Política

ETA

El autonombrado mesías Otegi

El hombre que estuvo detrás de ETA ahora mueve los hilos de EH Bildu con la aspiración de convertirse en lendakari.

Foto: Platón
Foto: Platónlarazon

El hombre que estuvo detrás de ETA ahora mueve los hilos de EH Bildu con la aspiración de convertirse en lendakari.

Las calles vascas están cada vez más elegantes. Baldosas en buen estado, arbolitos cada pocos metros, las aceras ganan en anchura en detrimento de las carreteras para favorecer al ciudadano, las sillas de ruedas ya no son impedimento para los paseos, los coches deambulan a cámara lenta, todo está debidamente equipado para el ciudadano de hoy. Las fachadas de nuestras casas, restauradas y limpias, son una metáfora de los nuevos tiempos de paz y tranquilidad.

Calles sin una gota de sangre ni un solo recordatorio siquiera de qué pasó allí, ni un cristal de los escaparates destrozados, ni rastro de aquellos tiempos, todo se ha venido limpiando. Quizás alguna pintada algo agresiva nos recuerda de manera ligeramente intimidante la permanencia de los agravios al Pueblo Vasco.

Por esas calles inmaculadas pasean, en virtud de una convivencia pacífica y tolerante que se ha adaptado a su medida, «ellos», los del innombrable pasado, los apóstoles de la verdadera democracia contra los bloqueos y los enfrentamientos armados. El autonombrado mesías Arnaldo Otegi los lidera, no en vano su curriculum refleja el grado de haberse jugado la vida organizando la muerte de los enemigos seculares del Pueblo y el postgrado en procesos democráticos para la superación de todas las expresiones de violencia. Es perfecto porque estuvo en la lucha y al final nos trajo la paz. Insuperable.

Otegi tiene tan solo un año más que yo. Es de mi generación así que mientras yo estudiaba fuera de Euskadi (entre el 78 y el 82) él se escondía en ella no porque se le persiguiera sino porque perseguía. Oculto, clandestino, astuto, preparaba planes para atacar con contundencia al enemigo, que es el mismo de ahora: España y los vascos no nacionalistas. No sé en qué época estudió Filosofía y Letras y me pregunto también si esos estudios le inspirarían para decidir arreglar aquella sociedad sucia, llena de impuros. Ahora dice lo que ETA dijo entonces pero en un tuit: «La disyuntiva es muy clara: o EH Bildu o las derechas españolas» (Otegi, 24 de abril). La lucha continúa.

«Ni pudisteis ni podréis con nosotros» dice en otro tuit escrito días después de las elecciones. Los hay que hablan continuamente de que les derrotamos, de que la democracia española o la sociedad vasca (o todos a la vez) los derrotó y estamos los que no les vemos tan derrotados o pensamos que una derrota verdadera podría haber sido de otra forma.

No es un problema de convivencia, hace ya tiempo que muchos tuvimos que tragar sapos para protegernos en nuestra propia tierra y seguir viviendo en ella. Tampoco es un problema de buenos y malos puesto que en todas las sociedades, pueblos y ciudades de todos los tiempos y culturas existe esa distinción, además de otras muchas: los que quieren hacer su vida trabajando discretamente y respetando la de los demás y los que ocupan su mente en cómo buscar los resquicios para salirse con la suya, imponiendo.

El género humano ha sido y es tolerante con personas como Otegi y peores, el problema suele estar en no tomarse el trabajo de adjudicarles su lugar exacto en la historia antes de tolerarles. Si se mira bien, con todo lo que hemos tenido que tragar, esto es ya insignificante.

«Una diferencia fundamental entre las dictaduras modernas y todas las tiranías del pasado es la de que en las primeras el terror ya no es empleado como medio de exterminar y atemorizar a los oponentes, sino como instrumento para dominar masas de personas que son perfectamente obedientes», dejó escrito Hannah Arendt.

Otro tuit postelectoral: «Adiós Maroto, adiós Pablito Casado, adiós trifachito». Por fin solo quedamos nosotros, parece decir. ¿Solo «nosotros»? No, no son ciegos, no es momento de cantar victoria aún, saben que la conversión total les llevará su tiempo.

Pero los planes de Otegi van más allá: «Estamos combatiendo el régimen del 78», dijo al día siguiente de las elecciones. Y tienen buenos y viejos compañeros para ello.

Recordemos a Rovira (ERC) cuando acordó con ETA que se abstuviera de atentar en Cataluña a cambio de que su partido practicara una determinada cobertura a las actividades de la izquierda radical abertzale en su tierra.

Los expertos de la Red de Concienciación de la Radicalización (RAN) del Departamento de Interior de la Comunidad Europea celebrará en Bilbao dentro de unas semanas unas jornadas bajo el título «Cómo las víctimas pueden contribuir a la cohesión social después de un período de violencia». Lean de nuevo este título y lo entenderán todo. Me parece maravilloso encontrar en tan breve enunciado la gran realidad que inspira todo lo que tiene que ver con el final de la época terrorista. No son los terroristas sino las víctimas las que tienen que contribuir a la cohesión social. Es el perdón de las víctimas no el arrepentimiento de los terroristas lo que las instituciones fomentan.

Otegi asegura que de la actual «crisis» que padecen «Europa y el mundo» va a salir una oportunidad que permita que «pueblos como el vasco, el catalán o el escocés alcanzar el estatus de estados independientes». ¿Otegi lendakari? Al tiempo.

Es una suerte tener un clima templado, el mar y las montañas a un paso, infraestructuras modernas y eficaces. Yo recomendaría a quien me pidiera opinión, que viviera en Euskadi. También le recomendaría que antes fuera ablandando su identidad de procedencia para adquirir la adecuada identidad vasca. Y que se acostumbre a respirar por estas calles el insoportable y horrible olor a silencio.