Opinión

El circo ha comenzado

Los líderes llevan ya tiempo mitineando, pero a partir de ahora todo va a ser prometer, inaugurar, discursos populistas y peleas impostadas

Debate televisivo entre candidatos
Debate televisivo entre candidatoslarazonLA RAZÓN

Con el desayuno en el que Feijóo presenta hoy a Ayuso como candidata a la Comunidad de Madrid se sube de facto el telón de la pre-campaña del próximo 28 de mayo. Los líderes llevan ya tiempo mitineando, pero a partir de ahora todo va a ser prometer, inaugurar, discursos populistas y peleas impostadas, al estilo de las que montaba Iglesias a base de escraches, trifulca callejera y malabarismos televisivos. Cuando es imposible subir el nivel de los discursos, por un problema básico de talla política, se sube la tensión en las aceras. En Madrid, donde a la izquierda le gusta calentar el ambiente, activistas filo-comunistas acaban de atacar un bar cubano en Lavapiés, hiriendo a dos empleados al grito de «fuera fascistas de nuestro país». Fascista es todo el que no es sanchista, yolandista o podemita. Los separatas llaman «feixistas» a los de Ciutadans en Cataluña, y los bildutarras «faxista» al PNV por su rancio abolengo sabiniano. Esperpento lingüístico al margen, la cuestión está en desacreditar al oponente con improperios. Si eres un fascista no tienes derecho a hablar, sólo a que te peguen. Y si eres fascista del PP o Vox mucho peor. A eso el pablismo le llamaba la ultra-ultra-ultra derecha. De modo que, inevitablemente, el agotador discurso del fascismo será también protagonista en esta campaña que aún no ha comenzado y de la que ya estamos agotados. El añorado Sánchez Dragó siempre se definió como ácrata, pero para el estalinismo asesino los anarquistas eran peores que los fascistas, y había que eliminarlos. También Tamames es neo-fascista pese a haber sido encarcelado dos veces por Franco. Les dijo Tamames a todos estos, en su gloriosa moción, que ser antifranquista hoy no tiene mérito, chavales. Había que ser antifascista cuando los grises iban a tu casa y te detenían por haber acudido a una manifa en Sol. Claro que entonces estos antifranquistas valientes, o sus progenitores y mentores, estaban resguardados en el calor del exilio dorado, viendo como encarcelaban a Tamames y a Dragó.

Da igual. La izquierda va a seguir calentando la calle contra Ayuso, como hace Mónica con sus médicos de partido. Resulta que la Sanidad madrileña ha sido calificada como la mejor de España y entre las más avanzadas de Europa, pero eso a Mónica y a Lobato y a la podemita Jacinto les suena a chiste, porque para ellos Ayuso es puro fascismo. Es curioso ver cómo tanta gente en España está por votar a los candidatos fascistas. Las encuestas no-tezanas coinciden en que el PP sigue subiendo. De haber generales estaría en 140, que con los 40 de Vox darían para gobernar sobradamente. También muestran que la operación Yolanda le puede explotar a Sánchez en la chota. Una parte de lo que sube Sumar se lo quita a Sánchez. La otra a las belarras. Pero Iglesias mantiene un suelo preocupante. Si las izquierdas no se unen no hay victoria posible, y aún unidos no dan. Suman PP y Vox, que a la hora de la verdad no tendrán más remedio que arreglarse, por mucho que en estos momentos aparenten ser opciones irreconciliables. Lógico que así sea. Feijóo tiene que trabajar para conseguir la mayoría absoluta, lo mismo que Ayuso y los demás. Después será lo que tenga que ser, y llegado el caso no habrá más remedio que montar un Castilla y León. Que sepamos Vox es un partido democrático que acepta la Constitución. Podemos, Bildu y ERC, no. Sólo que como son de izquierdas, sí tienen derecho a gobernar, por mucho que el resultado de ese gobierno sea la ley suelta-violadores del sí-es-sí, y otros bodrios feminazis.

Total, que el circo ha comenzado. Si alguien piensa que esta campaña va a ser diferente, se equivoca. Mentira sobre mentira, propaganda engañosa, debates falseados y tensión en la calle para movilizar a los asqueados de la política. A ver si les engañamos. Otra vez.