El baile electoral de Madrid se deja ver en los pasillos de la Convención

VALLADOLID- La presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, se dejó ayer querer por las bases del partido. Por los cargos públicos y por los compromisarios. La ex presidenta madrileña se mueve muy bien en este tipo de ambientes, es buena en las relaciones públicas y cálida en el trato cercano. Aunque dijo que se iba de la política, cada vez son más los que dicen que hizo ver que se iba para quitarse de en medio algunos problemas de su herencia, pero que si puede, vuelve. Esto depende de la dirección de su partido, y, sobre todo, del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Desde su entorno animan la especie de que ella sí que podría mantener la alcaldía de Madrid frente a su actual titular, Ana Botella. Hasta incluso la promueven como cabeza de lista a las europeas: todo al servicio de «venderla» como un valor del partido que sigue teniendo tirón en las urnas.

Quienes la conocen bien, porque han estado muchos años trabajando con ella, no desmienten ni que ésta sea su estrategia ni que éstos sean sus deseos. Ahora bien, que esta estrategia convenza o no convenza a Génova depende de las encuestas, y no sólo. En el baile madrileño hay otras cartas en juego, como la de la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, que también se están dejando ver. De hecho, en esta Convención todas las piezas del tablero de Madrid se han movido con soltura y con generosidad. Las encuestas no son optimistas en una «pieza» clave para el poder territorial del PP y el banquillo electoral es bastante justo. Aguirre no ha dejado de ir por libre, pero los suyos proclaman que eso no es obstáculo para que Rajoy confíe de nuevo en ella si los sondeos le dicen que con su «marca» sí puede ganar. El presidente, como es habitual en él, calla y observa los movimientos.

Ayer la dirigente madrileña se salió en cierta medida del guión para proclamar que ETA no está derrotada. En declaraciones a la Cadena Cope, afirmó que «ETA no ha sido derrotada, por mucho que haya gente que cree que sí».