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Ferraz obligó a Iceta a rectificar: «Nos hace un roto en campaña»

Varios ministros desautorizaron en público sus «inconvenientes» palabras.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer durante una visita a la Federación de Empresarios del Metal en Murcia
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer durante una visita a la Federación de Empresarios del Metal en Murcialarazon

Varios ministros desautorizaron en público sus «inconvenientes» palabras.

La balanza se ha decantado hacia el lado que no le interesaba al PSOE ni a Moncloa. El partido del Gobierno intenta mantener un difícil equilibrio en la dinámica catalana. Se afana en no agraviar a los partidos independentistas, mientras se postula como alternativa constitucional a Ciudadanos. Así se entiende la decidida apuesta por la «operación distensión» y, a continuación, la abrupta ruptura de la interlocución de la Generalitat con el referéndum como excusa. La consigna en campaña es «no cometer errores» y que la pugna y los deslices de las derechas permitan a un PSOE de perfil bajo materializar los buenos datos que arrojan sus encuestas. Números que colocarían a los socialistas como primera fuerza en Cataluña. Sin embargo, la irrupción de Miquel Iceta ha desestabilizado la estrategia del partido. El primer secretario del PSC concedió una entrevista al diario Berria, cuyo contenido y continente –un medio nacionalista vasco– no ha gustado en el partido. Iceta apuntó que si el 65% de los catalanes estuvieran a favor de la independencia, la democracia debería buscar una solución. La bomba acababa de estallar.

Las palabras del líder socialista catalán fueron recibidas con una mezcla de sorpresa e indignación en el PSOE. «Nos hace un roto en la campaña», lamentaba un dirigente. El malestar era tan patente que se dio un toque de atención a Iceta y se le obligó a rectificar de inmediato. Horas después el propio protagonista escribía una cadena de mensajes en Twitter para puntualizar su «posición política de fondo» en siete puntos: «Defiendo el diálogo dentro de la ley. Soy federalista convencido. Creo en la España de todos. Soy contrario a la independencia. No creo que un referéndum sobre la independencia sea una solución para una sociedad dividida al 50%. Creo que la solución es un pacto sobre autogobierno y financiación que cabe en un Estado autonómico o federal. Convendría que los ciudadanos pudiesen refrendar ese pacto».

La aclaración estaba hecha, pero el daño también y el problema reside en que los deslices de Iceta en este tema no son nuevos. Dejó volar la posibilidad de un indulto a los líderes del procés, en caso de que resultaran condenados por el Tribunal Supremo, durante la campaña a las últimas elecciones catalanas. Este globo sonda que ha perseguido a Sánchez desde entonces no le generó ningún rédito electoral y el propio Consell del PSC dictaminó que este pronunciamiento así como las alianzas con los independentistas en algunos ayuntamientos les habían perjudicado en las urnas. Pero no es un caso aislado, de boca de Iceta también surgió la polémica del «relator» para Cataluña que dio al traste con el diálogo con Cataluña. El secretario del PSC desveló la figura sobre la que se estaba trabajando sin que estuviera aún definida del todo y esto precipitó los acontecimientos.

Llueve sobre mojado con el líder catalán al que se le reconoce su «valía e inteligencia» pero al que se le invita a «no reflexionar tanto en público». La rectificación forzada de Iceta fue solo el inicio de una estrategia que se apuntaló ayer con varios ministros saliendo en tromba a desautorizarle en público y en privado. La vicepresidenta Carmen Calvo aclaró que España «no tiene estructura jurídica para que nadie con ningún referéndum en su territorio rompa la unidad del Estado español». «No hay tema», zanjó. Por su parte, el secretario de Organización y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, calificó de «inapropiadas» las declaraciones de Iceta por el contexto actual de «confrontación y electoral» en el que están realizadas. Esto en público, porque en privado el tono es más elevado, calificando de «absurda» la intervención y señalando que estos «debates no conducen a ningún sitio y nos complican la campaña». También los dirigentes territoriales se desmarcaron de las palabras de Iceta, en concreto, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, le pidió «no perderse en un porcentaje», porque eso es tanto «como pedir a la gente que vote a los independentistas». «No necesitamos ocurrencias ni relatores», zanjó.

La apreciación de Iceta despierta viejos fantasmas en el PSC que hace no mucho coqueteaba abiertamente con el derecho a decidir, lo que provocó que perdiera el tradicional «cinturón rojo de Barcelona» en favor de Ciudadanos. Además, el pronunciamiento de Iceta va contra la línea marcada por el propio Pedro Sánchez que durante el último Comité Federal del partido aseguró sin dudar que «con un gobierno socialista no se va a producir la independencia de Cataluña. Convivencia siempre, independencia nunca», dijo al tiempo que puntualizó que «la única vía para resolver la crisis en Cataluña es la constitucional».