
Análisis
Las claves detrás de la ruptura de Puigdemont con el Gobierno de Sánchez: promesas "incumplidas" y falta de protagonismo
Con la salida de Junts del bloque de apoyo, el Gobierno queda en una posición de extrema fragilidad en la que cada votación en el Congreso se convertirá en una incógnita

El líder de Junts per Catalunya, y prófugo de la Justicia, Carles Puigdemont, reunió ayer a su núcleo duro en Perpiñán (Francia) para decidir si continuaban apoyando al Gobierno de Pedro Sánchez o, por el contrario, daban un paso al lado y rompían todos los lazos con el Ejecutivo, decisión que finalmente tomaron.
Todo empezó después de que el pasado miércoles, durante la Sesión de Control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, la portavoz parlamentaria de Junts diese el ultimátum definitivo al presidente, momento en el que la maquinaria independentista se puso en marcha para lo que parece ser el asalto final para acabar con su vinculación con el Ejecutivo.
"Quizá habría que hablar menos de cambios de horarios y empezar a hablar de la hora del cambio", espetó Miriam Nogueras en la Cámara Baja en una clara alusión a un posible relevo en La Moncloa.
De esta manera, una alianza que en noviembre de 2023 fue esencial para la investidura del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha acabado saltando por los aires bajo el paraguas de que el Ejecutivo "no cumple con el pacto de investidura". Así, estas son las claves detrás de la ruptura de Puigdemont con Sánhez.
Las cinco claves alrededor de la ruptura de Junts con Sánchez
La formación liderada por Carles Puigdemont ha sido contundente en cuanto a la ruptura de relaciones con el Ejecutivo central, argumentando el "incumplimiento reiterado" de los acuerdos firmados tras la investidura. Pero las claves que explican el desenlace de una relación marcada por la desconfianza, las tensiones y los equilibrios constantes van mucho más allá.
Desencuentro sobre la Ley de Amnistía
La aprobación de la Ley de Amnistía fue el punto de partida del pacto, pero también la primera grieta. En este sentido, Junts considera que el Gobierno no ha cumplido "plenamente" los compromisos sobre la aplicación de la norma, especialmente en lo relativo a causas abiertas por malversación y terrorismo, que involucran el propio Puigdemont.
El Ejecutivo, por su parte, defiende que "ha respetado escrupulosamente los términos del acuerdo" y acusa a Junts de "sobreactuar" por intereses electorales, aunque mantiene un perfil bajo con el objetivo de intentar construir de nuevo puentes.
El factor Puigdemont y la presión interna
Desde Waterloo, Carles Puigdemont ha mantenido una posición más dura que la de los representantes de Junts en el Congreso. Tanto es así, que el expresident llegó a considerar hace unos meses que "el Gobierno había dado por amortizado" su apoyo, motivo por el que exigió recuperar de nuevo el protagonismo político perdido. Por este motivo, la presión interna desde el entorno independentista más radical ha sido clave para acelerar la ruptura.
Los choques en la negociación presupuestaria
Las conversaciones para los Presupuestos Generales del Estado se convirtieron en un campo minado. Mientras Junts reclamaba inversiones concretas en infraestructuras y el traspaso de competencias pendientes, como Rodalies o la gestión de los aeropuertos, el Gobierno evitaba compromisos cerrados. Una falta de avances que, de nuevo, terminó por quebrar la confianza.
El contexto catalán: ERC y la competencia por el liderazgo soberanista
El distanciamiento también responde a la pugna con Esquerra Republicana (ERC) por el liderazgo del independentismo. En este sentido, los de Puigdemont han buscado diferenciarse de ERC, que sigue manteniendo una relación más pragmática con el Gobierno central, mientras ambas formaciones independentistas no han cesado en los ataques cruzados para alzarse con el discurso mayoritario.
Por todo ello, el futuro de la legislatura es de una incertidumbre total. Con la salida de Junts del bloque de apoyo, el Gobierno queda en una posición de extrema fragilidad en la que cada votación en el Congreso se convertirá a partir de ahora en una incógnita -por si no lo era ya-, y la oposición ya reclama la convocatoria de elecciones generales.
Mientras, desde Moncloa insisten en que "la legislatura no está agotada" y que se buscarán "mayorías alternativas", aunque el margen político es cada vez más estrecho.
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