Perfil

Emiliano García-Page: la consolidación de la hegemonía socialista en Castilla-La Mancha

El presidente de la Junta afronta sus elecciones más difíciles fiel a su estilo cercano y próximo, casi fundido con el paisaje

Emiliano García-Page, durante un acto electoral
Por el camino de PageCLM

Marcel Proust se encerró a escribir En busca del tiempo perdido, una de las grandes obras universales de la historia de la literatura. Por el camino de Swan es la primera de las novelas que abre la serie. Narra los amores de un joven Swan con Odette de Crazy y lo hace de una manera especial, diferente, distinta a como hasta entonces se había escrito, con un estilo personal, único, donde mezcla el mundo de su entorno con la propia subjetividad y concepción del tiempo del protagonista. Al final, se funden todos los elementos en el personaje hasta parecer lo mismo. Algo así le sucede a Page con Castilla-La Mancha, a la que vio nacer casi de crío y después crecer en su juventud. El mundo de Guermantes de Swan es el de Castilla-La Mancha para Emiliano García-Page.

Nació a la política muy joven, con apenas diecinueve años en una corporación municipal de Toledo cuyo alcalde fue el popular José Manuel Molina y la cabeza del Partido Socialista en la oposición, Ricardo Sánchez Candelas. Con él veló las primeras armas hasta que el primer edil socialista Joaquín Sánchez Garrido lo llamó para ocupar la concejalía de festejos en la legislatura siguiente. Fue ahí cuando otro joven entonces José Bono se fijó en las habilidades del principiante con cara de niño. Lo ficha como consejero de su gobierno y lo convierte en portavoz de la Junta. El Rey Juan Carlos preguntó por él el día que Bono presentó a su gabinete, queriendo conocer “al consejero más joven de España junto al rey más joven de España”.

De entonces hasta acá, podría decirse que su biografía ha estado jalonada de éxitos políticos, no dejando nunca la primera línea política de la región. Y si la dejó alguna vez, pronto sería llamado de nuevo, como cuando Barreda se quedó de sucesor de Bono y prescindió de él al principio dejándolo únicamente como consejero de relaciones institucionales, sin apenas funciones ejecutivas. Page se dedicó entonces a dar vueltas por la región afianzando algo que siempre cuidó con el máximo sigilo y respeto, sus relaciones con la prensa.

Sin embargo, el incendio de Guadalajara en el que fallecieron once personas lo devolvió a la primera línea, ocupando nuevamente la portavocía por encargo del propio Barreda. Salvada aquella legislatura, lo vuelven a poner a prueba encabezando las listas del Partido Socialista al ayuntamiento de su ciudad, Toledo. Y fue cuando Page, ya en solitario, comienza a caminar solo y ejercer su autoridad.

Ganó al PP con el apoyo de Izquierda Unida y desfiló en Corpus con el bastón de mando y el collar mozárabe, atributos propios del alcalde de Toledo. Su madre, Gregoria, lo vio desde la puerta de la casa familiar en la calle de Alfileritos, una de las de más sabor y esencia juntos en el Casco Histórico. Las emociones estaban a flor de piel y Emiliano, el gemelo de Javier y miembro de una familia humilde de cinco hermanos – con Doroteo, su padre, ejerciendo de encuadernador toda la vida-, había llegado a alcalde de la ciudad que lo vio nacer.

Como la vida siempre exige un escalón más, un peldaño superior, le volvió a poner a prueba de nuevo en 2015, cuando encabezó la lista del Psoe frente a María Dolores de Cospedal. Estos días lo recuerda y asegura que fueron probablemente los más difíciles y complicados de su carrera política, “donde hasta mi familia y yo me sentí espiado”. Pese a todo, lo volvió a hacer y ganó a Cospedal con el apoyo de Podemos en su primera legislatura. En esta segunda, la mayoría absoluta fue tan colosal, que ya no necesitó más socios.

Ahora encara el más difícil todavía después de un tiempo marcado por la pandemia, Filomena y la guerra. Page lo va haciendo a su modo, a su manera, como Sinatra. Le gusta Loquillo y Bruce Springsteen, y algo de Boss ha tenido. Su seña de identidad es la proximidad y la cercanía. Míticos son sus abrazos, cachetes y tirones en los mofletes. A veces, tanta familiaridad le juega malas pasadas. Pero él prefiere seguir su camino, casi en solitario, como los viejos toreros que decían aquello de “dejadme solo”. Con la bandera de Castilla-La Mancha y España y su particular voz y sello distinto dentro del Psoe, alejado del sanchismo, Page espera conseguir una nueva victoria el próximo domingo. A su manera, por el camino de Page.