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Guillermo Fernández Vara: El fin de una tesis doctoral

Asume los datos de las elecciones y se marcha para recuperar su plaza como médico forense

El presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara
El presidente extremeño, Guillermo Fernández VaraMarta Fernández JaraEuropa Press

Hace unos meses, en un conocido restaurante madrileño, Guillermo Fernández Vara almorzaba con uno de sus hijos que estudia y trabaja en Madrid. Poco antes de la campaña del 28-M, y tal vez porque no veía muy claro el futuro, les confesó en ese ambiente privado y familiar: «Esto es como una tesis doctoral, si no consigo sacarla me vuelvo al principio de mi vida». Palabras proféticas que se cumplen ahora cuando el líder extremeño, presidente de la Comunidad Autónoma y uno de los «barones» regionales más destacados del PSOE anuncia que deja la política y vuelve a su puesto de médico forense en el Instituto de Medicina Legal de Badajoz.

El resultado de tan solo 28 escaños, frente a los 33 que garantizan la mayoría absoluta, le han hecho adoptar esta decisión. Lejos de escudarse en la marca del «sanchismo», el hasta ahora máximo dirigente de los socialistas extremeños asume en primera persona los malos datos de su campaña electoral y se marcha. Dice hacerlo con la cabeza alta, el bolsillo limpio y la conciencia tranquila. Pero cree que este resultado es culpa suya y opina, no sin un cierto dolor interno, que se inicia un nuevo tiempo político en Extremadura.

Nacido en Olivenza en familia de juristas, nieto de un fiscal e hijo de un magistrado del Tribunal Supremo, Guillermo se educó en el colegio de los Jesuitas de Villafranca de los Barros. En este centro religioso estudió el Bachillerato y el COU hasta cursar la carrera de Medicina en la Universidad de Córdoba. Tras licenciarse ingresó por oposición en el Cuerpo Nacional de Médicos Forenses y fue el número uno de su promoción en el Centro de Estudios Judiciales. Con un palmarés brillante fue profesor de Medicina Legal en la Universidad de Valencia, obtuvo la plaza de médico forense con destino en Extremadura y fue director del Centro Médico-Forense de Badajoz. Presidente de la Sociedad Estatal de Médicos Forenses de España su entrada en política se produce de la mano de su buen amigo Antonio Hernández-Mancha, a la sazón líder de Alianza Popular, partido en el que militó durante un año. «Eres un nieto de Manuel Fraga», le bromeaba entonces Hernández-Mancha. Pero después, bajo lo que él llama su «conversión» política, ingresa en el PSOE por otro buen amigo, el histórico líder extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra, con quien compartía muchas horas de senderismo y naturaleza en el hermoso Parque Nacional de Monfragüe.

Ambos compartían casa y vecindad en la pedanía de Santo Domingo de Guzmán, dependiente de la localidad natal de Vara, Olivenza. De la mano de Rodríguez Ibarra ocupó numerosos cargos en el gobierno autonómico, autonómico, entre ellos el de Consejero de Sanidad y Consumo, hasta ser el candidato a Presidente de la Junta de Extremadura tras la salida de Ibarra. Su primer mandato se produce con mayoría absoluta en el año 2007 hasta que en las elecciones de 2011 fue desbancado por el candidato del PP, José Antonio Monago.

Tras una etapa en la oposición logró de nuevo, a través de una moción de censura, la presidencia de la Junta extremeña, que revalidó por tercera vez en las elecciones de 2019. Ahora aspiraba a su cuarto mandato pero la candidata del PP, Maite Guardiola, le ha cerrado el paso. Cansado de una larga etapa política y reacio a intentar todo tipo de pactos posibles, Fernández-Vara prefiere dar un paso atrás y volver a su puesto como médico forense. Una plaza en la que comenzó una tesina brillante que ahora desea culminar.

Considerado uno de los «barones» regionales más emblemáticos del PSOE, heredero del llamado grupo de «Los tres tenores», integrado en su día por Manuel Chaves, José Bono y Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ha sido un dirigente a medias entre las críticas al «sanchismo» y su buena sintonía personal con Pedro Sánchez, lo que le ha valido fuertes críticas del socialismo extremeño. Frente a la oposición a veces frontal del castellano-manchego Emiliano García-Page, él siempre se ha movido en la ambigüedad y daba finalmente un paso atrás en su rechazo a las políticas y alianzas del presidente del Gobierno. Ello le ha pasado factura y por tanto renuncia a seguir en política. Es la suya la historia de un líder incuestionable que todo tuvo y ahora lo deja sin dudar. «Tengo profesión, familia y casa dónde volver», confiesa Guillermo Fernández-Vara en la hora del adiós.

Casado con María Luisa Martínez y padre de dos hijos, una de sus mayores alegrías es haber casado a su hija en la catedral de Cáceres y ser abuelo hace unos meses. «Mi familia es mi tesoro», asegura el todavía presidente de Extremadura en su pista de salida. Hombre culto, conversador y cercano, fue amigo personal de José Luis Rodríguez Zapatero y, pese a algunas críticas por sus alianzas con separatistas y bilduetarras, ha mantenido una relación muy cordial con Pedro Sánchez. Durante sus tres mandatos tuvo una gran vocación internacional y albergó en la capital de la Junta, Mérida, numerosas cumbres europeas y americanas. Creyente y practicante, es asiduo del Monasterio de Guadalupe y se ha sentido representante de ese socialismo con rostro amable, que hoy también ha fracasado. Con una dilatada experiencia y líder del PSOE extremeño, Guillermo Fernández-Vara vuelve a su plaza de médico forense con un lema: hay vida después de la política. Y asegura hacerlo sin cambiar de casa, costumbres y compañera.