asunto no parece que tenga retorno, por mucho que el PP lo lleve al TC y por muchas cuestiones prejudiciales que se puedan invocar. El mal ha prendido y hay unos claros ganadores. Y perdedores. Ganan los sublevados, los golpistas que quisieron pisotear las leyes declarando de facto la independencia de Cataluña. Y pierde, como subrayó Rufián, el régimen del 78. Pierde la Constitución, la legalidad, la justicia y la igualdad.
Dijo esta semana pasada Fernando Savater que, lo importante, son la justicia y la igualdad. Que los políticos se indulten entre ellos tiene poca justificación moral, sabiendo como sabemos que a cualquier ciudadano de a pie se le persigue y bloquean fondos apenas por haber dejado de pagar una multa. Pero a los políticos, no. A estos políticos independentistas al menos. Han hecho valer la fuerza de sus votos ante alguien que sólo aspira a seguir comandando el gobierno, al precio que sea. Da igual decir hoy lo contrario de ayer, o incumplir promesas electorales, o destrozar el estado de Derecho. La Moncloa bien vale una ley de Amnistía, y cuanto tenga que venir después.
Los independentistas perdieron las elecciones locales, las generales y las locales, pero da igual, porque en realidad han ganado, han logrado lo que querían, que es lo importante. Ganar perdiendo. No han caído en Cataluña, como aventuran algunos, porque a la gente no le importe nada la amnistía. Han perdido porque los electores se han cansado del discurso a ninguna parte del secesionismo, cero en la gestión de los problemas de la calle, como la sanidad, la okupación o la inmigración ilegal.
El drama es que no sólo han ganado los que han perdido, sino que además son los que imponen a los demás sus reglas, y quienes marcan el camino por el que se ha de deslizar Sánchez si quiere seguir disfrutando del cargo. Un camino que hoy pasa por señalar, estigmatizar y perseguir a los jueces. Están en ello.
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